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miércoles, 17 de abril de 2019

NOTICIA: De artesanos y romanos, en la Semana Santa de Ponferrada

SEMANA SANTA. Dos mercados temáticos se dan cita estos días en la ciudad, además de la feria del marisco.

Imagen del anterior mercado de artesanos en Semana Santa. | BIART
lanuevacronica.com/
M.I. | 17/04/2019

Al calor de la Semana Santa, los artesanos del Bierzo agrupados en la asociación la Asociación Bierzo Artesan@s, Biart, sacan a la calle el VI Mercado de Artesanos de Semana Santa del 18 al 21 de abril. Por sexto año consecutivo y en colaboración con el Ayuntamiento de Ponferrada, la agrupación organiza el “Mercado de Artesanos” situado en la plaza del Ayuntamiento, bajo los soportales del I.E.S. Gil y Carrasco.

Artesanos tanto del Bierzo como del resto de la provincia mostrarán y venderán productos artesanales de calidad realizados por ellos mismos. El mercado dará comienzo el jueves 18 de abril a las 11:00 de la mañana y finalizará el domingo 21 de abril a las 21:00, con horarios diarios de 11:00 a 14:30 horas y de 17:00 a 21:00 horas. 

Con esta iniciativa se busca ampliar la oferta cultural que la ciudad de Ponferrada ofrecerá en estas fechas, tanto a turistas como a locales, además de poner en valor la creatividad y el trabajo artesanal de nuestra tierra, apuntan desde la agrupación.

Pero además estos días se abrirá también un Mercado Romano en los mismos días ubicado en la avenida de España.

El montaje será el mismo día 18 de abril a partir de las 8:30 horas y comenzará a las 17 horas para terminar el domingo 21, a las 22 horas. Los horarios son de mañana, de 10 a 14:30 horas, y tarde, de 17 a 22 horas. Contará además con un rincón de juegos para niños, un taller de escribanía y unos 70 puestos artesanales también decorados apropiadamente para la ocasión. Los espectáculos estarán a cargo del grupo de recreación "La Nariz Roja".

Además, en la explanada detrás del Museo del Ferrocarril se dará cita la feria del marisco desde el 18 al 21 de abril.

miércoles, 4 de enero de 2017

NOTICIA: Nostalgia para reyes

Artesanos del juguete todavía perviven en Castilla y León con un producto único, cuidado y que reúne melancolía para muchos padres que un día fueron niños.

El artesano juguetero Antonio Barrios, con una de sus
 piezas en su taller de Villar de los Barrios. | ICAL

Ical | 04/01/2017

A las 11 suenan de fondo las señales horarias en Radio 3. De repente, con suavidad, llega a los oídos ‘Tears in heaven’, la canción que Eric Clapton escribió a su hijo de 4 años para intentar sobrellevar su muerte. Parece como si el guitarrista inglés pretendiera recordarnos que le hubiera gustado regalarle al pequeño algunos de los coquetos y cuidados juguetes que presiden el taller artesano de Ángel Barroso, un madrileño que hace más de 17 años se instaló junto a su mujer, Concha Ventura, en el pequeño pueblo abulense de Villarejo del Valle para hacer realidad un sueño que empezó como una casualidad: elaborar a mano juguetes con nostalgia para dos públicos, niños y adultos coleccionistas, aquellos que hoy son padres pero que un día tuvieron otro tipo de ilusión.

“Hacer juguetes es algo agradable. ¿Qué vas a pensar de un objeto que, para mí, coge vida y hará feliz a alguien. Es un trabajo muy apreciado”, insiste.
Junto a un ventanal que da a un paraje de fantasía en el Bajo Tiétar, Barroso, sentado sobre una vasta butaca, sierra con hilo una pieza de madera. Toma curvas y jalona cada centímetro de este trozo de madera que tendrá forma de camello, un producto de artesanía único que acabará en las manos de un sonriente niño o en la estantería de un adulto que lo mimará casi a diario. Son los productos paridos por Juguetes La Estrella. “Pusimos este nombre porque nos lo pidieron para participar en una feria y nos pareció original. Luego nos dimos cuenta de que ya había otros similares”, se ríe.

“¿Estoy serio? Es que cuando trabajo me centro tanto...”, ironiza justo antes de soltar una carcajada que se escucha con eco entre el nostálgico aroma a madera y belleza interior de unos juguetes que recuerdan a otra época, en una comarca que rezumaba artesanía en otros tiempos, hoy ya menos. Pero estamos en el siglo XXI...
Un caballete, una lijadora, una sierra y el zumbido del traqueteo de una máquina combinada, que para un carpintero es lo que un horno para el panadero, dominan el espacio físico y sonoro. Ha residido en la capital y en Sierra Morena, lugares de donde ha tomado algunas de sus ideas, no todas: coches, aviones, camiones, ballenas, veleros…

Aunque también elabora piezas para exposición y venta aparte, muchos de sus trabajos son por encargo, para los que se ha encontrado multitud de anécdotas: “Mucha gente ha venido con un coche clásico y nos ha pedido que lo reproduzcamos. Otros vienen con fotos y se lo hacemos hasta con la matrícula real. Luego seguro que lo ponen encima de la televisión”, sonríe bajo su excelsa barba.

Tableros de alisos, abedules, pinos, robles, castaños, nogales, hayas e incluso secuoyas se esconden tras la anárquica colocación que estos días presenta el taller y que en su momento serán juguetes que tendrán un precio a partir de 30 euros, con el norte como principal destino, “porque hay más dinero y tradición”, admite. 

“Muchos piensan que son caros, pero cuando nos ven trabajar en ferias cambian de opinión, creen que es incluso barato”, sostiene, justificando una aclaración que una gran parte de la sociedad respalda: lo artesano no es caro si se conoce su trabajo. De hecho, “muchos han vuelto tras probar durante la crisis los juguetes chinos”. “No es lo mismo, lo siento pero no. Por suerte también tenemos clientes fieles”, valora.

Primero se hacen los bocetos, se dibuja a escala y se eligen las piezas, que pasarán por la combinada y que después serán encoladas entre sí. Por último, se trasladan al pequeño taller de pintura no tóxica que la pareja posee en el último piso de su vivienda. Parece fácil… Seguramente igual de sencillo que las primeras líneas del tema de Eric Clapton.



Desde lo medieval
El de Ángel y Concha no es el único taller de juguetes en la Comunidad. En la localidadponferradina de Villar de los Barrios, el artesano Antonio Barrios los elabora a base de madera y tela. Licenciado en informática y con experiencia en la hostelería, el maestro juguetero decidió hace trece años cambiar su oficio, realizar un curso de carpintería y dedicarse a la fabricación artesanal de pequeñas piezas medievales. “El trabajo manual siempre me ha gustado”, reconoce Barrios.


Caballitos, bicicletas y patinetes forman parte del catálogo de productos nacidos en un taller en el que cuatro máquinas -lijadora, ingletadora, fresadora y guillotina- son los únicos elementos mecánicos que ayudan a este hombre de 52 años, nacido en Ponferrada, a dar forma a sus creaciones. “Empecé haciendo juguetes medievales, como espadas, escudos, hachas o arrastres. Con el tiempo, he evolucionado hacia cosas más grandes”, explica Barrios.

Sus últimas creaciones son tiovivos para los que fabrica las diversas figuras que giran alrededor del eje, en forma de dragones y monturas de diversos tipos. Un gran barco vikingo que sirve de balancín o un carrusel basado en la obra de Leonardo da Vinci son otras de sus grandes obras efímeras, ya que se montan y se desmontan para las diversas ferias y eventos medievales en los que participa en ciudades de toda España como Elche, Alicante o Madrid, además de su presencia en los eventos que tienen lugar en Galicia, Asturias y Castilla y León.

El cambio en el modelo de negocio impulsado en los últimos años tiene que ver con el descenso en la facturación que ha sufrido en su tienda de Ponferrada, donde distribuye el material que él mismo elabora junto a otros juguetes artesanos y en la que los ingresos se han reducido hasta un 80 por ciento, según reconoce. “Hay que reinventarse continuamente”, explica Barrios, que de cara al futuro apuesta por “olvidar el tema medieval para centrar la estética de la Revolución Industrial”. En esa línea, su último montaje lleva por nombre ‘Mecanica SteamPunk’ (MSP), en un velado homenaje a la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada, y se compone de un tiovivo a medio camino entre lo retro y lo futurista, donde los coches de levitación magnética conviven con los zepelines y las naves espaciales.

Además, el carromato en el que se transporta el material, también de fabricación casera, tiene su interior decorado al estilo victoriano para que los asistentes a las ferias puedan tener sus fotos de época. La última gran apuesta de Barrios está relacionada con el mundo de los muñecos y entronca con una tradición puramente leonesa como ‘la vieja del monte’, una bruja buena que abastecía de golosinas a los pastores de la montaña para que éstos las repartieran entre los niños. “Mi mujer está haciendo esa muñeca que está funcionando como una competencia a Papá Noel en la navidad leonesa”, presume el artesano.




“Que ocurra algo”
El matrimonio segoviano compuesto por Pablo Saracho y Mayte Ruiz de Velasco abandonó el mundo de la publicidad en 2014 para dedicarse al diseño y construcción de juguetes. Con una conciencia social, sostenible y didáctica crearon la marca Wodibow, en el que se marcaron como premisas irrenunciables productos de madera, al menos en parte, que no tuvieran nada de plástico y que tuvieran un propósito, que ocurriera “algo” al utilizarlos.


Desde entonces y hasta ahora, la juguetera segoviana ha sacado al mercado 20 productos distintos de ocho familias diferentes elaborados con madera de haya centroeuropea, teniendo en el mercado francés, holandés y español sus máximos puntos de apoyo. Además, y como respaldo a su creatividad, han recibido hasta tres premios internacionales de diseño industrial. “Nos decantamos por la madera porque el mundo digital nos exigía volver a tocar cosas que tuvieran un poco de espíritu y de fundamento y el plástico no lo tiene”, defiende. Saracho y su mujer dieron una vuelta a la percepción que tiene el consumidor de los juguetes de madera, “en el que parece que sólo se podían hacer peonzas y pensamos que había una oportunidad”.

Pese a que los juguetes puedan estar asociados solo a la infancia, Saracho huye de tópicos y sostiene que sus productos “no son necesariamente infantiles, están formados por piezas chulas y lo importante es que al jugar pasen cosas, que haya algo que descubrir, una aventura por vivir”.

En la actualidad, Wodibow cuenta con cuatro empleados en su sede del Polígono de Hontoria en Segovia, donde se manufacturan los juguetes, una persona más en Madrid, más los dos creadores de la marca. Además, y gracias a un convenio con la Fundación Personas, un total de 40 personas más realiza tareas de acabado de los juguetes para su puesta a la venta.

domingo, 16 de octubre de 2016

NOTICIA: "Tiempo de sonajeros"

José Mari ‘El cestero’ de Corniero, es uno de los clásicos de esta artesanía, a la que se dedica en cuerpo y alma en la soledad de su pueblo de montaña. Tampoco son buenos tiempos para este oficio y él lo resume con humor: "Vendemos sonajeros".

José Mari, ‘el cestero’ de Corniero, rodeado de algunas de las piezas que crea:
papeleras, cestas de todos los tamaños, sonajeros. | MAURICIO PEÑA

Fulgencio Fernández | 16/10/2016
lanuevacronica.com
Dedicaba Toño Morala el último de sus preciosos reportajes semanales a los artesanos cesteros, en general, y los derivados a los que se vienen dedicando estas buenas gentes.

Leyendo a Toño, recorriendo las vidas de estas gentes, recordamos que en el almacén de las gentes que te vas encontrando por el camino dormía un ejemplo que ni pintado para el reportaje, José Mari, ‘El cestero de Corniero’, un artesano a tiempo completo y más desde que un grave accidente trabajando en la presa del pantano de Riaño le impida otros trabajos de más exigencia física. «En realidad lo mío siempre había sido la cestería, la artesanía, pero no siempre estás cosas te dan para vivir y había que andar a otras cosas, pero yo donde realmente estoy a gusto es en mi taller, con mis cosas».

- No siempre fueron buenos tiempos para la artesanía, ¿lo son ahora?

 - No, ni mucho menos. Ahora es muy complicado darle salida a estos cestos grandes que ves por ahí, o a estas papeleras grandes. Igual vendes una al año, vamos tirando con estas cosas pequeñas para recuerdos o cestos para los huevos y, sobre todo, para ir a setas, que hay mucha afición a cogerlas. Lo que mejor salida tiene son los sonajeros, parece una broma pero es la realidad. No son caros y ya se sabe que para los niños se escatima mucho menos y lo lleva mucha gente para regalos, para detalles...

- La vida es como los tiempos, de sonajeros.

Sonríe y otro artesano con un puesto cercano en una feria abunda en darle la razón y remata con un refrán: «Ya se sabe, gente de Oviedo, gaita y tambor». 

- No son de Oviedo los malos.

- De los chinos ni hablamos.

Y ahí coinciden en su sonrisa cómplice. No son tiempos de buscar el trabajo bien hecho y bien rematado, cuidado, a mano, con tiempo... «Nunca falta quien te diga aquello de estos en los chinos cuesta 4 euros».

- Y en el todo a 100... pues 100 pesetas, aunque ya no las haya. 
No son los tiempos de alas gentes que entienden la vida con la tranquilidad y la paciencia que la afronta José Mari, ‘el cestero’ de Corniero, un artesano que ha convivido con el oficio desde niño, cuando iba al río o a los arbustos del pueblo a hacerse con juncos para seguir todo el proceso. «Ahora ya los compro, me sale más rentable porque el río está impracticable, no te puedes acercar porque es un bosque y, además, ahora está prohibido todo, no se puede cortar nada en la orilla». Lo dice y hace un gesto como de no entender nada. Realmente no lo entiende pero hay muy pocas cosas que parezcan sacar de quicio a este cestero de Corniero.


Cuando sí tuerce el gesto y su rostro se entristece es al preguntarle por una fecha y un lugar, el pantano de Riaño, las obras de construcción de la presa que anegó el valle. «Fui a trabajar allí, como tanta gente de esta comarca y tuve un accidente terrible, caí desde el alto y creo que paré en un andamio pero ya a muchos metros... No sé cómo no me maté».

Da apuro hacerle hablar de ellos. Las lesiones fueron muy graves, las secuelas también, estuvo sin conocimiento... 

Pero lo cuenta, regresó a su pueblo, a su gente, a sus conversaciones y paseos y allí fue recobrando las ganas de volver a trabajar, de ser nuevamente «el cestero de Corniero». Y lo es.

El verano ha sido la época de mayor actividad. Hay un buen número de ferias y mercados de todo tipo en los que José Mari es un habitual , en estas fechas ha ido participando en las últimas ferias que «el invierno ya se viene asomando por detrás de La Pintas».

- ¿Ventas?

- Vamos tirando, ya te lo dije, son tiempos de sonajeros.

Llegan los días de tranquilidad en Corniero, de paseos cuando lo permite el tiempo y, sobre todo, de horas de tranquilidad en el taller, el portalón o lo que sea. Sólo interrumpidas por las conversaciones, que José Mari siempre tiene la puerta abierta, la conversación dispuesta y las explicaciones a punto sobre los misterios de ese viejo oficio artesano de cestero.

- Pero, ¿no serían sólo lo chinos?

- Claro que no, fue la vida, la responsable fue la vida ¿Tu ves ahora a alguien recogiendo las patatas con los cestos de toda la vida? Sólo para ese trabajo hacíamos muchísimos cestos, más de los que salen ahora en años y años.

Y, mientras tanto, el que sigue ahí es el artesano, el cestero, ese hombre tranquilo al que llaman José Mari, ‘el cestero de Corniero’.Porque lo es.

martes, 11 de octubre de 2016

NOTICIA: Cesteros, canasteros y cesterías

Pocos aperos y útiles han tenido más aplicaciones en la vida diaria de nuestros pueblos durante muchas décadas que aquellos derivados del trabajo de los artesanos del junco, el mimbre, la enea, el esparto o la paja de centeno.

Desde 1920 vendiendo todo tipo de cestería… única en su género en León.
Toño Morala | 10/10/2016
Aún recuerdo los carriegos en la bodega del abuelo; a los ojos de un niño eran gigantes, y a veces, nos metíamos dentro de ellos con la consabida bronca de los mayores, pues se podían estropear. La de ellos que andaban por las tapias de las bodegas esperando a los carros que traían otros carriegos llenos de uva allá por el tiempo de vendimia. Y venga aquel ajetreo de carros y carriegos, y venga las mujeres con pañuelo y sombrero de paja, y aquellas sayas… mientras los hombres cargaban a la espalda los carriegos y los vaciaban, tan pronto por los zarceros de la bodega, tan pronto bajaban y descargaban sobre el hueco del pilón. 

¡Cuántas horas de silencio y radio del artesano llevan en sus adentros las modestas cestas.
Todo era cestería y canastas por todos los lados, pequeñas, grandes… todo útil que hiciera hueco o cuenco se usaba en aquel trajín de aquellos días de vendimia. Cansados llegaban a las casas los vendimiadores, y además tenían que dar de comer al ganado aquellos cereales que guardaban celosamente en los escriños fabricados con paja de centeno y zarza. Y luego, más tarde, se lavaban y dejaban en un gran cesto la ropa sucia para llevarla en el carro de madera al lavadero, o al arroyo o río se lo hubiera. En realidad estos envases de varias medidas, tamaños,de diferentes tipos de materiales según las zonas y las comarcas; durante siglos y siglos fueron y sirvieron de gran ayuda en las casas, y no solo del mundo rural, también en las ciudades se utilizaban para casi todas las labores que uno se pueda imaginar. El rico léxico de nuestra lengua, tiene también bonitas palabras para estos artesanos y estos útiles que sirven para casi todo. Y si escribimos algo sobre los abuelos y las madres, cuando en el invierno los trabajos eran más tranquilos, pues se enzarzaban en arreglar algunos cestos y canastas, en repasar los escriños más viejos, en fabricar otros nuevos; casi en todas las casas siempre había alguien enredado y fabricando con balsa y palera, mimbre, zarzas, escoba, y paja larga de centeno, entre otros materiales; hay que recordar que también hay buena cestería en el Bierzo, con materiales tan nobles como el castaño, cerezo y avellano.

Durante siglos y siglos fueron y sirvieron de gran ayuda en las casas, no solo del mundo rural.
Tradicionalmente, el hombre ha venido utilizando para elaborar las cestas los materiales vegetales que le ofrecía el medio geográfico en el que habitaba. Así, en el norte de España (Galicia, Asturias, Santander, País Vasco, León…) las cestas se hacen y hacían fundamentalmente de madera de roble, castaño y avellano, mimbre, balsas, palera, paja de centeno… árboles y plantas que abundan por estas tierras comentadas. En nuestro caso, los cesteros emplean y emplearon materiales; unos plantados para hacer cestos y canastos y otras referencias, y otros aprovechados de la naturaleza viva y siguiendo las estaciones naturales; dependía de las zonas, entre ellos, cabe destacar el mimbre… La mimbrera se planta en estaquilla, es decir, se clava un trozo de mimbre o raigón en la tierra, dejando una distancia de unos 45 cm. de planta a planta. El mimbral debe ser regado con frecuencia y necesita estiércol, abono orgánico. La preparación del mimbre precisa de un cuidado especial. Se corta el mimbre y se descorteza con el pelador. Luego se pone al sol durante uno o dos días. Una vez seco, se selecciona por tamaños en manojos y se conserva en una habitación donde no haya correspondencia (corrientes de aire). El mimbre francés, que es erguido, duro y no echa hijuelos, una vez cortado, es enterrado; más tarde se pela y se selecciona por tallas. El mimbre americano es cocido o escaldado y luego, pelado; a continuación se pone al sol durante dos o tres días para que adquiera color. Otros cesteros no escaldan el mimbre americano, sino que lo tienen “a remojo” durante varios días. 


Algunos artesanos para que el mimbre francés quede más claro lo tratan con azufre. El zaragatillo, saciña o sarga es un arbusto de la familia de las verbenáceas. Crece silvestre en las orillas de los ríos; su rama es más delgada y menuda que la de la mimbrera de cultivo; cuando está verde tiene un color avinagrado oscuro; debe ser podado para que vuelva a crecer, pero no conviene hacerlo en creciente, sino en menguante porque podría echar hijuelos. La sabiduría popular es la gran riqueza del ser humano, y seguimos… La zarza es un arbusto de tallos sarmentosos y con pinchos cuyo fruto es la zarzamora; sus ramas se utilizan para tejer la paja de centeno de los escriños. Algunos cesteros, que son también cañiceros, combinan en algunas piezas la caña y el mimbre y otros materiales. Para la elaboración de cestas y cañizos, se divide la caña en sentido longitudinal en tiras por medio de rajadores de mayor tamaño que los empleados para el mimbre, denominados abrecañas. Las ramas finas del chopo blanco o verguillas se utilizan como material sustitutivo del mimbre. También los gitanos, grandes artesanos cesteros o canasteros, de los mejores; que andaban ambulantes, y a las orillas de los ríos trajinaban con diversos materiales, y se servían a menudo de las ramas de este árbol que ellos denominan chopo ciencuerdas. Bonito nombre este final del chopo blanco. Y aquí viene uno de los materiales de la memoria intemporal… Los tallos del centeno son empleados, convenientemente humedecidos, para hacer escriños; la paja es tejida con tiras de mimbre o bien con láminas de zarza. No se suele emplear la paja de trigo para hacer cestas porque es menos flexible que el centeno.

Y podríamos seguir escribiendo sobre algunos materiales más que la naturaleza sabia y segura, reparte por allende las tierras del mundo sin pedir nada a cambio; algunas tribus y poblados utilizan y se van pasando el aprendizaje de la cestería desde hace milenios, de padres a hijos y de esa manera no se pierde la tradición y la cultura de la sobrevivencia pura, humilde, sencilla y acertada. Las herramientas utilizadas por los cesteros son de una pobreza tal, que apenas con una navaja y cuatro cosinas más… y además fabricadas por ellos mismos, resuelven su bonito trabajo lleno de paciencia y sapiencia. La razón o justa razón es una especie de punzón o cuña de madera resistente (boj, enebro, olivo, carrasca, etc.) que utilizan los cesteros para regularizar el tejido. Prácticamente todos ellos la consideran herramienta básica. El corquete es una cuchilla de punta curva y mango de madera que utilizan los vendimiadores para cortar los racimos y que usan también los cesteros para puntear o sacar punta a los mimbres. Parecido al corquete es el ganifete, que sólo se distingue de aquel en que se cierra como una navaja. Garrotillo es un palo o punzón puntiagudo y corvo, de material duro, que se usa para anudar el vencejo con objeto de no lastimarse los dedos cuando se atan los haces de mies. En cestería se utiliza para apretar el tejido. El pelador, consiste en un trozo de mimbre grueso doblado y usado en forma de tenaza, que se aplica a cada una de las ramas para levantar la piel; se maneja, pues, con la mano. Algunos cesteros emplean también peladores hechos por ellos mismos con un trozo de metal. 


Actualmente los cesteros que trabajan de modo más permanente van sustituyendo el pelador manual por máquinas que cumplen su misma función, pero con una gran rapidez. Pelacañas, lezna, abrecañas y moldes… entre otras, son herramientas imprescindibles para hacer un buen cesto y un buen acabado. Escriños, terreras, anganillas, cuévanos… cestas de mil maneras y formas… a recordar aquella que llevaban los diferentes trabajadores, desde los hombres y mujeres del campo, hasta los mineros; muchos la recordaran, era de mimbre, con tapa y asa, de forma rectangular y con dos cierres metálicos. Algunos las vimos amarradas en el portabultos de bicicletas y motos. Otra pieza de interés e importante eran aquellos andadores para que los bebés aprendieran a caminar sin romperse la nariz… eran de mimbre y muy bonitos. Y como no escribir sobre lo nuestro, esas comarcas tan llenas de artesanos y que también trabajaron y algunos siguen trabajando la cestería con gran sabiduría. La cestería en el mundo rural constituía rara vez un trabajo de plena dedicación; lo normal era que la persona más habilidosa de la familia hiciese sus propios cestos: de mimbre, castaño o avellano, principalmente. 

No obstante, hay pueblos que se destacaron por esta labor, como pueden ser, en el oeste de la provincia, Villar de Acero, Porquerizas y Tejeira, que a finales del siglo XVIII se dedicaban a hacer unos cestos de avellano de gran aceptación en el Bierzo, o Aira da Pedra que, a mediados del XIX, elaboraban cestos para la recolección de la uva en toda la región. Todavía hoy quedan buenos cesteros en la zona: en Burbia, San Juan de Paluezas, Santa Marina del Sil, y otros lugares bercianos. En Santa Marina del Sil viene celebrándose hace una decena de años un concurso de cestería tradicional. Los pueblos de la comarca de Valdeón también han trabajado la cestería de avellano. Y en Vegacervera se ha iniciado hace un par de años otro concurso de cestería de las riberas altas del Torio y del Bernesga, de mimbre sin pelar, tosco y verdoso. En las riberas del Órbigo (en el pueblo de Sardonedo) siguen haciéndose aquellos barriles de mimbre pelado o de palera. Y hay que escribir sobre la Cestería Velasco, la única que queda en León; cerca de un siglo vendiendo todo tipo de fabricados en múltiples materiales naturales; tienda que empezó el abuelo Jesús Velasco y su mujer Dolores Álvarez allá por 1920, luego la llevó Florentina Velasco fallecida hace un par de años, y ahora la lleva su hija que no quiere que pongamos su nombre… dice que no necesita publicidad, y que nadie se ha acordado de ellos durante todos estos años… ahí queda la cosa… y recuerden que un buen sombrero de paja de centeno nos salva del sol, a veces traicionero… y que pena que ya no haya casi caballerías para ponerles las angarillas de esparto hechas a mano por los artesanos cesteros.

viernes, 2 de septiembre de 2016

NOTICIA: El testamento de Doña Concha

ANA GAITERO. Diario de León

Doña Concha Casado delante de las reproducciones de las acuarelas de 1926
 en el Museo de la Comunal de Val de San Lorenzo.
JESÚS F. SALVADORES.
El testamento etnográfico de doña Concha es un cuaderno de deberes escrito en la memoria de las personas que más la conocieron, trabajaron a su lado y la acompañaron hasta sus últimos días en el retiro obligado de la residencia San Juan Pablo II de León.

El "ti" Patas.
MUSEO VAL DE SAN LORENZO
Son muchas las asignaturas pendientes que León tiene que aprobar tras la despedida definitiva de la etnógrafa y filóloga el pasado día 22 de agosto. Uno de sus grandes anhelos era traer a León, y más en concreto a Val de San Lorenzo, las acuarelas pintadas por estudiantes de la Escuela Madrileña de Cerámica de La Moncloa durante la excursión pedagógica que realizaron en el verano de 1926.

Ahora que se cumplen 90 años de aquel episodio singular, surge una nueva oportunidad de plantear la demanda al Gobierno municipal de la Villa y la Corte. El Ayuntamiento de Val de San Lorenzo ya lo intentó sin éxito en dos ocasiones, durante los mandatos de Ruiz Gallardón y Ana Botella, respectivamente. ¿Lo aprobaría Manuela Carmena?

Concha Casado Lobato (León. 1920-2016), la etnógrafa por antonomasia de León, quizás no lo descartaría. Nunca miró el color político cuando se trataba de pedir para conservar tradiciones o ejecutar proyectos.

Las acuarelas de Val de San Lorenzo, unas 350, están olvidadas en el Museo de la Historia de Madrid. Unas 300 se pintaron en el pueblo y el resto en la escuela durante el curso 1926-1927 a partir de las fotografías que tomó el profesor Aniceto García Villar. Pero, como afirma Miguel Ángel Cordero, director de los museos del Val y persona bien cercana a Concha Casado. «no hay nada expuesto. Está todo archivado en el Museo de la Historia de Madrid».

Fue la sabia y maestra quien alentó la búsqueda de alguna fórmula para que las pinturas, que son un testimonio único de la vida en Maragatería hace casi un siglo, se pudieran disfrutar y poner en valor en León. Una cesión sin que el Ayuntamiento de Madrid pierda su propiedad es la fórmula que se ve más factible.

Un hombre cardando la lana. MUSEO VAL DE SAN LORENZO

REENCUENTRO SENTIMENTAL

La idea de traer a León las acuarelas empezó a gestarse cuando hace 15 años la Escuela Madrileña de Cerámica de La Moncloa repitió la experiencia de sus antepasados en Val de San Lorenzo. Fue un reencuentro sentimental, todavía vivían algunos de los vecinos que fueron testigos de la estancia de 1926, y una nueva experiencia artística adaptada al siglo XXI, con medios audiovisuales..

Sobre la excursión pedagógica de 1926 escribe Alfonso García en el libro editado por el Instituto Leonés de Cultura con motivo del reencuentro: «Era un proyecto educativo de supuestos claros y a medio y largo plazo».

Maragata.
 MUSEO VAL DE SAN LORENZO
Concha Casado conoció este viaje y sus frutos en forma de acuarelas y fotografías en los años 80, cuando era directora de departamento en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El material que atesoró la escuela madrileña en la excursión a tierras maragatas y otros que realizó el centro entre 1914 y 1928, sirvió de fuente documental para el libro ‘Tipos y trajes de Zamora, Salamanca y León’ que publicó Caja Zamora en 1986 y del que son autores, además de la etnógrafa leonesa, el ilustre Julio Caro Baroja, Antonio Cea, Antonio Redoli y Francisco R. Pascual.

Concha Casado hizo un análisis pormenorizado de las fotografías que Aniceto García Villar tomó en agosto y septiembre de 1926 en el libro La Maragatería hace 75 años. Val de San Lorenzo en 1926. Le impresionaron los retratos de Francisco Cordero, el ti Patas, labrador de Val de San Lorenzo. «Aquí está representada la Maragatería pobre, la que ya hizo huir hace siglos a los hombres de esta tierra, ingrata y querida, para ganarse la vida por los caminos de España trajinando como arrieros. La tierra daba poco, aunque se cuidaba con esmero», escribió.

Fueron muchos los vecinos que posaron para los pintores por lo que las acuarelas tienen el doble valor de ser un testimonio de la vida rural maragata, la arquitectura popular, la fiesta e incluso el interior de las casas y la escuela de aquellos años y también el retrato de muchas personas que forman parte de la memoria del pueblo.

Con estos ingredientes, no es extraño que doña Concha se empeñara en rescatar semejante legado artístico para León. La vieja cocina con sus abregancias, los potes de hierro, los escriños de paja y los jamones curándose al horno reflejadas en una de las fotografías. Ya se han publicado dos tomos con ellas y queda otro pendiente. El carro chillón y algo más III está en espera. Es otro de los proyectos pendientes del testamento etnográfico de doña Concha.

LIBERAR EL REGUERO DE VILLAR

Hace 25 años, se encontraron en Astorga Pilar Ortega y Concha Casado. La pintora afincada en Truchillas con su marido y también pintor Severino Carbajo, exponía en la galería Rama. «Tú y yo tenemos mucho de que hablar», le dijo doña Concha tras fijarse en algunos de sus dibujos a plumilla con paisajes y detalles de la arquitectura tradicional de La Cabrera.

«Fue estupendo conocerla. Nuestra vida ha sido diferente y muy enriquecedora», subraya la pareja. A Pilar Ortega le animó a seguir parándose con su cuaderno de dibujo ante las «maravillas» naturales y etnográficas de los pueblos cabreireses. Hizo colecciones de corredores, chimeneas, hornos, molinos, palomares... detalles de las cerraduras, de los pajares, de las lajas de cuarcita que dibujan cruces sobre la pizarra.

«Concha ha sido fundamental en nuestra vida personal y artística», admiten. Incluso Severino Carbajo, reacio a pintar la tierra de sus antepasados, aceptó el reto años después. «Tenemos el recuerdo de una gran mujer y de su honestidad y nos quedamos con todo lo que nos ha enseñado», concluyen.

No faltan notas en el cuaderno de deberes que dejó ‘escrito’ para La Cabrera. Concha Casado tenía una debilidad especial por Villar del Monte y sufrió cuando la Diputación cubrió con cemento el reguero que atraviesa el pueblo. «Liberar el reguero de Villar del Monte en honor a doña Concha sería una gran obra», apuntan.

En este pueblo han restaurado el molino, siguiendo la estela de las obras emprendidas hace dos décadas con la Asociación de Amigos del Patrimonio de La Cabrera que alentó la etnógrafa. Fue parte de lo que su amigo y compañero de fatigas, el musicólogo Joaquín Díaz, define como «la batalla personal y sin tregua (de Concha Casado) contra la desidia, contra el papanatismo, contra la inanidad y contra la manía secular de arrinconar lo nuestro para ensalzar lo que se da en otros pagos».

Pero lejos de pensar en recuperar el sonido del agua, Villar del Monte, igual que muchos pueblos, están amenazados por el cemento. De ello alerta otro de los allegados de Concha Casado, el editor inglés Brian Jeffery, que restauró la casa rectoral de Villar del Monte, protesta contra el proyecto que «va contra las futuras posibilidades económicas y turísticas del pueblo». 

Las aceras de cemento, explica, devuelven la humedad del suelo a las casas, por lo que pide que para las casas de piedra se utilicen materiales que no produzcan estos efectos. Jeffery vive en una zona de Londres que está protegida arquitectónicamente, es propietario de una casa rectoral del siglo XV en Devon y durante muchos años ha sido socio de la Society for the Preservation of Ancient Buildings de UK que es la asociación principal en Reino Unido para la preservación y conservación de edificios de valor histórico, y participó en cursos de restauración y conservación.

En Villar del Monte, Nati Villoldo y su hija Puri, quien le ayudó a ordenar su biblioteca antes de donarla al ILC, continúan su labor con la restauración de varias viviendas convertidas en pequeños museos etnográficos, aparte de la sede del Museo del Encaje de Tordesillas. En los pajares tenía la ilusión de que se abriera un alnergue para mantener los techos de teito, lo mismo que en Forna (Encinedo) con otra casa restaurada con la idea de que durante el verano acudieran escuelas de oficios a realizar tareas de restauración permanente. Una escuela de verano para inspirar a estudiantes, como en Val de San Lorenzo, y preservar los oficios tradicionales.

LA ESCUELA, SIEMPRE LA ESCUELA

«No creo que haya nadie con tanta fuerza para mantener el legado, pero al menos la podemos tomar como ejemplo», admite Joaquín Díaz. «El carácter y la ilusión de Concha son irrepetibles», afirma el responsable de la Fundación Joaquín Díaz, con sede en Urueña, de la que Casado fue patrona durante algunos años.

Nadie tiene dudas sobre otro de los mandatos del testamento social de Concha Casado. Proteger a los artesanos y a las artesanías. Aparte de la labor que se hace en ferias con solera, como la de Val de San Lorenzo, otra de sus ideas que acaba de cumplir 17 años, la de Lorenzana, donde el taller de niños lleva también su nombre, la etnógrafa repitió en vida que «la valoración de las artesanías tiene que hacerse desde escuelas y medios de comunicación».

Concha Casado creía en la escuela sobre todas las cosas. Su vocación didáctica le venía de joven. Cuentan sus sobrinas Tere y Rosi que a ellas les enseñó a hacer lectura comprensiva con el ABC y daba instrucciones a su maestra de clases particulares sobre los métodos a emplear. Las dos, con apenas cinco años, acompañaron a su tía en el viaje a Truchas para hacer la tesis doctoral que titularía El habla de la Cabrera Alta. Nunca olvidarán que el coche de línea iba custodiado por un agente armado. También recuerdan que algunos vecinos, al verla con la cámara de fotos, «pensaban que era una espía de los maquis».

Concha Casado emprendió su trabajo con la escuela en los años 80, cuando se instaló en León tras jubilarse en el CSIC como investigadora. «Ya había comentado en alguna ocasión a sus allegados su intención de retirarse a León para poder desarrollar desde allí una actividad social y divulgativa, pero las buenas intenciones de los jubilados suelen quedar habitualmente en eso, en buenas intenciones. En este caso la excepción confirmó la regla», comenta Joaquín Díaz en el escrito homenaje que publicó la fundación tras el fallecimiento de la etnógrafa y filóloga leonesa.

Aparte de patearse los pueblos en busca de los vestigios de la indumentaria y las costumbres leonesas, empezó a trabajar con el Centro de Profesores de León (CEP) en la formación del profesorado. La escuela rural fue una fuente de inspiración y recuperación de la tradición oral y de la cultura popular. Así fue como se empezó a rescatar el ramo leonés, que ahora se ha hecho tan popular en Navidad.

No era amiga de las reinterpretaciones. Pero al final aceptó que la gente hiciera suyo a su manera el ramo tradicional, siempre que hubiera quien se ocupara de preservar la tradición en la inmensa variedad que se presenta en las diferentes comarcas leonesas. Celebró que las aulas corales municipales cantaran el ramo navideño en la plaza de San Marcelo, en la semana previa a Navidad. Fue antológica la exposición que realizó en el Ayuntamiento de León con la ayuda de Senén Bernardo, otro de sus íntimos.

«Creía en la escuela como un medio para traer el progreso que llega a los pueblos cuando son cultos y para ello hay que partir de conocer y apreciar la cultura propia», comenta Carmen Fernández, profesora de Historia que colaboró con Concha Casado en aquellos años en el CEP. En el Museo Etnográfico, donde se conserva su biblioteca personal con fines de investigación y objetos de su vida y obra, como las medallas de la provincia y de Castilla y León, hay una vitrina con los recuerdos que recibió en algunos de los centros escolares donde fue homenajeada por su labor.

Concha Casado, en 2008, cuando fue homenajeada en Villar del Monte
 con el gaitero Moisés Liébana y los danzantes de Corporales. RAMIRO

«El legado de Concha Casado nos involucra a todos», afirma José Ramón Ortiz, director del Museo Etnográfico Provincial de Mansilla, recordando que cuando el periodista Javier Pérez Andrés le pidió una dedicatoria para un libro que le regaló «le puso tareas».

Entre los artesanos, aparte del Alfar Museo, Val de San Lorenzo y todos los que cultivaban la talla en madera, cestería, bordados, etcétera... tenía predilección por la fábrica de curtidos que se conserva en Santa María del Páramo, de la familia González, abierta en 1887. Hace 25 años escribió un artículo sobre este taller en El Filandón del Diario de León, del que fue asidua colaboradora. «Los curtidos tuvieron cierta importancia en León, puesto que había 22 fábricas, cuatro de ellas en la capital y el resto en la provincia», comentaba. La de Santa María del Páramo, apuntaba entonces, «es como una reliquia que quiere transformarse sin morir. Ojalá alguien, dentro de otros cien años, pueda seguir escribiendo su historia». Ojalá.

Como dice desde La Cuesta Iván Martínez Lobo, uno de sus jóvenes admiradores, que no son pocos, «eilla pechóu los sous güeyos, pero abrióu los de toda una xeneración».

domingo, 14 de agosto de 2016

NOTICIA: Los últimos 'pellejeros'

Con los hermanos Maurilio y Alfredo Sánchez se extinguen varias generaciones familiares de curtidores de pieles de forma artesanal en Villarramiel (Palencia).

Alfredo Sánchez, pellejero de Villarramiel (Palencia). | ICAL
Ical | 13/08/2016
“Entrar por esta puerta me da la vida y espero hacerlo mucho tiempo”, señala Alfredo Sánchez mientras accede a una pequeña nave situada en la parte trasera de una vivienda de Villarramiel (Palencia), donde a los 13 años se inició en el oficio de curtidor de pieles a mano, tal y como antes lo hicieron su padre, abuelo y bisabuelo. Lo cuenta con 72 años y un hombro reconstruido tras una infección que degeneró en un tumor, nueve operaciones y una incapacidad laboral por invalidez.

“Yo vengo solo para entretenerme y mi hermano Maurilio, un año mayor, es el que curte de forma artesanal las pocas pieles que nos llegan. Casi nadie se dedica a ello en España desde hace 40 años y aquí llegamos a tener ocho empleados cuando todo era manual”, añade con nostalgia. Y lo hace desde las profundas raíces de los 'pellejeros', por que así son conocidos los habitantes de Villarramiel, ya que una buena parte se dedicó a curtir un cuero de primera calidad del que vivían unas 600 personas en la localidad terracampina en los años 50.

Todavía hoy, aunque con maquinaria moderna, existen ocho pequeños negocios familiares una vez que la decadencia de la mayoría de las tenerías tradicionales se produjo en los años sesenta. Con los hermanos Sánchez, si nadie lo remedia, se extinguirán varias generaciones de curtidores. “El día en que Maurilio se canse se acabó el oficio artesanal que siempre nos identificó. Un dicho popular hace referencia a que en Villarramiel todos son pellejeros, hasta el cura también”, rememora. Alfredo actúa de cicerone de un peculiar taller de curtido donde el polvo preside algunas viejas máquinas que contrastan con los pocos utensilios impolutos que aún preparan y tratan la piel. “El cuero de ahora no es como el de antes ya que los tratamientos químicos lo hacen mucho menos resistente”, explica rodeado de todo aquello que poseía una antigua tenería.

En este recinto industrial se realizaba manualmente el secado de pieles mediante su salado para hacerlas resistentes, seguido del remojo, el raspado y la limpieza del pelo. Luego se procedía al engrasado, apelmazado, abrillantado y teñido en el denominado 'baño tánico', que antiguamente se realizaba en pozos excavados en el suelo.

Reorientar la producción
Con la mecanización del campo desapareció la demanda de cuero para sillas, tiros y correones de las caballerías y, por otro lado, no se pudo resistir la competencia del plástico en la fabricación de multitud de objetos que, en el pasado, se realizaban con este material. Las escasas fábricas de curtido han reorientando su producción de pieles hacia la marroquinería y el calzado, sobre todo el boto campero, acudiendo al mercado extranjero para la importación de materias primas. Así lo refleja un estudio de María Francisca Represa, titulado 'Las Tenerías palentinas. La pervivencia de una tradición', publicado en la biblioteca virtual 'Miguel de Cervantes'.

“En el taller mi hermano aún elabora pergaminos y material para las tulipas de las lámparas, instrumentos de percusión y escudos heráldicos. También se trabaja algo para tapicería y manualidades de marroquinería que se hacen en los colegios. Hay clientes que traen para curtir pieles de caza, cabra, terneros e, incluso, en una ocasión llegó de lobos de una batida autorizada y de una serpiente 'boa' traída de Sudamérica. Antes llegaba mucha piel de nutria, visón, zorro o jabalí”, sostiene el curtidor de Villarramiel.

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Clientes peculiares
Los más de 50 años en el oficio han deparado que Alfredo Sánchez tenga multitud de anécdotas que contar, de las que rescata una protagonizada por el actual presidente de Cantabria, el regionalista Miguel Ángel Revilla. Cuando estaba en la oposición acudía a una fiesta tradicional de Guerras Cántabras, en el municipio de Los Corrales de Buelna, ataviado con una piel de cabra curtida con ácido que le quemaba las camisas que se ponía debajo. “Un vecino del pueblo que adquiría pieles tratadas artesanalmente en nuestro taller se lo contó. Revilla vino y se llevó 40 para él y sus amigos, por lo que su mujer, según me dijo después, le dejó de reñir por que antes cada día de la fiesta destrozaba una camisa y con la piel de cabra natural dejó de pasarle”, recuerda divertido.

El curtidor guarda una auténtica caja de sorpresas en el vetusto taller en el que, para él, todos son gratos recuerdos vividos desde la infancia. Los utensilios más preciados le valieron en su día para hacer trabajos de marroquinería a pequeña escala, algunos de repujado y pirograbado del cuero. Por ello, muestra con orgullo toda suerte de monederos, carteras de documentos y cinturones, junto a una amplia variedad de pieles cuyo color y tacto sorprenden por su enorme calidad.

Retazos del pasado
Las herramientas también guardan la impronta de lo artesanal en cuanto a los materiales con las que fueron fabricadas, retazos de un pasado que ya nunca volverá. “Esta 'limona' para afilar los cuchillos que aún cortan los pergaminos es de acero puro. Es auténtico oro molido por que ya no se vé ninguna. Y no como lo que se vende ahora que viene de Portugal, que no sirve para nada y a los pocos días se llena de mugre y no lima”, asevera Alfredo.

Para no dejar de sorprender al visitante saca de un desván una herramienta cortante de gran tamaño, con mango a ambos lados, con la que se procedía al raspado y limpieza totalmente artesanal del pelo de las pieles. “Es de acero y se hizo aprovechando la ballesta de un coche”, explica, al tiempo que termina de enseñar su particular museo etnográfico.

Como si de un libro incunable se tratase dada su gran antigüedad, el curtidor muestra finalmente una especie de plancha con suelo de corcho. “Se llama corcha y se utilizaba mucho para ablandar la piel. Está en manos de la familia desde siempre y puede tener más de 200 años”, concluye antes de traspasar la puerta y cerrar un taller aún con olor a cuero al que cada jornada, aunque ya “como jubilado y solo para entretenerse”, regresará con la ilusión del primer día.

viernes, 5 de agosto de 2016

EDITORIAL: SIEMPRE HABLÓ CON LAS MANOS. SEVERINO PRIETO CORDERO




Autor de texto y fotos: 
José Ramón Ortiz del Cueto. Director del Museo Etnográfico Provincial de León.

Dicen que el Patrimonio Inmaterial se reconoce entre otros en los conocimientos y en las actividades que el ser humano ha ido desarrollando de manera colectiva para dar respuesta a múltiples necesidades económicas, sociales, culturales, etc. siendo la Memoria, la que encierra los saberes tradicionales que de forma prácticamente oral, visual y manual se han ido trasladando a través de las generaciones.


Pero es sobre todo en la memoria individual de aquellos que mediante una actividad, las más de las veces llevada a oficio, han escrutado de manera pormenorizada todo el torrente de experimentación de ensayo, acierto y error, para que a lo largo de una vida (y casi siempre cerca del final) hayan pasado unas veces de meritorios, aprendices, oficiales a finalmente maestros y otras del inicial y simple placer electivo del ocio puntual a conformar el centro vital de lo lúdico personal.


Independientemente, Severino profesional o aficionado a la cestería, lo que sí consiguió es llegar a ser un maestro (en todos los sentidos). Desde su capacidad de manipulación, hasta su capacidad de transmisión y también por qué no, de las formas que tuvo de comunicación.


Y es que Severino, aprendió a leer en las manos, de aquellos que en cestería tuvieron que contarle…y aunque nosotros, los no iniciados, materialistas de lo objetual, siempre se nos fuera la vista hacia el objeto final que condensaba todo el saber tradicional, lo cierto es que lo que mejor transmitía eran sus manos, que nunca escondieron para sí ni e saber atesorado, si su destreza en el manejo de juncos, mimbres y paleras, sino su capacidad de enseñar a todo aquel que quisiera oir, ver o hacer.


Ahí residen varias de las grandezas que nos dejó, su lenguaje visual y material, sus formas de esculpir la fibra vegetal, su incansable anhelo y voluntad de comunicación y participación en cualquier foro social que en formato de encuentro o feria, le permitiera transmitir su conocimiento, más que para obtener reconocimiento, por el placer de compartir, con la firmeza del que es sabedor de que su arte es fruto del esfuerzo, de la voluntad, de la tenacidad y de la capacidad de experimentar cualquier derrotero que tuviera a las fibras vegetales de la cestería como núcleo central de su práctica.


Por suerte nos quedan su forma de expresión, acción en imágenes y su fruto objetual que ya forman parte de la cultura tradicional leonesa, en las que este maragato ha formado parte activa no solo como Severino el Cestero de Viforcos, sino Severino el que no faltaba a las ferias del Val, Astorga, Lorenzana o tantas otras más y finalmente seguir enseñando a partir de él, en el Museo Etnográfico Provincial de León, sus cestos, costureros y demás.


Severino, gracias por hablar.


domingo, 3 de abril de 2016

NOTICIA: Vuelve el Jardín de las Artes con 31 artesanos y pintores

Pilotos Regueral y Ruiz de Salazar acoge esta iniciativa que pretende fomentar las creaciones de los leoneses


Uno de los artistas que forma parte del Jardín de las Artes
lanuevacronica.com

Con la llegada de la primavera comienza un año más el Jardín de las Artes en el que este año participarán 31 pintores y artesanos leoneses. A partir de mañana y hasta el 15 de octubre, leoneses y visitantes podrán disfrutar y comprar las obras de estos artistas en este mercadillo callejero ubicado en las calles Pilotos Regueral y Ruiz de Salazar (el horario será de 12.00 a 21.00 horas ininterrumpidamente).

Estos artesanos realizan trabajos desde pintura con diferentes técnicas y temáticas hasta joyería, encuadernación, cerámica, esmalte, textil, complementos y decoración. También en este mismo emplazamiento, e igualmente todos los sábados, se irán celebrando talleres gratuitos, demostraciones en vivo y algunas otras actividades culturales que se irán detallando de manera previa.

El Ayuntamiento de León, que cumple su séptimo año con esta iniciativa, gracias al apoyo incondicional de los artesanos y pintores, tiene como objetivo primordial dar a conocer a los pintores y artesanos de León, proporcionar un entorno agradable en el que poder exponer sus trabajos, así como la realización de distintas exposiciones y talleres gratuitos para todos los públicos. 

Este primer sábado, desde las 17.30 horas y hasta las 19.00 horas, la Concejalía de Juventud presentará un taller de dj's de es.pabila y a las 17.30 horas se realizará un taller de globoflexia para los más pequeños.

domingo, 13 de marzo de 2016

NOTICIA: Indios y pardos, los gallos que siguen ‘reinando’ en La Vecilla

Martínez Majo ensalza los 3.000 kilómetros de ríos trucheros de la provincia como fuente de turismo y de desarrollo económico.

Majo, García, Mata y Reyero inauguraron ayer la feria. | ALFREDO HURTADO
lanuevacronica.com

Alfredo Hurtado | 13/03/2016

El pabellón deportivo de La Vecilla acoge durante este fin de semana la XX Feria del Gallo de Pluma y Mosca Artificial, que fue inaugurada en el día de ayer por el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, que estuvo acompañado por la subdelegada del Gobierno,Teresa Mata y por el jefe del Servicio Territorial de Agricultura de la Junta, Fidentino Reyero. 

Con anterioridad al acto inaugural se llevó a cabo un desfile desde la plaza de la Iglesia hasta el pabellón que contó con la presencia de siete pendones de diferentes localidades del municipio, que fueron escoltados por el grupo de música tradicional de Santa Colomba de Somoza.

La alcaldesa de La Vecilla, Manuela García, agradeció la presencia del presidente de la Diputación y del resto de autoridades locales y provinciales que le acompañaron durante la visita a los expositores. Casi todos ellos están ligados al amplio mundo de le pesca, aunque también hay presencia de gastronomía, decoración y juguetería de madera.

 "La singularidad que yo conocí hace 18 años cuando visité esta feria por primera vez y pude ver a estos artesanos que realmente son artesanos que saben pelar a los gallos de la forma que lo hacen, es algo especial, autóctono y algo que se debe de conservar", manifestó el presidente de la Diputación.

Martínez Majo ensalzó los más de 3.000 kilómetros de ríos trucheros con los que cuenta la provincia de León y explicó que "dan riqueza gastronómica y turismo a nuestra tierra y deben servir como motor de desarrollo económico". "Desde la Diputación seguiremos potenciando estos recursos de nuestros ríos, la trucha y los gallos de La Vecilla", afirmó antes de asistir a la demostración de pela de gallo por parte d el criador, montador y guía de pesca Tomás Gil.

miércoles, 25 de marzo de 2015

NOTICIA: Artesano con madera de artista

El berciano José Pérez Puerto rinde tributo a un arte milenario en la muestra ‘Artesanía: tierra de nadie’, que se expone hasta el 21 de abril en el Consistorio de San Marcelo

José Pérez Puerto flanqueado por sus dos hijas, Andrea y Marta,
 que han seguido el oficio del padre. | DANIEL MARTÍN

lanuevacronica.com
Joaquín Revuelta | 24/03/2015
Arte y artesanía confluyen poderosa y armónicamente en la exposición ‘Artesanía : tierra de nadie’, del artista y artesano berciano José Pérez Puerto, que desde el pasado día 17 y hasta el 21 de abril puede contemplarse en la sala de exposiciones del Consistorio de San Marcelo, una muestra que sintetiza las más de tres décadas de trayectoria profesional de este trabajador de la madera que llegó acompañado de sus dos hijas, Andrea y Marta, que se han iniciado en el oficio de su padre y le han ayudado en la elaboración de algunas de sus obras, como ‘Raíces’, una espectacular pieza alegórica elaborada con madera de cedro y que, en opinión del autor, "simboliza la supervivencia" ejemplificada en una gran variedad de figuras, como unas manos que se estrechan, un reloj que marca el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, o diversas efigies de animales que van desde un león hasta un delfín o un elefante. Llama la atención las manos que se encuentran en la base de la pieza y que según Pérez Puerto están intentando meter la raíz otra vez en la tierra. "La gente lo ve y me dice que están tirando para arriba, pero es que no saben que la raíz está al revés", señala este artista que invirtió casi cuatro años, "a ratos", en la elaboración de esta compleja y barroca pieza que es la estrella de una muestra pequeña pero muy representativa de los 35 años que José Pérez Puerto lleva en el oficio, los doce últimos también dedicados al arte de enseñar. "Esta exposición pretende ser un pequeño homenaje a todos los artesanos, por eso la he llamado ‘Artesanía: tierra de nadie’, que es también consecuencia de la gran variedad de procesos que se puede utilizar en la madera".

El artista de Cabañas Raras reconoce que su primer contacto con el noble arte de la ebanistería tuvo lugar en el colegio, a través de los trabajos de manualidades con las sierras de marquetería que le mandaban realizar en las aulas. "Una cosa llevó a la otra. De hecho yo estudié metal, que también me sirvió de mucho porque para los trabajos que hago es necesario fabricar tus propias herramientas", reconoce el autor, que se ha traído hasta San Marcelo piezas que suponen un homenaje a su tierra del Bierzo, como las que ilustran lugares emblemáticos como Las Médulas, el castillo de los Templarios o la plaza de Lazúrtegui, o en el caso de León la Catedral. No obstante, José Pérez reconoce que la pieza estelar es ‘la raíz’, donde simboliza la lucha diaria por la supervivencia.

La elección de la materia prima es importante "porque hay maderas que se trabajan mejor que otras, pero dependiendo del trabajo que hagas estás obligado a combinarlas para buscar una combinación de colores o de texturas", asegura el artista berciano, para quien la mejor madera que hay es el castaño, aunque reconoce que existen otras maderas con las que se trabaja muy bien, como pueden ser el nogal o el cerezo, "pero un trozo de pino, dependiendo del tipo de pino que sea, puede resultar tan valioso como un trozo de nogal", asegura.

En los últimos años José Pérez Puerto se ha centrado más en el tema de la enseñanza, que desarrolla en una nave familiar en Cabañas Raras. En esa labor docente las primeras y más brillantes alumnas han sido sus hijas Andrea y Marta, que han querido acompañar a su padre en la inauguración de la exposición el pasado martes 17 de marzo en el viejo Consistorio de San Marcelo. "Tengo que reconocer que se les da muy bien, pero todavía no tienen muy claro si quieren dedicarse a este oficio. Con la edad que tienen es lógico que piensen en otras cosas», comenta un padre orgulloso de que la mayor, Andrea, haya alcanzado ya el grado de maestra, y de que Marta tenga igualmente grandes cualidades. "Las dos dibujan muy bien y me ayudan mucho con los proyectos", confiesa Pérez, para quien el dibujo representa siempre el primer y necesario paso para la elaboración de cualquier obra, tras lo cual se toman medidas y se miran los materiales que se van a utilizar, un proceso largo y laborioso del que salen obras tan singulares como la citada ‘Raíces’ o un bargueño dedicado a Cervantes.


jueves, 14 de noviembre de 2013

LOS CURTIDORES PARAMESES. Charla-Coloquio



LOS CURTIDORES PARAMESES. Pasado, Presente y Futuro
Genaro González, Artesano y 5ª Generación de Curtidores.
José Ramón Ortiz del Cueto, Antropólogo y etnógrafo.
Viernes 15 Noviembre 20,00 h. Centro Cívico Santa María del Páramo.

Desde Santa María del Páramo se quiere efectuar un homenaje a los curtidos y las fábricas que se desarrollaron en este municipio leonés, a través de la celebración ya en el 2012 del 125 aniversario de la fundación de la Fábrica de Curtidos González de Santa María del Páramo.

Para ello se programan actividades la tarde del viernes 15 de Noviembre, en donde se realizará a las de 17 a 20 h. el taller “Trabaja el Cuero” impartido por Genaro González y Alejandro Ballesteros dirigido a mayores de 12 años.

A las 20 h. se proyectará el audiovisual “El Curtidor” de Joaquín Alonso y Tomás Martínez, para a continuación realizar una charla-coloquio presentada por Genaro González y José Ramón Ortiz del Cueto, que como artesano local y como antropólogo respectivamente, analizan la historia de los curtidos que existieron en Santa María desde el siglo XIX hasta la actualidad, en la que la Fábrica de Curtidos González representa el último exponente fabril, así como una ocasión única para conocer un auténtico sitio-museo por su continuidad en función, elementos interpretativos directos y la oralidad del patrimonio intangible asociado a su cultura material.

En este orden, Genaro González como artesano fabril representa a la quinta generación de una saga familiar de curtidores, y por lo tanto el mayor conocedor de su historia familiar, aventura empresarial y mimo artesanal.

No en vano el proceso de curtido de las pieles ha continuado de igual forma desde su inicio en 1887 por parte del fundador, D. Froilán González (tatarabuelo del actual), variando únicamente algunos medios sustituidos, los menos, en los procedimientos de trabajo manuales por máquinas y auténticos ingenios, facilitando solo en parte algunas tareas de grandes, pesadas o de prolongado esfuerzo.

Pastores, ganaderos, pellejeros, tramperos, cazadores, arrieros y demás surtían de la materia prima a los curtidores, quienes preparaban finamente la materia mediante procesos con herramientas y materias vegetales, taninos y minerales, para convertir las pieles en cueros. De su resultado se surtían una pléyade de gremios, artesanos y oficiantes tales como guarnicioneros, talabarteros, zapateros, albordoneros o guardamecileros que daban forma final a la materia para uso y servicio básico, directo, artístico o complementario de personas y animales.

De la donación de una muestra de herramientas al Museo Etnográfico Provincial de León, sirvió para realizar en éste un análisis, conmemoración y exhibición, de la fábrica de curtidos aludida y de los procesos de trasformación y producción de la materia, siendo objeto en el museo del Programa de la Pieza del Mes en Marzo de 2012.

Otras y diversas han sido las acciones de difusión que ha tenido dicha fábrica en el mundo del patrimonio etnográfico. Cabe recordar sendos documentales del proceso de curtido del cuero en dicha fábrica realizados uno por la productora documental Pyrene en 2003, especializada en temas etnográficos de carácter nacional que eligió esta fábrica para representar “El curtido de las pieles” en España, así como otro realizado con la documentación del etnógrafo Joaquín Alonso y Tomás Martínez y que será el proyectado en el encuentro, así como de los diversos videos y entrevistas realizados en prensa, radio y TVE o TVCYL y presentes en redes sociales:

Hoy la continuidad de los curtidos, representa un esfuerzo ímprobo el mantener abiertas las instalaciones para su función comercial de materia prima ante la competencia extraeuropea y también escasez de profesionales dedicados al proceso de creación de artesanías o utillaje en cuero, si bien representa la última oportunidad en León de conocer este relicto aún vivo, testimonio y por qué no, museo de sitio, ecomuseo o museo vivo, con unas posibilidades inestimables como recurso didáctico y lúdico de primer orden para España, León y más para Santa María del Páramo.

Si bien todo ello necesita de un claro y decidido apoyo público y privado en su nuevo rol en la conservación, exhibición y difusión, como instigación a la continuidad de conservación de este oficio en la fábrica y de transmisión de los conocimientos ancestrales, animando asimismo a la complementariedad turística, patrimonial y didáctica que puede suponer para el municipio paramés la visita y conocimiento de ésta y de su patrimonio material e intangible aún en uso, como nueva forma de viabilidad para este oficio en vías de extinción.

Más información:
http://www.elcurtidorartesano.com/taller-y-conferencia-en-santa-maria-del-paramo/