viernes, 24 de febrero de 2017

NOTICIA: Música sin edad

La música tradicional entendida como un todo en el que no sólo las notas son lo importante, también las historias, anécdotas y costumbres de antaño y los músicos de raíz. Los Pamplinas revalorizan la tradición musical y devuelven al presente lo que caracterizó a generaciones pasadas; una riqueza que debe pervivir. Son trovadores 2.0

Los Pamplinas
MARÍA CARRO
Las pamplinas son unas plantas de flores blancas que crecen en zonas húmedas, como los regatos tan de aquí por los que discurre el agua pura, y Los Pamplinas es un grupo de música tradicional berciano que ha tomado el nombre de las mismas porque su música, como ellas, es fresca y con raíces. La música de antaño con la estética de entonces traída al presente a través del sonido de instrumentos como la flauta y el tambor, la pandereta, la gaita y la caja y, desde luego, de la voz de Denise Silva, Diego Segura y Diego Bello. Ellos dan forma a un grupo que ha decidido hacer de la tradición una fórmula de éxito, entremezclando con las canciones antiguas historias y vivencias propias del rural berciano y de las comarcas limítrofes y convirtiéndose en trovadores 2.0. 

«Tocamos, cantamos y contamos lo que decenas de mayores nos han enseñado», explica Diego Bello. Abuelos, abuelas, tamboriteros, pandereteras, gaiteros y percursionistas son sus fuentes de inspiración y las personas a las que quieren homenajear. Y no hay mejor forma de hacerlo que impidiendo que muera aquello que les identifica. Para ello, viajan en el tiempo con el público, contando andanzas y tradiciones que siempre están ligadas a una canción; así como las anécdotas que han reunido en el escrupuloso trabajo de campo realizado para poder dar forma a un producto novedoso que, y ahí está la paradoja, vende lo antiguo. 

También repasan las costumbres, como la de poner una mariquita —coquín de Dios o Papasol— en los dedos para que los contara y después de contarlos echara a volar. Eso sí, había que decir antes las palabras adecuadas: «Mariquita de Dios, cuéntame los dedos y vuela para Dios». Palabras como cantares, que había para todo, desde para conjurar las tormentas, hasta para meterse con los del barrio vecino.

Algunos de los músicos de los que Los Pamplinas hablan en sus actuaciones han sido elevados a la categoría de leyenda, como Antonio García, tamboritero de Noceda, e Isidro Álvarez, gaiteiro de Soutelo. De Isidro recuerdan que «cuando salía a tocar por la mañana la alborada, con aquella gaita que le habían traído de Cuba, se le sentía desde Cela, a pesar de haber varios kilómetros y valles de distancia». De Antonio cuentan, reproduciendo lo que se dice en la zona, que «murió de silicosis a pesar de no haber trabajado en la mina. Enfermó de respirar el polvo que se levantaba en los bailes por los corrales en los que tocaba la flauta».

Historias de ayer, de hoy y de siempre que gracias a iniciativas como la de Los Pamplinas llegan a las generaciones presentes y músicos imprescindibles y mayoritariamente anónimos que se mantienen vivos en la memoria, como Adelino, de Peñalba de Santiago, que tocaba la flauta y el tambor y tocaba una llamada para el baile; o Socorro González, panderetera de Villar de Acero y Emilio Díaz que, en el mismo pueblo, tocaba la gaita y formó parte de Los Gutiérrez y Los Jilgueros. También Retundo, de San Andrés de las Puentes, que tocaba el tambor al que tenía adosado un platillo y la flauta con la nariz.
Orense, Zamora, Cáceres y, por supuesto, diferentes y múltiples poblaciones de la provincia de León han acogido en el último año la propuesta nueva, atrevida y versátil de Los Pamplinas, que trabajan en la preparación de su primer trabajo discográfico, que verá la luz antes del verano. Porque revalorizan lo viejo sin perder la perspectiva de los tiempos que corren y son conscientes de que las herramientas que ofrece el presente, como las redes sociales, resultan cruciales para acercar lo de antes —las formaciones tradicionales pequeñas que amenizaban los pasacalles, las alboradas, las dianas, las bodas y los bailes de las fiestas— a los de ahora. 

«Queremos hacer recordar a los más mayores contárselo a los más jóvenes. Trabajamos para mostrar nuestro repertorio tan atractivo como nos ha resultado a nosotros, porque tenemos mucho que cantar y tenemos mucho que contar. En las notas no está todo, ahí sólo va una parte. También está la vida de ese músico, dónde tocaba, por que tocaba, de quien lo aprendió y muchas costumbres y tradiciones que son un todo y que no se pueden entender por separado, separando la música del baile, de los quintos, de las bodas...», explica Bello.


La profesora de pandereta, música y baile tradicional Denise Silva; el constructor de instrumentos tradicionales y músico Diego Segura, y el gaitero y profesor de música tradicional Diego Bello dan forma a Los Pamplinas, un proyecto musical que
transforma las tradiciones en propuestas actuales y que forma parte de iniciativas
como #yocantoaguinaldos, Ponga un Tamboritero en su Fiesta o el blog Tocar Bajo Teito. LOS PAMPLINAS

Denise Silva

Diego Segura

Diego Bello

Los instrumentos de la música tradicional

La flauta y el tambor

El tamboritero es el músico que toca a la vez la flauta o chifla y el tambor para hacer la ronda, la alborada, la procesión o el baile. Acompañado a veces de las castañuelas, son de los instrumentos más representativos de varias comarcas de la provincia.

La pandereta o pandeira

Instrumento de construcción sencilla: un parche, un aro de madera y unas chapas en las sonajas, que en las manos adecuadas hacen el baile completo. A veces menospreciado, se trata de un instrumento con gran número de matices y riqueza en la interpretación, acompañando a la voz con la que forma un dúo perfecto.

La caja

El tamboritero es el músico que toca a la vez la flauta o chifla y el tambor para hacer la ronda, la alborada, la procesión o el baile. Acompañado a veces de las castañuelas, son de los instrumentos más representativos de varias comarcas de la provincia.

La gaita

De gran arraigo y tradición en el Oeste de la provincia. La mayoría tocaba en solitario, con percusión, y alguno en dúo con otro gaitero o un clarinete. Con el paso de los años, se integró en las nuevas orquestinas junto a otros como el acordeón o el saxo.

Las castañuelas

Utilizadas para bailes tradicionales del folclore español, las castañuelas son uno de los instrumentos identitarios de la música de este país, como la guitarra. Acompaña a la flauta y el tambor en numerosas interpretaciones y marca los pasos de quienes bailan la tradición. Existen variantes locales, pero todas son inconfundibles, como el sonido que hacen al tañer la madera de la que están hechas.

jueves, 23 de febrero de 2017

NOTICIA: Carnaval berciano

TRADICIONES Y LEYENDAS. Como nota ancestral y primigenia, respecto al origen y génesis de este evento esencial del calendario agrario, conviene resaltar que se asociaba íntimamente al 'entretiempo' entre el invierno y la primavera.

Los caranavales ya comienzan a llamar a la puerta y siempre
 son un punto de encuentro en la comarca con sus peculiaridades. | ICAL
Marcelino B. Taboada | 19/02/2017
El vocablo - en su acepción latina - se plasma en el término ‘introitus’, el cual iría derivando y modificándose en una lenta y casi insensible evolución histórica: entroito o entróïdo, entroido o antroido, antruejo… Por otro lado, cabe destacar la influencia de la religión cristiana en tal acontecimiento pagano. En este terreno especial, hay que convenir que la expresión ‘carne levare’ o domingo de ‘carnestolendas’ representan el sentido específico de la palabra. ‘Levare’ y ‘tolere’ se fueron entendiendo como abandonar, prepararse para la abstinencia, eliminar u olvidarse… de la carne. En consecuencia, tomando como punto de partida los ritmos establecidos por la liturgia y una vez próximos al remate del Tiempo Ordinario y al advenimiento de la Cuaresma (etapa de privación, cierto sacrificio y recogimiento), se apuraban los momentos en que era permitida o disculpada la práctica de vicios, leves maldades o intercambio y asunción de roles y papeles nada habituales. En la enumeración simplemente ilustrativa de los apuntes que son diferenciales en el Carnaval de nuestra comarca y su área de influencia o contacto, conviene referirse previamente a una costumbre añeja y particular: las ‘trasnadas o trastadas’. Su producción y el recurso a esta institución costumbrista-festiva no se reduce exclusivamente a la etapa carnavalesca, aunque aquí se emplea con probidad. Se utilizaban estas bromas, más o menos elaboradas y agresivas, en la Noche de San Juan, en las fiestas patronales o locales y en momentos especialmente importantes y jubilosos: con ocasión de una boda, banquete extraordinario y/ o incluso en señal de agradecimiento por los dones espirituales o divinos otorgados a la comunidad (excelentes cosechas, episodios de prosperidad sin par,…). Asimismo, en el Bierzo Alto, se señalan detalles particulares de las ‘trasnadas’ en el transcurso de la Semana Santa y, con un inusual énfasis, durante la víspera del Domingo de Pascua.


El Zafarrón
Estos exponentes habituales se decaban, como es coherente, a inventar toda una serie de ‘zafarronadas’ con las que obsequiaban a la concurrencia en general. Se concretaba tal figura en un mozo cualquiera, si bien ataviado de modo estrafalario e irreconocible. Se servía con tal propósito de pieles, con las que se cubría de tal manera que únicamente se le veían los ojos y la boca. La piel era, por imperativo tradicional, de cabrito. Calzaba abarcas o escarpines con el fin de ganar en ligereza y relativa elegancia “glamurosa”. Iba bien provisto y abastecido gracias a un costal de harina, ya que debía perseguir sobre todo a las mujeres al objeto de arrojarles el albo polvo harinoso.


Los Zarramacos de Noceda
Cuenta Manuel Cuenya con suficiencia de puntualizaciones que, en su pueblo, los mozos y las mozas (ambos, sin distinción) se vestían con ropajes esfarrapados, vetustos y con retales o tejidos «esfalamandrados». Se concitaban y, una vez reunidos y agrupados, se dirigían a «picar en las puertas» demandando de sus moradores las monedas «sobrantes» y el metálico que su buena voluntad les incitara a entregar. Esa recaudación, recontada, era distribuida equitativamente.


La Vaca-Toro
Este engendro «hermafrodita» se hallaba constituido por un ser animalesco, mezcla de macho y hembra. Su parte anterior se asimilaba a la vaca, y la mitad posterior al toro. Su función o tarea se sustanciaba en embestir y animar el espectáculo colectivo.


‘Diaño’ do Entroido
Este elemento axial y peculiar se había prácticamente perdido en la modernidad en la que nos encontramos, aunque su memoria permanezca y se esté intentando rescatar (en la capital berciana). Era un ‘pelele’ u hombre representativo de poco valor y coraje, pusilánime, que se ‘adecentaba’ con unas vestimentas irrisorias y jocosas, ante el jolgorio vecinal. Se le proporcionaban los postreros retoques y se le aupaba ‘a lomos de un asno’. El común de los congregados lo acompañaba, propinándole chanzas, mofas y burla abundantes, a través de las calles principales del núcleo poblacional correspondiente.

Otra peculiaridad costumbrista incluida entre la programación a desarrollar en el conjunto de manifestaciones, en trance de desaparecer, es la casi ya olvidada «batalla de hortalizas y verduras». Nuestra comarca, debido a su situación geográfica, ha recibido a lo largo de los siglos influencias y aportaciones numerosas de zonas vecinas, que se manifestaron ampliamente en la concepción carnavalesca. Por ello, a pesar de que el nacionalcatolicismo del régimen dictatorial puso un empeño sorprendente en erradicar componentes que lo definían, sus esfuerzos se revelaron más bien baldíos aunque también alcanzaran una dosis de intimidación y reducción apreciable de comportamientos escandalosos. Por ejemplo, se emplearon con contundencia en contra de los excesos en los asaltos de los campaneiros a las espadañas de los templos en localidades cabreiresas, logrando finalmente un éxito limitado y mediante el acuerdo y aquiescencia de los participantes.

En el capítulo de los personajes, identificativos de lo variopinto e imaginativo de los atuendos empleados y presentes en muchas y distintas localidades, es indispensable enumerar los maranfallos de Burbia, la pedigalla de Oencia, las fachas de Sobrado o la zamarronada de dos áreas próximas (Babia y Laciana) y un largo etcétera.


Carnaval Bierzo Oeste-Ancares
Exponente de una constante histórica es la conservación en Oencia del reconocido «palo del entroido». Era la representación de un espantajo, compuesto por un palo en lo alto del cual se acondicionaba - con diferentes trapos y aditamentos viejos de vestuario o harapos - el «entroido». Tras ser objeto de escarnio y desprecios, era quemado ante el regocijo compartido y generalizado.

En la localidad ancaresa de Burbia, todavía en tiempos cercanos, se observaban vestigios de cultura rural en este terreno tradicional. Los «maranfallos» se distinguían por ir ataviados con un disfraz o máscara privativa del lugar, horrenda en su expresión suma y de rasgos diabólicos o demoníacos, y cuya pretensión se dirigía a asustar a los más jóvenes y desprevenidos. Corrían por todos los viales de la población, lanzaban cenizas al resto de participantes, se servían del «bragallo» (testículos del cerdo sacrificado en la reciente «matanza» ritual) y, con palos y zarzas a título de amenaza, inferían miedo atávico a sus vecinos. Además, se menciona en este preciso lugar otro actor o personaje genuino: ‘el boy’. Este intentaba parodiar la ‘suelta’ de un buey. Durante los acotados días en que este protagonista realizaba su actuación, las gentes se recluían en sus hogares para narrar historias o hechos extraordinarios o fantásticos (a semejanza de ciertos ‘filandones’, relativos a creencias o cuentos anecdóticos de temática mágica y pagana). 

En la capital del Bierzo, Ponferrada, se ha querido asimismo recuperar parcialmente una de esta clase de figuras simbólicas y vulgares (a partir del análisis que, basado en las especificaciones aportadas por el escritor ‘racial’ cacabelense Antonio Fernández y Morales, se ha logrado desgranar y adoptar) y se viene elaborando (a partir de entonces) un muñeco que, montado en su indispensable borrico, es paseado y luego se procede - como colofón, al término del espectáculo festivo, descarnado e irreverente – a incinerarlo con la ayuda de las antorchas o «fachos», previstos anticipadamente a tal efecto. Este se convertirá en el noveno año o edición en que se lleve a cabo la reproducción de esta interpretación de cariz consuetudinario.

Respecto al citado autor literario berciano, se ha de constatar la existencia en uno de sus poemas (O Entróido) de un relato inconfundible y admirable, conteniendo las orientaciones e indicaciones carnavalescas y descriptivas mejor relatadas (ya que estas identificaban pormenorizadamente a los intervinientes más destacados): seres que se regocijaban con el ruido de las carracas y otros instrumentos de uso similar, que se acondicionaban mediante unos cuernos de buey en su testuz, que se envolvían a la manera de mendigos andrajosos y harapientos y, sobre todo, que tenían vocación de transformarse en demonios (diablos o ‘diaños’) pintándose el rostro con colores llamativos, estridentes y estrambóticos, a menudo el rojo intenso y/o sanguinolento.


En Cabrera
En su entorno geográfico peculiar, aislada en otro tiempo, estaba vigente una costumbre que – en su exaltación rústica e irreverente, en sumo grado – sufrió el rechazo y condena de las dignidades eclesiásticas.
Los ‘campaneiros’, no obstante, eran tolerados y aceptados (por ejemplo, en el pueblo de La Cuesta, de la municipalidad de Truchas).

En cambio, en la comunidad establecida en Villar del Monte, se empleaban máscaras metálicas (lo que generaba algunas protestas). Mayor era la reticencia religiosa con los que se apodaban ‘trapisacos’: su falta de control (anomia) alcanzó cotas ‘peligrosas’, puesto que se tapaban hasta incluso la cara por completo, se cubrían con las peores vestimentas y utilizaban una multitud de harapos inhabituales. Algunos, para más inri, se colocaban caretas y cuernos y, a la vez que acompañaban a los citados ‘campaneiros’, se colgaban campañas pequeñas, cencerros o ‘chocas’.


Farramacos en Toreno
Estos sujetos, que eran típicos de esta Villa ribereña del Sil, se distinguían por servirse de los trapos y harapos más deslucidos y raídos, buscados en los ajuares contenidos en los baúles del recuerdo. Con estos hábitos, las gentes torenienses daban la bienvenida o impulso al período de euforia y desbarajuste que suponía el período carnavalero. La faz de los «famarracos» era acicalada profusamente con el hollín al uso. Era, en otros tiempos no lejanos, frecuente contemplar además una exhibición de todas estas variedades vestimentarias atrasadas, roídas o ajadas en algunos alpendres, cobertizos o corrales de la población (como decorado en aquellos días dedicados a don Carnal).


Otros protagonistas
Los acontecimientos que definen el Carnaval muestran nítidamente unas raíces rurales y populares indiscutibles, tanto por lo que respecta a los materiales empleados en la confección de las figuras, máscaras, muñecos, caracterizaciones, imágenes… como en la creación y adjudicación de los papeles desempeñados por los individuos y resto de elementos acondicionados para la ocasión. No obstante, en el fondo es perceptible y comprobable, en su conjunto, la confluencia de otros factores religiosos y de filosofía mundana en mayor o menor grado (con una constante alusión o visión - a modo de metáfora - al tiempo agrícola, cíclico y meteorológico repetitivo). Es de pensar que sería preciso y aconsejable, ciertamente, la implementación futura de un trabajo provechoso: la realización de una recopilación que contemple estas singularidades.


Curiosidades
En Santibáñez del Toral - pedanía de Bembibre - el enmascarado o caracterizado que disponía de la habilidad de no ser reconocido, en su itinerario o recorrido por las casas de sus convecinos, tenía que ser alojado (de la misma forma que se agasajaba a un huésped) en la vivienda correspondiente (por la impericia o descuido cometido). 
En Vega de Valcarce todavía se refiere o comenta el hecho, reciente en el recuerdo, de perseguir a los visitantes, turistas (o, tal vez, peregrinos) que osaran no aceptar la regla obligatoria de ‘vestirse’ adecuadamente. En tal sentido, eran obsequiados con un tizne de su semblante o se les ‘incluía’ en la juerg lanzándoles cualquier material sucio.

NOTICIA: Los antruejos llegan al palacio de los guzmanes

marciano -

El Patio del Palacio de los Guzmanes acogió la apertura de la exposición de los Antruejos de la provincia, coincidiendo con la presentación de la Federación de Antruejos Reino de León, que aglutina a todos los colectivos y que se ofrece como garante de la tradición leonesa. Majo comentó que «un pueblo, una comunidad es definida también por sus fiestas, la riqueza de los carnavales refleja el valor de nuestro pasado, de nuestra memoria».

NOTICIA: Azabache, la joya de luto

El sector azabachero fue uno de los más pujantes en el medievo leonés; hoy es otro de esos grandes desconocidos, pero su realidad sigue estando ahí y su vigencia también, viene bien un viaje a su corazón negro... como el azabache.

Toño Morala | 20/02/2017

En alguna ocasión ya les he comentado que de guaje trabajé de aprendiz en una platería, allá con apenas cumplidos los 14 años y, en pantalón corto, íbamos a media hora de casa, todos los días y hasta los sábados de 9 a 13 h… el jornal era muy bajo, pero sí aprendías un montón de cosas; pues bien, en aquella pequeña empresa familiar, -éramos unos siete trabajadores-,se fabricaba un montón de bisutería en plata y alpaca; desde collares engarzados, rosarios, trofeos, llaveros, crucifijos varios, y un largo etc. El maestro platero era un buen paisano… mientras saliera material todo iba de maravilla, pero cuando se acercaban las navidades, los nervios le podían y todo eran prisas a todas horas; menudos líos de trabajo, y sobre todo, todo lo que tenía que ver con el azabache… en fin, que estaba de moda el azabache. En aquellos años, el hombre tenía a un buen número de familiares y otros añadidos, engarzando y trabajando el azabache en las casas; el que les escribe, era el encargado de llevar las cajas, el hilo de plata o alpaca, amén de otros materiales en una vieja bicicleta; dejaba el material en bruto y lo recogía en la siguiente entrega; había matrimonios que para esas fechas trabajaban durante varias horas diarias para sacar adelante las piezas. Con el paso del tiempo, éramos ya muy amigos, y muchas veces me invitaban a café con galletas; lo tomaba rápidamente, y a por el siguiente domicilio. Cuando llegaba al taller, lo primero que hacía era contar las piezas de cada casa, las apuntaba para luego a fin de mes, llevarles el dinero correspondiente por las piezas realizadas. El jefe siempre confiaba en mí; jamás ha faltado nunca nada. En el taller, existían unas estanterías con cajas de cartón gris muy duro que contenían las diferentes piedras; de las que más había eran cajas de diferentes medidas de bolas de azabache, tanto lisas como con muchas caras geométricas, también, en un apartado, se ponía el azabache en bruto para trabajar en las mesas de la platería. Generalmente, el azabache siempre venía manufacturado en sus cajas con las diversas referencias. También se apuntaba las salidas; de esa manera, el jefe, siempre sabía cuándo pedir material y de qué modelos. Teníamos un bombo donde metíamos las bolas de azabache con un tinglado para pulir - creo que era rojo inglés- para que brillaran como el charol. 

El azabache es un mineraloide de color negro brillante. Es una escasa variedad de carbón húmico formado en el periodo cretácico, por lo que se utiliza como piedra semipreciosa. Se originó a partir de troncos de árboles de las familias Araucaráceas y Protopináceas enterrados y sometidos a altas presiones. El nombre español azabache es una palabra de origen árabe. Es un material muy frágil, por lo que su extracción siempre ha sido artesanal, siendo de talla difícil cuando se intentan esculpir figuras con abundantes detalles y calados. Se trabaja con lima y torno, a navaja… adquiriendo mediante una pulimentación adecuada un brillo intenso que no decrece con el paso del tiempo. Sus joyas fueron muy apreciadas por los Egipcios, Fenicios, Etruscos, Romanos y los Vikingos, aunque la cuenta más antigua aparece en un colgante de azabache en la Cueva de las Caldas (Oviedo).

Es muy frágil, por lo que su extracción ha sido siempre artesanal, siendo de talla difícil  
Muy importante ha sido el sector azabachero leonés, y de él vamos a escribir. Sí, hay estudios muy serios y muy bien documentados al respecto. Ha sido uno de los oficios artesanales que, a lo largo del Medievo, vivió un mayor desarrollo en la ciudad de León y también en parte de la provincia; y parece ser que el Camino de Santiago y sus derivaciones tuvieron mucho que ver en todo esto. Y por esas rutas mercantiles del norte peninsular, en el espacio comercial astur-leonés es por donde se repartía, entre otros, el azabache. Las clases más poderosas eran los grandes compradores de estas piezas que se pusieron de moda desde la baja Edad Media hasta nuestros días.

Finalmente, en el siglo XV, la ciudad de León experimenta un importante aumento poblacional que traerá consigo un cierto crecimiento urbanístico; y no solo de mercaderes, sino en la variedad de oficios artesanales presentes… sastres, carpinteros, plateros, azabacheros, etc. Martín Galindo realiza un breve análisis de la evolución experimentada en el espacio ocupado por dicho sector artesanal, tomando como base cronológica desde la Edad Media hasta finales del Antiguo Régimen. Analiza algunos de los objetos elaborados con azabache depositados en distintos museos tanto nacionales como internacionales. Unos años más tarde, dio a conocer también buena parte de la industria azabachera, pero referida al siglo XVI. De igual modo, Álvarez Álvarez señala a su vez, entre otras actividades artesanales, en el siglo XV al sector azabachero. 

Muy importante fue el sector azabachero leonés, sobre todo en el medievo
Este ramo se concentra en torno a las zonas consideradas de carácter industrial y comercial por excelencia en la ciudad tales como: el barrio de San Martín, la calle de la Rúa Mayor o el Santo Sepulcro. También, Ruíz de la Peña alude a una serie de materias primas y productos manufacturados de procedencia asturiana que circulaban hacia tierras leonesas, entre los que destaca el azabache. Desde el punto de vista arqueológico, contamos con el análisis pormenorizado de los objetos de azabache exhumados en las intervenciones desarrolladas en la iglesia de San Salvador de Palat del Rey a finales de la década de los ochenta del siglo XX, por el arqueólogo Miguel Hernández. Asimismo, en varias sepulturas de la décimo sexta centuria, cuentan en su mayoría con ajuares funerarios; destaca la presencia de objetos fabricados con este mineral: anillos, cuentas de collar, rosarios, etc. Todo ello fabricado en azabache, presumiblemente extraído en las activas minas del territorio comprendido entre Gijón y Ribadesella, en la zona de Oles. Por último, hay que dar algunos nombres de azabacheros famosos en aquella época. La primera mención conocida data del año 1371. En ella nos encontramos al azabachero Alfonso Martínez firmando como testigo del testamento de Teresa García, esposa del zapatero Martín Pérez, en el que dona varias propiedades al monasterio de Santa María de Carbajal. También, en 1382, la documentación catedralicia alude a otro azabachero de la urbe, Toribio Martínez, entre los signatarios de las mandas de Aldonza Martínez. Entre ellas destaca la petición de ser enterrado en el claustro de la catedral, así como la concesión de distintas cantidades de dinero a los monasterios de San Francisco, San Isidoro, San Claudio y Santo Domingo. Un año después, hallamos en los fondos de la parroquia de Santa María del Camino a Iohán Alfonso, azabachero de la ciudad, como testigo de las mandas testamentarias de Fernando Pérez, quien vivía cerca de Puerta Moneda y pide ser enterrado en la iglesia de Santa María del Camino. El padrón de 1594, apunta a una concentración del sector, junto a los mercaderes y mesoneros, en la calle la Rúa. Esta ubicación denota que, por estas fechas, aún sigue existiendo cierta actividad mercantil en esta parte de la urbe leonesa. Este padrón se refiere a un núcleo compacto de azabacheros que residen en las calles la Rúa Mayor y Tripería -actual Azabachería-. En la Rúa Mayor reside Juan Costales, entre el cerrajero Pedro Flamenco y otro sastre y, por otro, Pedro Fernández. Junto a estos, cita a Jacome Costales y a Domingo Blanco, ambos azabacheros, lo que viene a demostrar la concentración de estos artesanos en la zona. 

Los azabacheros eran los artesanos que elaboraban las conchas, imágenes e insignias con motivos santiaguistas, bordoncillos, amuletos como las higas y otro tipo de abalorios fabricados en azabache, en estaño, plomo o cobre, con los que los peregrinos decoraban el bordón, el sombrero y la esclavina, y en los que confiaban como protectores para su viaje o veían en ellos bondades curativas de raigambre secular, en particular, los fabricados con el negro y puro lignito, el azabache. También existían y existen un buen montón de artesanos del azabache en Santiago de Compostela. Y parece ser que la calidad de las minas de Asturias (en particular, de la zona de Villaviciosa), es la culpable de ese comercio del azabache por el norte; de ahí la certeza del gran número de azabacheros que son relativamente frecuentes en la ciudad de León en los siglos XVI y XVII y tan numerosos como los joyeros y plateros. Y si tienen algo que regalar, algo diferente, busquen en las tiendas especializadas, seguro que encuentran el detalle perfecto realizado por artesanos del azabache, la piedra negra de la magia que siempre mira hacia la vida… y nos regala belleza.

NOTICIA: Nuevos antruejos viejos

CARNAVAL. Riaño, Riello o La Cuesta han recuperado viejas y perdidas tradiciones vinculadas a los ritos de invierno y el carnaval y han tenido una excelente acogida.

Los campaneiros de La Cuesta (Truchas) llevan tres años tomando
las calles con su celebración. | CHEMA VICENTE
Fulgencio Fernández | 21/02/2017
Hay nombres de numerosas localidades leonesas cuya vinculación con el carnaval y sus celebraciones es tan vieja como merecida su fama: Velilla de la Reina, Llamas de la Ribera, Alija del Infantado, Astorga, La Bañeza o Laguna de Negrillos, entre otros. Y bien merecido lo tienen pues han sabido conservar y fomentar estas tradiciones que pervivieron incluso en épocas muy complicadas.

Pero en los últimos años se viene produciendo una recuperación de otras celebraciones que, habiendo tenido fama y aceptación, se habían perdido. Esta nueva celebración del rito viejo ha encontrado una excelente acogida entre los vecinos pero también pero también entre mucha gente que acude a verlos y potencia con su presencia la continuidad de estas celebraciones. Las recuperaciones más significativas en los últimos años han sido la zafarronada de Omaña, que se celebra en Riello; el antruido del valle de Riaño, que se celebra en el pueblo que da nombre al valle pero también recorre otras localidades de la comarca; y los Campaneiros de La Cuesta, en La Cabrera, una mazcarada de invierno que no se celebra exactamente en las fechas del Carnaval pero si participa de ritos similares, de evidente corte pagano, como en los otros dos casos citados.
La zafarronada de Riello se perdió en los años 50, fue reconstruida en 1987 y recuperada en 1997
Por orden de antigüedad habría que decir que el más viejo en esta nueva etapa es el de Riello, perdido desde los años 50 del pasado siglo pero recogidos testimonios y documentación sobre él en 1987 por la Asociación Cultural de Omaña y recuperado definitivamente como rito 10 años más tarde, en 1997, por otra asociación cultural, Ares de Omaña.

También en las décadas centrales del siglo XX fue desapareciendo el antruido de Riaño, en unos pueblos antes que en otros, y se quedó en el olvido hasta su recuperación en el año 2009, cuando regresó a las calles de los pueblos del valle y cada año va cogiendo más fuerza, teniendo muchas esperanzas puestas en el Antruido de este 2017, tanto en su vertiente de festejo popular como en la gastronómica, con la degustación de los famosos arvejos de Riaño, para la que se pondrán autobuses desde León, como ya se hizo para los Campaneiros de La Cuesta.
El antruido se fue perdiendo en la zona de Riaño hasta los años 70 y se recuperó nuevamente en 2009

Precisamente esta mascarada de invierno, los Campaneiros, ha sido la última en ser recuperada pues sus personajes no han regresado a las calles hasta hace tres años, de la mano de la Asociación Cultural Trimuella y el trabajo de investigación de Iván Martínez Lobo. A ellos se debe también el evidente mérito de haber logrado que al segundo año de su recuperación ya fuera reconocida por la Diputación provincial de León como‘Manifestación de Interés Turístico Provincial’, lo que ya ha repercutido en la III edición, ya celebrada, en una mayor afluencia de curiosos y estudiosos y en que también hubiera la posibilidad de desplazarse en autobús y participar en otras actividades, como visitas a museos, conferencias o conciertos que ayudan a divulgar las tradiciones y valores de esta comarca, en la que viene habiendo un evidente movimiento cultural y tradicional en los últimos tiempos.

Zafarronada y antruido
Con la celebración de Los Campaneiros ya disfrutada las dos que están ahora de actualidad son la zafarronada de Omaña (en Riello) y el antruido de Riaño, dos celebraciones con muchos puntos en común, como bien se ha encargado de apuntar el investigador de temas leoneses David Gustavo López, quien incide en que, además, son muy similares tanto los personajes de la representación como su significado. También les une la vertiente gastronómica que se le viene dando en esta nueva etapa. En Omaña se ha añadido durante años a la tradicional chocolatada la degustación en la merienda de un plato de patatas con jabalí, que este año será una sopa de truchas.
Los Campaneirus de La Cuesta se perdieron hace unos 80 años y se vienen celebrando desde hace tres años
En Riaño la apuesta gastronómica es por el cocido de arvejos de la montaña de Riaño, del que señalan "antiguamente era un plato cotidiano de las gentes de la montaña de Riaño, y aún hoy se sigue cultivando el arvejo (legumbre autóctona de esta zona) , sobre todo en la subcomarca de Tierra de la Reina, y cocinándose en sus hogares, aunque de una manera menos habitual que antaño". La degustación de este plato la ofrecerán diversos restaurantes el sábado 25 de febrero. La celebración del antruido es el sábado anterior al martes de Carnaval.

En esa misma fecha se celebra la zafarronada de Omaña, que también está declarada Fiesta de Interés Provincial, para estar libre el martes, 28 de febrero, y participar nuevamente en el desfile de carnaval en la capital leonesa. 

El programa de este año en Riello comienza a las cinco de la tarde con la celebración del Carnaval Infantil, después el encendido de la hoguera y zafarronada por las calles del pueblo (hacia las 19 horas) con la presencia de personajes como el toro, el torero, el ciego, el lazarillo, abanderado o los gitanes... y una hora más tarde el esperado baile de disfraces, la sopa de trucha y chocolatada.
Esta mazcarada de La Cabrera ya es  Manifestación de Interés Turístico Provincial  
Personajes parecidos, como se ha señalado, tomarán las calles de varios pueblos del valle de Riaño. Son los zamarrones y la mojiganga, en la que están incluidos la vieja, el oso (también salía en Omaña pero se ha perdido), la dama de antruido, el ciego, el toro o el torero.

Y otro elemento común y muy importante, la hoguera.

Muchas similitudes entre las recuperadas fiestas de estos dos valles que vuelven a hacer de estas fechas de Carnaval un destino muy apetecible.

miércoles, 22 de febrero de 2017

EDITORIAL: Exposición-Muestra de "Antruejos del Reino de León"


La Exposición muestra la tradición de los Antruejos de la Provincia de León desde el miércoles 22 de febrero hasta el próximo 5 de marzo, en horario de 10.00 a 21.00 horas.

Inaugurada por el Presidente de la Diputación de León, D. Juan Martínez Majo y el Presidente de la Federación de Antruejos de la provincia, D. Luis Redondo, se podrá visitar durante las próximas semanas en el Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación de León.

Inauguración de la Exposición "Antruejos del Reino de León". 

Está formada por 21 carteles sobre las fiestas de mascaradas de la provincia de León, que cuenta con casi una veintena de pueblos donde, al igual que ocurre en Zamora, Portugal y en especial en la zona de Galicia, han logrado sobrevivir estas fiestas, de gran interés cultural y antropológico. El proyecto lo dirigen la propia federación de Antruejos en colaboración con la Diputación de León y el Ayuntamiento de León.

Se trata de promover el turismo cultural en torno a las fiestas de mascaradas de la provincia.

martes, 21 de febrero de 2017

TALLER DIDÁCTICO: “ENMASCÁRATE”

MUSEO ETNOGRÁFICO PROVINCIAL DE LEÓN. Mansilla de las Mulas (León).
Sala Didáctica. 2ª planta

MONITORA: Verónica Mayordomo Barreales

Fecha: Sábado, 25 de febrero de 2017, de 17:00 h. a 19:00 h.
Previa inscripción en el Museo Etnográfico Provincial. Teléfono 987 311 923


La Diputación Provincial de León a través del Museo Etnográfico Provincial de León quiere rendir un homenaje a los ritos mascarados del ciclo de invierno que aún hoy se realizan a lo largo de toda la geografía provincial relacionados con el carnaval y con la cada vez más creciente recuperación del antruejo tradicional (antroidos, entroitos, antruidos, etc.), con la realización de una máscara de un “Zafarrón”, uno de los personajes más representativos del carnaval de Omaña en la provincial del León. Esta actividad se realiza dentro del Programa Enmascárate que el Museo viene realizando como antesala de los Carnavales.

El taller se realizará el día 25 de febrero de 17:00 h a las 19:00 h, y está destinado para todas las edades, siendo de carácter gratuito.

La actividad se desarrolla mediante visita específica al área del Museo Etnográfico que trata sobre el Ciclo Festivo, donde se destaca el antruejo o carnaval tradicional. En esta área se desgranarán los pormenores de las distintas manifestaciones de los diversos Antruejos de la provincia de León, con personajes tan representativos como los Zamarrones de Riaño, los Zafarrones de Riello, los Guirrios con su toro, de Velilla de la Reina y de Llamas de la Ribera, los Jurrus de Alija del Infantado y el Campanón de Cabrera para, a continuación realizar en el área de Didáctica una máscara de un “Zafarrón”, protagonista del Programa Enmascárate de este año.

Todas estas representaciones poseen valores antropológicos muy notables, con un fuerte arraigo del Carnaval en la cultura de los pueblos y en sus tradiciones, así como plena salud hoy día como manifestación de Patrimonio Inmaterial. En él se une a la alteración propia de lo cotidiano, la transformación del uno y el común por medio de disfraces y máscaras, que integran a su vez lo pagano en lo religioso. Asimismo favorece la interactuación social del grupo y de la comunidad a través de la impersonalización y participación, reforzando las señas identitarias dignas de ser preservadas como otro aspecto más de la cultura material y del patrimonio intangible leonés.

Así pues les animamos a participar y disfrutar de estos talleres carnavaleros donde se trata de dar una continuidad a estas tradiciones del ciclo invernal que aún hoy se realizan a lo largo de toda la geografía de la provincia de León y cada vez con mejor salud y más vigor.

ACTIVIDAD REALIZADA

Taller Enmascárate 2017. 


miércoles, 15 de febrero de 2017

NOTICIA: La nueva vida del viejo lagar

La Junta Vecinal de Fresnedo y el Ayuntamiento de Cubillos del Sil recuperan la antigua edificación comunal del siglo XVIII que los vecinos usaban para prensar sus uvas.

Estado anterior del lagar recientemente restaurado en la localidad
de Fresnedo. / C. Sánchez

David Álvarez - 4 de febrero de 2017
La localidad de Fresnedo, en el municipio berciano de Cubillos del Sil, recupera un pedazo de su historia con la rehabilitación del antiguo lagar comunal, situado en la céntrica calle de Tras Soto del barrio de la iglesia, que los poco más de 200 vecinos del pueblo utilizaban hace no demasiadas décadas para prensar las uvas y recoger el mosto con el que cada familia elaboraba su particular vino de mesa. Tras una inversión cercana a los 42.000 euros, aportados a partes iguales por la junta vecinal y el Ayuntamiento, el edificio, construido a finales del siglo XVIII, renace de sus cenizas para convertirse en un atractivo patrimonial para las sendas turísticas que recorren la localidad.

En ese sentido, el alcalde de Cubillos del Sil, Antonio Cuellas, destaca que la edificación constituye “un patrimonio etnográfico para que las nuevas generaciones conozcan cómo funcionaba”. Al respecto, el regidor augura que “a medida que pasen los años, llamará más la atención, porque tenía una utilidad común para muchos vecinos”. Además de promocionar las visitas al lagar entre escolares, el Ayuntamiento también prevé presentar la restauración a los premios que anualmente entrega la Fundación Prada a Tope a la recuperación de la arquitectura tradicional del Bierzo.


Estado anterior del lagar recientemente restaurado
 en la localidad de Fresnedo. / C. Sánchez



Amador García (I) y Erundino Rodríguez (D), vecinos de la localidad
 de Fresnedo (León), junto al antiguo lagar ahora restaurado. / C. Sánchez

Amenaza de derrumbe

Antes de las obras que recuperaron su antiguo aspecto, la edificación presentaba “un estado de conservación muy deficiente” y amenazaba con derrumbarse. Además, la vegetación salvaje se había adueñado del interior del espacio. “La pared del fondo tenía una inclinación de casi 50 centímetros entre el suelo y el techo”, explica Cuellas, que se muestra orgulloso de haber conseguido devolver el muro a su lugar original sin tener que demolerlo. “Lo enderezamos utilizando un camión que tiró de la pared hasta devolverla a su sitio”, explica.

Al respecto, el regidor recuerda que el edificio “estaba abandonado, sin mirar para él, se estaba cayendo y ocasionaba problemas con los vecinos de las lindes”. “Lo sencillo hubiera sido venir y desmantelarlo, pero decidimos restaurarlo y protegerlo”, explica el alcalde, que añade que los trabajos también se extendieron a la cubierta de la edificación, parcialmente derrumbada. Para levantarla de nuevo, los promotores de la obra aprovecharon parte de las vigas existentes y completaron la estructura con madera nueva. En ese sentido, la rehabilitación del espacio ha respetado los materiales originales que se usaron en la construcción, para lo que ha hecho falta elaborar nuevos ladrillos de adobe. “Hemos recuperado el aspecto original del edificio para que quede aquí otros 200 años y pueda ser visitado por turistas y vecinos”, explica el alcalde.

Los planes de los responsables municipales pasan por convertir el lagar en “un lugar de estancia y tertulia”. Además, debido al “aceptable estado de conservación” de los mecanismos, el Ayuntamiento preveía poner en marcha la prensa en la época de la vendimia para mostrar a los más jóvenes esta actividad tradicional. Esos planes se fueron al traste durante la obra, cuando los técnicos comprobaron que la viga estaba dañada y no se podría usar para su función original. “Queda como un elemento recuperado y protegido, pero su uso es complicado”, admite Cuellas, que añade que el huso que sirve para levantar la viga “está apolillado y si se fuerza, se rompe”.


Lagar recientemente restaurado en la localidad de Fresnedo. / C. Sanchez

El lagar del tío Mangano

A sus 73 años, Erundino Rodríguez, vecino de la localidad, recuerda la época en que el lagar se encontraba en funcionamiento. “Tendría yo nueve o diez años, después cada uno fue teniendo su prensa en casa y dejó de traer las uvas aquí”, explica.. “Hasta venía un camión de Ponferrada y entraba para cargar el bujo, los restos de piel de uva, para hacer orujo”, recuerda Erundino, que valora que la restauración ha conseguido rescatar el aspecto original del lagar. “Por dentro está idéntico”, subraya.

Entre los rincones recuperados del viejo edificio, Erundino destaca que el funcionamiento del ingenio “tiene su ciencia”. “Aquí se colocaba el pie y esta viga se levantaba hacia arriba, girando el huso. Luego se dejaba bajar para que todo el peso descansara sobre el pie”, explica el vecino con una nostalgia que le cuesta disimular.

Otro vecino de la localidad, Amador García, también recuerda como el lagar “fue perdiéndose y quedando abandonado”. La familia de Amador fue una de las implicadas en la construcción del edificio, a finales del siglo XVIII, en la que colaboraron varios vecinos de Fresnedo. De hecho, su abuelo fue el que taló el árbol que sirve de viga al lagar, ya que la finca familiar se situaba detrás del edificio. “Durante muchos años los vecinos del pueblo venían a explotarlo, tuvo más de diez propietarios”, recuerda Amador, que explica que “con el tiempo se cedió a un solo propietario, el último conocido, que le dio el nombre por el que se le conoce: El lagar del tío Mangano”.

Otro vecino de la localidad, José Álvarez, completa la historia sobre el abandono. “Ese señor Mangano, al que nadie conocía, lo abandonó y un vecino del pueblo se hizo cargo y pagaba la contribución, pero el edificio se empezó a deteriorar porque la gente dejó de utilizarlo”, recuerda, y remarca que “lo que hace único al lagar de Fresnedo es la viga, que en otros pueblos de la comarca suele ser mucho más estrecha”. Al respecto, José destaca la “grandiosidad” del tronco que preside la estancia y la presencia del cascote de la raíz, algo inusual en este tipo de construcciones. Responsable de la primera petición de rehabilitación del edificio, hace ya más de veinte años, José valora el lagar como “un patrimonio del pueblo”. “Menos mal que se protegió”, explica aliviado.

Lagar recientemente restaurado en la localidad de Fresnedo. / C. Sanchez

Respeto por la historia

En ese sentido, la presidenta de la junta vecinal de Fresnedo, Loli Rodríguez, recuerda que ese primer intento de restauración no pudo efectuarse porque el edificio no era propiedad del pueblo. “Cuando se inscribió en el catastro, se pudo acometer la inversión”, explica la alcaldesa pedánea, que remarca que la obra era “muy demandada por los vecinos”. Al respecto, Rodríguez recuerda que el proyecto de rehabilitación se solicitó desde la propia junta vecinal, comprometida con la conservación del lagar. “O lo hacíamos ahora o ya no lo hacíamos, si se deja un poco más, se viene abajo”, explica.

Su compañero en la junta vecinal y concejal de Obras de Cubillos, Camilo Martínez, considera que la recuperación del antiguo lagar era una necesidad “si queremos ser respetuosos con la historia”. “Si no reconocemos nuestra propia historia, ¿dónde queremos ir?”, se pregunta Martínez, que destaca que las actuaciones de la junta vecinal también permitieron recuperar el año pasado la tapia del antiguo cementerio del Obispado, hoy propiedad municipal. “Se hizo monda de los restos y la valla, de piedra y adobe, se mantuvo en su estado original y se renovó la cubierta de pizarra”, explica.

En la misma línea, el alcalde del municipio recuerda que “en este pueblo había muchas edificaciones de adobe, cubiertas con techo de paja, que desgraciadamente se sustituyeron por cubiertas de uralita hace más de 60 años, a causa del peligro de incendio”. “Es una lástima que se perdiera ese patrimonio”, apunta Cuellas, que considera que “entonces se tomó la decisión fácil”. “Si hoy se hubieran conservado, esta localidad tendría muchas más visitas porque sería algo digno de ver”, remacha el regidor.

NOTICIA:Carnaval Antruido de Riaño

El sábado de carnaval, 25 de de febrero en 2017, la localidad de Riaño celebra su tradicional Carnaval del Antruido.


En la Comarca de Riaño se celebró hasta la segunda década del siglo XX, un carnaval tradicional recuperado en el año 2009. Las informaciones nos han llegado de un habitante de Riaño, natural de Pedrosa del Rey, Constancio Rodríguez Fernández, donde, desde tiempo inmemorial, se celebraron estos carnavales. Actualmente el pueblo de Pedrosa del Rey se encuentra anegado por las aguas del pantano de Riaño.

La tradición era común a todos los pueblos de la Montaña de Riaño, estando documentada en Burón, Siero de la Reina, Valle de Valdeón etc…

PERSONAJES DEL ANTRUIDO

LOS ZAMARRONES

ZAMARRÓN, derivación de la palabra “zamarra”: vestido de pastor confeccionado con piel de oveja, compuesto por el gorro, la zamarra, el pantalón o los zahones, polainas y coricias, las madreñas, calzadas con escarpines en los píes, de pardo o sayal.

Constancio los recuerda así: “ los ZAMARRONES, eran mozos cubiertos de pieles de lana de oveja negra sobre chaquetas de lana basta. Cara tiznada de negro, un gorro ajustado de lana o paño negro. Bajo las pieles llevaban unos pantalones oscuros bombachos. Botas enterizas de cuero negro llamadas escarpines que subían a media canilla y calcetines largos. Unos cinchos cruzados al pecho, sujetaban el cinturón de cuero ancho del que colgaban varios “lloqueros”, cencerros que movían rítmicamente haciendo gran escándalo. Algunos llevaban una cola de zorro, de yegua o caballo que ataban en la parte trasera del cinturón a modo de rabo.

Para cubrir la cara y la cabeza se fabricaban caretas o caperuzas con agujeros para los ojos, muchas veces un simple saco con dos agujeros para poder ver, con apariencia de lobos, zorros, osos y otros animales, o de cualquier cosa que pudiera asustar (monstruos). En ocasiones también se ponían cuernos sujetados con una estructura de madera y piel de carnero a modo de representación del ganado. Cuando no tenían cuernos de vaca los sustituían por varas de madera que los rapaces tallaban. También melenas de uncir las vacas, colocadas sobre la cabeza.

La función de los Zamarrones era correr tras las mozas tirándoles agua y las pelusas de una planta que crece cerca de las lagunas y es muy difícil de quitar. Algunos mozos hinchaban vejigas de gocho (denominadas zambombas) que después explotaban con gran algarabía”.

Los mozos del pueblo también se tiznaban la cara con ceniza, se colocaban unos Cencerrones, – tres o cuatro-, sujetos a su cintura con un cinto, haciéndolos sonar mientras saltaban y cuya única función era asustar a los rapaces, y otros se disfrazaban, de modo que no se le reconociera, de viejos, viejas, con sacos o envueltos en paja atada al cuerpo, o con ramas de árbol, con pieles de animal, trapos viejos. Incluso los más hábiles además de disfrazarse utilizaban largos zancos para asustar a los rapaces. Con una rama de espino, azuzaba a las personas que se encontraba por la calle. Cuando entraban en las casas, solían pedirles que o cantasen o que bailasen para hacer sonar sus campanas.

EL BUEY Y TORERO

En el año 2011 se recuperó en la Mojiganga, las figuras del buey y el torero, tal y como nos las ha descrito el señor Constancio.

“ El buey era un ARMAZÓN llevado por un mozo robusto que soportaba sobre los hombros. Unos cuernos (de buey o vaca) atados en la parte delantera y forma de asiento en la trasera donde iba sentada la VIEJA. Unas mantas oscuras cubrían el resto del armazón simulando la piel del buey”.

Un rasgo dis­tintivo de todo este histórico carnaval leonés es el buey. La meseta, Omaña, ribera del Órbi­go y recuerdos de su existencia en la montaña de Cistierna, ava­lan su amplitud y generalidad. El disfraz era y es sencillo: cuatro palos rematados por unos cuer­nos que evoluciona también hacia un armazón cornudo, un portador o dos a veces cubiertos por una manta de colores, y a simular embestidas que se con­vierten en carreras y desbandada. Todo ello, con variantes según el lugar. En la Montaña de Riaño, además del buey hay un torero, que viste con camisa blanca y faja de color, y un pañuelo al cuello; botas y además de la cara pintada portan un gorro que acababa en punta y una espada de madera teniendo la misión de buscar presas para la embestida del toro; procurando igualmente carreras a los espectadores des­cuidados. Si consultamos la monografía sobre El Carnaval de Julio Caro Baroja, hallaremos reseñado el disfraz de buey o vaquilla en los carnavales de muchas regiones de España,

Y en la Comarca de Riaño, se recuerdan también las peleas entre los toros de los Concejos, de carne y hueso, que peleaban la tarde del domingo gordo, ante una multitud entusiasta. Y así quedó recogido en aquella novela de Antonio Valbuena, La Caza mayor y menor (1913) donde nos narra todo el ceremonial de la pelea del toro de Riaño con el de Siero de la Reina, en una tarde de Carnaval. Nos ha quedado una imagen gráfica, la famosa foto de Primo Fernández de la pelea de toros entre los concejos de La Puerta y de Escaro en el año 1948.

LA VIEJA es otro de los personajes. Hombre travestido vestido de negro con un jubón (vestidura de lana cruzada que cubría el torso) bajo manteles oscuros y faldas grandes de tela gruesa del mismo color (manteos). En la cabeza llevaba un pañuelo negro atado sobre la frente que le dejaba entrever ligeramente la cara descubierta.

Iba cardando lana con un huso y un recipiente con aceite. La gente la provocaba y algunos mozos le tiraban el aceite. Cuando salía aparecía montada sobre el TORO

Desde el año 2012 el toro lleva también sobre él la figura de la vieja, tal y como lo recuerdan vecinos de Pedrosa del Rey.

EL OSO era escogido entre los hombres mas grandes del pueblo (el último fue un hombre llamado Cecilio, de Pedrosa del rey, famoso por su corpulencia). Iba vestido de arriba a bajo con pieles, zamarra y polainas que imitaban la figura de un oso. No era acompañado por nadie, iba danzando y dando vueltas.

Tras ellos iban una o varias DAMAS bien vestidas (pudiendo ser hombres travestidos), montados en burros disfrazados (uno de ellos con un butrón o red de pesca del río sobre la cabeza). Llevaban falda de color rojo y el rostro tapado para no ser reconocidos/as.

EL CIEGO. Personaje legendario que recorría las calles dando palos de ciego con su borracha, a todo el que encontrara.

Relata Constancio que “en 1922 la mojiganga de Siero de la Reina(pueblo cercano) visitó Pedrosa del Rey y aún recuerda estos versos:

Encima de tu corral está la luna posada

Que no la deja pasar la hermosura de tu cara.

Llevaban todos los personajes y músicos, aunque el OSO estaba peor “hecho” que el nuestro”.

LA PREÑADA, hombre vestido de mujer, que simula un parto, pariendo un animal…..un gato, un zorro….. 

En el pueblo de Burón(León) se recuerda la “Mojiganga” que aparece en las tradiciones Carnavalescas de la Villa de Burón, con personajes como “El HERRERO” y “El SOGUERO” y EL CABALLO. Todos recorrían las calles en Antruido.

En “Antruido” (carnaval), en Burón, los mozos disfrazados con alamares esperpénticos y todos tiznados con carbones recorrían el pueblo asustando a las gentes y tiznando a las mozas que encontraban, que eran pocas pues se escondían bien, no estaban seguras ni en sus casas. El que representaba al herrero paseaba por las calles y entraba en las casas con un gran martillo para golpear a la gente en la planta del pie hasta que le daban una “perrina” o “perrona” de propina y los dejaba en paz.

Otro era el soguero que corría tras las mujeres y si eran mozas mejor para trenzarles las sayas y pañuelos en la soga que venia tejiendo, había que soltar la propina sino te quitaba las prendas y marchaba tejiéndolas por la calle.

EL CABALLO hecho con papeles, alambres y mantas colgado a su cuerpo, su alusión e intención burlesca eran los caballeros del pueblo. Otro esperpento que se recuerda es el BUEY que embestía a las mozas y las hacia correr, primero escarbaba, mugía y luego las perseguía, en alguna ocasión decía que terminaban enfangadas en algún montón del abono. Todas estas fechorías de los zamarrones se compensaban con una propina, bien de dinero o chorizos, huevos, etc. que luego comían en una fiesta todos juntos. 

En el pueblo de Carande (León) también se recuerda esta hermosa tradición y según unas declaraciones de Bernardo Diez Gutiérrez que recoge el libro de Julia Miranda, consistía en lo siguiente:

Los mozos de Carande, el martes de Carnaval, hacían con escobas y piornos en el “Canto el Pozo,” esto es, en un alto, lo que llamaban el “chozo antruido”, que era una especie de pira (hoguera) de forma cónica que quemaban al llegar la noche para que la hoguera se viese bien lejos, desde los pueblos próximos. Mientras ardía, organizaban alrededor una gran fiesta comiendo y bebiendo sin tasa, al tiempo que cantaban y gritaban frecuentemente:

“¡Antruido afuera, Pascua venga!”, con lo que trataban de dar a entender que no querían nada con la Cuaresma, tiempo de sacrificios y penitencias. Una vez quemado el chozo, bajaban al pueblo tocando a todo tocar los cencerros de las vacas y hacían toda clase de bromas a los vecinos, como coger las mantas de las camas y colocarlas en lo alto de los tejados o leñales, sostenidas con un palo, llamar a la puerta de las mozas y, cuando éstas salían a abrir, mojarlas con las esgurrupetas o currupetas (especie de jeringas grandes hechas con ramas de saúco huecas que llenaban de agua), etc…


Asociación Cultural Montaña de Vadinia- Riaño. Región Leonesa.

NOTICIA: El CSIC abre al público la memoria del cancionero popular español

Una página web publica más de veinte mil melodías populares, en papel y distintos soportes de audio, recogidas entre 1944 y 1960 por toda España.

Bolero de Algodre - CSIC

EFE - abc_cultura Madrid
La comunidad investigadora y todo ciudadano interesado cuentan desde hoy, de la mano del CSIC, con un fondo de más de veinte mil melodías populares, en papel y distintos soportes de audio, recogidas entre 1944 y 1960 por toda España; un «repertorio que parecía olvidado» y que «vuelve a la vida». Con estas palabras, Emilio Ros-Fábregas, investigador en Musicología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del proyecto, ha presentado en la Biblioteca Nacional de España este «patrimonio musicológico» que está a disposición de cualquier interesado a través de la página web www.musicatradicional.eu después de más de 10 años de trabajos de preservación y digitalización.

Con el apoyo de la Fundación General del CSIC, el Fondo de Músical Tradicional es para Ros-Fábregas una «toma de contacto» con una «realidad increíble» desde el punto de vista social, ya que se trata de una herramienta «fundamental» para conocer la historia musical de «quienes somos».

El Fondo de Música Tradicional, localizado en la Institución Milá y Fontanalsdel CSIC en Barcelona, alberga materiales relacionados con la historia y la cultura de España y su portal presentado hoy, considerado como el archivo «online» más importante del folclore musical español, pone al alcance todos estos materiales que, hasta hace poco, sólo eran accesibles para «unos pocos especialistas».

Según se ha informado durante el acto, en la actualidad se pueden consultar12.335 partituras digitalizadas de melodías de tradición oral recogidas en Andalucía, Aragón, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, La Rioja, Principado de Asturias y la Región de Murcia. Y, progresivamente, se incorporará más material correspondiente a estas comunidades autónomas.

Material que, como ha explicado el investigador, se ha recuperado en parte de las grabaciones y partituras que las llamadas «misiones folclóricas», creadas por el Instituto de Musicología, obtuvieron durante su existencia, entre 1944 y 1960. En concreto, el portal ha recuperado 22 «cilindros de cera» cuyas grabaciones se han digitalizado en Berlín, así como otras grabaciones en «hilo magnético», como la de una actuación de 1949 de la cantante María Pantoja, grabada por Arcadio de Larrea.

Por su parte, Emilio Lora-Tamayo, presidente del CSIC, ha expresado que «ya era hora» de «resucitar» todo este archivo, «este arsenal», y «abrirlo a la sociedad».

Unas palabras que ha compartido la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Aramburo, quien, tras ofrecer el archivo sonoro de la Biblioteca Nacional para ampliar este catálogo, ha puesto de manifiesto que el Fondo de Música Tradicional también tiene una parte «emocional» ya que permitirá a algunas personas «ver a sus abuelos cantando».

Aramburo también ha señalado la importancia de la figura de Higinio Anglés(1888-1969) quien fundó el Instituto Español de Musicología del CSIC Y fue autor, junto a José Subirá, del Catálogo Musical de la Biblioteca Nacional.

El acto también ha sido presidido por Miguel García, director de la Fundación del CSIC, quien ha valorado el trabajo de esta institución para poder llevar a cabo este portal web del cancionero español.

martes, 14 de febrero de 2017

TALLER INVERNAL: “LA PIANOLA. Enróllate y toca”

Actividad gratuita previa inscripción en el Museo Etnográfico Provincial de León.
Teléfono: 987 311 923. Mayores de 12 años

Sábado, 18 de febrero. Taller: 17:00 h. a 19:00 h.

Patio Espacio Peregrino. Planta Baja. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas.  


El Museo Etnográfico Provincial de León de la Diputación de León, desarrolla un Programa de actividad, con un claro deseo de continuidad a partir del Seminario Didáctico de la pianola que tuvo lugar el pasado 18 de junio, para introducir de manera activa a jóvenes y adultos en el uso musical del Museo, y en este caso a través de un instrumento musical muy especial, La Pianola.

El Museo con programas musicales  como éste le toma el pulso a la tradición musical culta española y europea, pero desde el formato de Escenario Abierto, para que todos los que se apunten, “se enrollen y toquen”(los rollos de pianola),  puedan sentirse intérpretes musicales o aquellos que tengan formación o virtud al piano tengan la posibilidad de expresión artística hacia el gran o pequeño público que quiera asistir gratuitamente.

Es a través de uno de los objetos más apreciados, La Pianola o piano mecánico, que fruto de un depósito llegara al Museo, haya sido restaurada y afinada, y fuera presentada el Día de los Museos de 2015, ahora junto a la colección de más de 800 rollos de pianola tanto de Música Clásica, Ópera, Zarzuela y Música Española puedan ponerse en uso musical para todos aquellos que con más de 12 años quieran recoger el reto de convertirse en Pianolistas por un Día, brindándoles el Escenario y Público del Patio Espacio Peregrino del Museo.

Así pues les invitamos a conocer el ingenio de la pianola, a ser pianolista por un día. A descubrir una forma diferente de interpretar música. Con un solo movimiento de pedal será capaz de interpretar música clásica, valses, zarzuela, tangos etc. La música irá surgiendo como por arte de magia, será una manera diferente de pasar la tarde del sábado que nos transportará a las épocas cuando la música solamente sonaba en grandes salones de casas magníficas hasta la aparición del gramófono cuando la música ya llegó a todas las clases sociales.

domingo, 12 de febrero de 2017

EDITORIAL. Villamandos libera a sus birrios de la horca.

El pueblo de Villamandos de la Vega situado al sur de la provincia de León celebró el pasado fin de semana la fiesta dedicada a su patrón, San Blas. Después de la recuperación de la Danza del Paloteo en la procesión realizada el año pasado, este año les quedaba por recuperar la segunda parte: "La Horca de los Birrios".


Las danzas de paloteo, como elementos de expresión simbólica, están relacionadas con  danzas ancestrales de lucha y confrontamiento de más que posible origen pagano; nos remiten a una cristianización temprana más activa por parte de cofradías y gremios que con el paso del tiempo fueron  incorporadas o asociadas a celebridades religiosas. En este proceso de cristianización los danzantes, con sus vestiduras blancas, representan la gracia, y los birrios recrean a personajes diabólicos que incitan, amenazan e incluso se muestran atrevidos e irreverentes.

Este tipo de danzas se practican  en numerosos pueblos no solo de la provincia de León, sino en numerosas localidades hispanas y mediterráneo europeas. Lo que resulta una característica destacable en Villamandos es la representación de la "Horca de los Birrios" que tiene lugar tres días después  de haber danzado en honor al Patrón, San Blas. 

Los Birrios, (El Birria y La Birria) son unos personajes grotescos, atrevidos, que acompañan a los danzantes portando careta así como badajo en mano, vistiendo de rojo y negro respectivamente, contrastando de esta manera con el traje blanco de los danzantes. La función principal de estos birrios es mandar y guiar a los ocho danzantes.

La Birria
El Birrio

LA HORCA DE LOS BIRRIOS
En este caso tres días después de haber danzado en honor de San Blas, los danzantes deciden capturar a los birrios para llevarlos a la horca, debido al mal trato al que han sido sometidos los danzantes durante los ensayos de la danza y en la danza misma al ser fustigados con el badajo al que se equivoca en la baila.

Una vez capturados, los birrios son llevados al carro por los danzantes donde está la horca. Con incienso los ahuman y con los cencerros los atruenan,  pero en el último momento cuando ya van a ser ahorcados el pueblo les perdona la vida. Los danzantes los desatan y todos saltan del carro, los birrios ya a cara descubierta, capturan uno a uno a los danzantes para reunirlos. El gentío aplaude a los birrios pues se garantiza que con todos los danzantes reunidos se asegura la danza para el próximo año.

Los birrios son capturados por los danzantes

Son llevados a la horca
En el carro donde está la horca los atan para que no se escapen.






El Birrio

La Birria
Los birrios luchan por su libertad

Pero los danzantes pueden con ellos
Durante el acto, el juez leyó algunas poesías de cómo surgió la idea de recuperar
la danza del paloteo.
El juez le pide al pueblo si dejan en libertad a los birrios. El pueblo les perdona
Ya liberados, con la cara descubierta.
Y con gran alegría saltan del carro para ir a por los danzantes.
Uno a uno los van capturando a todos






Y con todos los danzantes juntos otra vez, el pueblo está contento porque sabe
que para el próximo año volverán a danzar en honor de San Blas.