SERVIDORES DEL VIENTO. Con Flechas, animales o formas antropomórficas, las veletas
de León son el Testigo de una parte de la historia de la ciudad y coronan
algunos de sus edificios más emblemáticos.
Gallo veleta de la Colegiata de San Isidoro |
ANA GIL
Fueron concebidas para señalar la dirección del viento, como
un método antaño eficaz para saber qué dirección tomaban los deseos el dios
Eolo. Sin embargo, su significado y su historia cuentan mucho más.
Vigilantes prodigiosas, estas piezas giratorias se colocaban
en lo alto de los edificios, donde siguen a día de hoy, para evitar cualquier
obstáculo que dificultase la medida del viento y es habitual que tengan forma
de animales como gallos o caballos o bien flechas, así como siluetas
antropomórficas. Suele estar unida a una cruz que señala los puntos cardinales,
con el objetivo de hacer más fácil la identificación.
Flecha en el interior de la Catedral. JESÚS F. SALVADORES.
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Para algunos son figuras caprichosas que no siempre muestran
la dirección del viento y para otros un simple objeto decorativo. Lo cierto es
que antiguamente su trabajo era necesario, pues no existía ningún elemento de
medición similar.
En León son varias las que se pueden ver en distintos puntos
de la ciudad y entre ellas la más célebre es el gallo veleta de la colegiata de
San Isidoro, muy conocido también fuera de la provincia al considerarse la más
antigua de todas las que existen.
El gallo isidoriano ha dado mucho que hablar en los últimos
años, pues lo que comenzó como una restauración rutinaria en el año 2000 se
convirtió en una de las investigaciones más apasionantes de la historia de las
piezas heredadas del pasado. Y es que el vigía de San Isidoro ha dado lugar a
muchas leyendas, entre ellas, que alertaba con sus cánticos cuando las tropas
moras de Almanzor se acercaban para atacar la ciudad. Tras su limpieza y
restauración, el gallo fue encerrado en una vitrina en el claustro de la
colegiata, mientras que en la torre colocaron una réplica prácticamente exacta,
fundida en bronce y con una capa de oro.
Antes, los banderines
Antiguamente, las veletas reemplazaron a los banderines de
tela que mostraban la dirección del viento a los arqueros. Con su llegada, se
fue generalizando su uso y variando sus formas. Hoy son escasas las que se
encuentran y en su mayor parte quedan como simples testigos del paso del tiempo
sin otra función más importante que la meramente decorativa.
En la actualidad se siguen fabricando, como un elemento
completamente artesanal y con el espíritu de la vieja herrería, donde antaño se
realizaban con buenos materiales que resistiesen las inclemencias del clima y
el paso del tiempo para que no fuese necesario su mantenimiento.
Otra de las veletas más representativas de León es la que
corona la Torre del Reloj de la Catedral de León. Encaramada a los 80 metros de
altura que mide el edificio, fue supervisada el año pasado gracias a unas obras
de emergencia con las que se sellaron con mortero unas grietas encontradas y
que se realizaron gracias a una enorme grúa que permitió acceder a esta zona
tan complicada.
La veleta de la Torre Sur de la Catedral
de León, una de las más representativas.
JESÚS F. SALVADORES
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Botines, el famoso edificio diseñado y construido por
Antonio Gaudí también alberga una veleta. En esta ocasión se trata de una
pequeña cruz que remata una de sus torres angulares y que en muchas ocasiones
pasa desapercibida al ojo del visitante.
El edificio Botines de Gaudí también tiene
su veleta. JESÚS F. SALVADORES
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En la plaza de las palomas, concretamente la iglesia de San
Marcelo, aguarda otra de las veletas. Ésta, en forma de flecha y con la figura
de un león que representa a la ciudad, es quizás una de las más elaboradas. Su
parte superior aparece rematada con una gran cruz.
Veleta en la torre de San Marcelo. - Jesús F. Salvadores
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El vigía de San Marcelo, en forma de flecha.
JESÚS F.
SALVADORES
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También en forma de flecha son las que rematan el edificio
situado en el edificio Miranda de la plaza de Guzmán. —conocido popularmente
como ‘la casa del coño’—, la que acoge el interior de la Catedral, así como las
dos que coronan las torres de la Iglesia de Renueva.
Las torres de la iglesia de Renueva. JESÚS F. SALVADORES
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Una cruz, también uno de los recursos más empleados, fue la
elegida en su día para dar forma a la veleta del seminario, bajo la cual se
esconde otra flecha.
El seminario de León. JESÚS
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