13 DE ENERO DE 2022, 19:54
Cobijado, que no retirado, en su pueblo natal de San Esteban de Nogales, Francisco Alonso, arquitecto pionero en la bioconstrucción en León, introduce en la edición 2022 del calendario San Jorge un texto complementario de los procesos de la tierra hacia su fertilidad, por ser esta fertilidad principal factor de salud para las plantas y su autodefensa contra los posibles parásitos. «Planta sana en suelo sana», afirma Alonso.
Las conversaciones que mantiene con los agricultores que siguen el calendario «me transmiten que su atención en los procesos de sus cultivos va dirigida principalmente a la observación de las plantas en su crecimiento, floraciones, etcétera y hacia sus parásitos y plagas» y en consecuencia dirigen «su acción cuidadora en este sentido de lo observado».
De esta manera, su acción va encaminada «al cuidado con abonos fertilizantes y plaguicidas contra los parásitos», puntualiza, mientras «olvidan generalmente la importancia de los cuidados de laboreo a la tierra en que se asienta la planta, como primer factor de salud».
«La tierra equilibrada de un huerto sano, equilibra la planta en sus partes, equilibra el alimento de ellas y a las personas alimentadas, en el continuo energético que media entre la tierra sana y la alimentación sana», añade. También incorpora los nodos ascendente y descendente de la Luna como pasaje del ciclo que incide en los cultivos de viñedos y frutales.
Del cosmos al humano
«La tierra equilibrada de un huerto sano, equilibra la planta en sus partes, el alimento y a las personas»
En la parte del calendario Alonso realiza una valoración al momento de la puesta en obra de los materiales con argumentos para ser tenidos en cuenta por la importancia que tiene en la estructuración de los materiales. Frente a las prisas del rendimiento de la dinámica social actual, propone «un buen hacer que sirva en el tiempo en lo que debe perdurar».
Otra aportación del calendario es señalar el apogeo y perigeo lunar que en lo constructivo actúan en la unión de los materiales.
El calendario, que cuenta con treinta años de andadura, está basado en la astronomía, la experiencia agrícola y la tradición popular del mundo rural. Francisco Alonso apunta que de la misma manera que «la Luna y el Sol pasan por el firmamento deben pasar también por nosotros mismos».
El primer de calendario fue una aportación personal de Francisco Alonso a la asociación de cultura tradicional San Jorge de San Esteban de Nogales con el fin de obtener fondos para la asociación.
El arquitecto unió el vínculo de las actividades tradicionales de la asociación y lo tradicional de la agricultura propia del pueblo, también como herencia del asentamiento cisterciense del monasterio de Nuestra Señora de Nogales, «que sin duda aportó una experiencia de territorio y labores agrícolas de varios siglos que aún permanecen vivos».
«Poco después, atraído en mejorar mi acción agrícola de huerta asistí a los cursos de Dª Mª Thum de quien aprendí sus propuestas biodinámicas de fertilidad y lo que concordaba con la experiencia tradicional de las agriculturas locales, aportando la cualidad astronómica de el ciclo lunar de forma no solo intuitiva y experiencial, también cientifica en la conciencia de lo lunar planetario y zodiacal», explica.
Motivado por aquellos cursos, preguntó a la doctora por la aplicación de estos principios a la construcción. «Me contestó a través de su intérprete, que se estaba haciendo en Alemania en grupos de arquitectos la investigación de cómo influían los ritmos de la Luna en el momento de la puesta en obra de los materiales de construcción», relata Alonso. A partir de ahí, derivó hacia «este enfoque arquitectónico tan apasionante por lo experiencial en su conexión al cosmos».
La señora Thum siempre aparece en los agradecimientos del calendario, seguida por Dominga, madre del arquitecto, su padre y todos los abuelos y agricultores que le han transmitido conocimientos sobre la tierra y la lista de refranes que de año en año aumenta con las aportaciones de sus conocidos y seguidores.
Dedicatoria que amplía a la Asociación G.E.A «por divulgar la geobiología como herramienta agrícola y bioconstructiva para el buen hacer agrícola y edificatorio, en la conciencia de el buen sitio» y a los impulsores y practicantes de las nuevas agriculturas como la biodinámica, permacultura, orgánica, ecológica, regenerativa y otras experiencias que aún individuales colaboran a un presente agrícola con futuro.. y a todos los principiantes en su impulso de crear huerto».
Cada mes va encabezado por un refrán seguido de un comentario sobre la tendencia del tiempo atmosférico, las actividades propicias con el ciclo ascendente y descendente de la Luna y un cronograma zodiacal en color con las indicaciones de las constelaciones que dominan cada día y su influencia en los ciclos del mundo vegetal.
En relación a las fases lunares, también indica las recomendaciones de siembra según las tradiciones locales. Así, la Luna nueva es propicia para la siembra de apio, borrajas, rábanos, violetas, mejorana, rábanos, alfalfa, centeno, garbanzos, lentejas, mijo.
Las acelgas, endibias, hinojo, perejil, manzanas, maravillas, trigo, habas, zanahorias y nabos tienen su mejor momento de siembra con la Luna llena. Para la luna vieja son propicias las Coles, calabazas, espinacas, lechuga, pepino, puerros, zanahorias, albahaca, cardo, melón, puerros, cebollas, azafrán, avena, cebada, yerbas, chirivías, ajos, rábano, pepinos y alcachofas. Y cuando la luna mengua es buen momento para podar viñas, recoger fruta, trillar, moler y segar hierba, según el momento agrícola.
Para hacer pan y fermentados los días propios son los que tienen la luna frente a constelaciones de luz (Acuario, Libra, Géminis), mientras que para las levaduras, fermentos, hongos y otras microfloras son los que tienen la luna frente a constelaciones de calor (Sagitario, Leo, Aries).
Son días favorables a la preparación de yogur, queso, kefír, kinchi, sucruch y otros fermentados, mientras que son desfavorables los días húmedos y térreos. El calendario indica en cada mes los días propicios para estas tareas que han ido en aumento en los domicilios a raíz de la pandemia y la variedad de cereales que hay en el mercado.
El almanaque de Francisco Alonso ofrece también apuntes sobre preparados biológicos para combatir plagas y enfermedades, humedecer y nutrir el compostero. Los periodos idóneos para los riegos en función de la Luna, los días alterados de atmósfera ionizada y revueltas de tiempo, los días propicios a la construcción y recomendaciones para aplicación de terapias son otros de los apartados del calendario de San Jorge 2022.
El nombre lo tomó del mito griego de Jorge —cultivador de Gea— que «conociendo las energías del dragón, encuentra fortuna en el laboreo, emoción en el cultivo y felicidad en la recolección», apunta Francisco Alonso. San Jorge se trasladó a la tradición cristiana precisamente al 23 de abril, «hagiograficamente en la diagonal cósmica que abre el año con fuerza fértil».
Alonso apunta que el mismo día se celebra Aquíleo, patrón de las emociones, que da nombre a la planta Aquilea o Milenrama; Fortunato, patrón de «la fortuna de los hallazgos», invocado para encontrar objetos perdidos y la fertilidad del campo de cultivo enraizada en invierno. Y Félix, patrón de la felicidad.
«Así, cultivar-emoción-hallazgo-y-felicidad reúnen la misma celebración» que «expresa a la vez, el conocimiento del comienzo del ciclo de fertilidad, la aquilea emoción de labor agrícola, el encuentro con el fruto esperado y la gozosa felicidad». El calendario también cuenta con la inspiración de las deidades femeninas Gea, Rea, Hera, Cibeles, Démeter, Perséfone, Isis, María, Sofía... «reconocidas en las actividades propias de Madre Materia, atribuyendo a lo silíceo el percibir y pensar, a lo calcáreo lo volitivo y apetitivo y a lo arcilloso lo rítmico y afectivo».
El calendario, autoeditado por al autor, se vende en las librerías Pastor, Leopoldo y Artemis de León.