Compludo recupera el pulso gracias a la "cirugía"
del herrero para "sanar" su mazo y su rodezno y da nuevo aliento a su
fragua.
El
herrero de la herrería de Compludo, Manuel Sánchez, comprobando
el
funcionamiento del nuevo mazo instalado en la herrería. | CÉSAR SÁNCHEZ (ICAL)
|
V. Silván (ICAL) | 28/02/2016
El corazón de la herrería de Compludo vuelve a
latir, más fuerte y con más ritmo, gracias a la “cirugía” a la que han sido
sometidos su mazo y su rodezno, mientras los “pulmones” de su milenaria fragua
también cogen nuevo aliento. Las manos de Manuel Sánchez, perteneciente a la
cuarta generación de herreros en este recóndito lugar del Bierzo y a orillas
del río Meruelo, han sido las encargadas de tallar las nuevas piezas, como
décadas atrás ya lo hicieran su abuelo y su padre.
“Como la herrería estuvo tanto tiempo cerrada y su mecanismo parado, era
necesario hacer unos cambios en algunas piezas que estaban deteriorándose”,
explica uno de sus propietarios, Juan Carlos Flórez, que además es uno de
los impulsores del proyecto 'Vita, natura et legenda', una iniciativa natural,
histórica y cultural para la puesta en valor de todo el entorno de lo que fue
la merindad y la abadía de Compludo y que incluye la gestión turística de este
lugar, como una de sus principales “joyas”.
Con la luna menguante de enero cortaron en el bosque del pueblo de Compludo el
roble para construir el nuevo martillo pilón. “La tradición dice que tiene que
ser en menguante, como se cortaba antes, porque dicen que así la madera ni se
agrieta ni se dobla”, explica Manuel Sánchez, que destaca que en todo
momento ha seguido las indicaciones de su padre que, también como herrero y
guarda, estuvo al frente de la herrería durante casi 50 años. Precisamente,
este mazo de roble, de más de 700 kilos, viene a sustituir al que su padre
-llamado Manuel como él- colocó de madera de fresno en 1988.
“Ese tronco se sacó de la zona de Compludo, con la colaboración de la gente del
pueblo, lo limpiamos allí y lo bajamos a base de cuerdas hasta el tractor, fue
un trabajo muy laborioso”, cuenta Juan Carlos Flórez, mientras su socia en el
proyecto 'Vita, natura et legenda', Marta Fernández, agradece
especialmente el respaldo y la ayuda que han tenido en los vecinos del pueblo
para poner en valor la herrería. Así, hasta que llegó la autorización de
Patrimonio, Manuel fue sacando las medidas y tallando las nuevas piezas para
iniciar esta semana su montaje y ajuste, que espera esté listo para volver a
abrir sus puertas al público el próximo sábado.
“Conservar lo más antiguo posible”
Y es que además del mazo, también se ha sustituido uno de los viejos 'corbatones'
del rodezno, montados en roble por su abuelo en 1968, por uno nuevo de aliso. “La
idea era sustituir dos 'corbatones' pero al final sólo hemos sustituido uno,
vimos que el segundo podía aguantar un poco más, se ajustó y se dejó”, cuenta
el herrero, que puntualiza que el objetivo es “conservar siempre lo más antiguo
posible”. Una premisa que también han utilizado para la puesta a punto de la
fragua, cuya tobera estaba rota y podrida por el paso del tiempo.
“Esa tobera la montó mi padre y el inyector de aire, mi abuelo, creo que por el
año 1959, la caja del aire se ha mantenido porque se ha conservado bien”,
puntualiza Manuel, que explica que esta intervención permite que la fragua
funcione mejor y que circule mejor el aire para avivar el fuego donde se calienta
el hierro. Precisamente, el funcionamiento de la fragua, utilizando de una
forma muy particular el 'efecto Venturi' y no el más habitual sistema
de fuellas, hace que la herrería de Compludo pueda ser considerada única en
España.
Con estas mejoras, la herrería de Compludo recupera su “salud” para
poder trabajar a “pleno rendimiento” y con más intensidad, lo que enriquecerá
las visitas guiadas, ya que incluso se podrán hacer algunas demostraciones con
forja. “Hasta ahora se movía en vacío, despacito, no se le podía dar velocidad
al martillo porque había el riesgo de que rompiera”, puntualiza Manuel,
mientras mira de reojo y señala al madero de nogal del rodezno. “Ese tiene que
durar muchos años, mi bisabuelo llegó aquí en 1913 y ese rodezno de nogal ya
estaba ahí, no sabemos la antigüedad que puede tener”, añade el herrero y guía.
Más de 6.000 visitas
El proyecto 'Vita, natura et legenda' nació hace dos años en Espinoso de
Compludo por la inquietud de Juan Carlos Flórez, Marta Fernández, Pedro
López y Carmen Alonso para poner en valor esta zona “con mucho esfuerzo y
los pocos medios” que tenían a su alcance, con la creación de una serie de
itinerarios que explotan la riqueza natural, histórica y cultural. “Es
increíble, pero creo que lo estamos consiguiendo”, apostilla Marta, que cuenta
que un año después surgió la oportunidad de afrontar la gestión de la herrería,
que llevaba varios años cerrada, tras llegar a un acuerdo sus propietarios,
entre los que se encuentra uno de los socios.
“Es difícil poner de acuerdo a 14 propietarios, hablé con ellos y la mayoría me
ha apoyado, con la inquietud de que este monumento no se pierda, siempre que no
suponga un lastre para ellos y con el tutelaje de la Junta”, indica Flórez.
Así, en marzo del año pasado, Compludo volvió a abrir sus puertas al
público y, desde entonces, calculan que más de 6.000 personas han participado
en sus visitas guiadas, de las que han disfrutado especialmente los escolares
de colegios bercianos.
Tras arreglar la empalizada del sendero que lleva hasta la herrería, declarada
monumento nacional en 1968, y la sustitución ahora de las piezas más
deterioradas de su viejo mecanismo por el paso del tiempo, Flórez señala que el
siguiente paso será el acondicionamiento de un aparcamiento y su acceso en la
finca aledaña a la carretera. “Es algo que ya está comprometido por el Ayuntamiento
de Ponferrada”, apostilla.
Esta fragua volverá a abrir sus puertas el próximo sábado con el horario de
invierno, de miércoles a domingo de 11.00 a 13.30 horas y de 15.30 horas a
18:00 horas, y a partir del 1 de abril se ampliará con un nuevo horario de
verano, 11.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 20:00 horas. Así, se mantendrán los
mismo precios que el año pasado de tres euros para adultos, un euro para niños
y dos euros para grupos de más de 20 personas.
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