miércoles, 31 de marzo de 2021

NOTICIA: Crece la pasión por la Pasión

Las cofradías y hermandades de la Semana Santa de León han organizado en la capital un 50% de actos más de los que se hubieran celebrado en cualquier año normal con procesiones.

El Perdón disfrutó de la Misa de Hermandad. MARCIANO PÉREZ

MIGUEL ÁNGEL ZAMORA
diariodeleon.es
El programa de actos de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de León contemplaba para este año 40 eventos en su listado oficial. Algunos de ellos se han podido celebrar, incardinados dentro de la normativa dispuesta por la Junta de Castilla y León, que habilita las iglesias y templos como escenario para posibles eventos.

Las congregaciones leonesas han organizado 60 actos este año. Es un aumento del 50 % con respecto a años anteriores. Cierto es que en algunos casos se trata de actos meramente simbólicos, pero el gusanillo de la Semana Santa y las ganas de disfrutar de las cofradías después de dos años sin poder verlas en la calle, ha provocado que lejos de retraer la cifra de eventos, los haya multiplicado.

Viernes de Dolores y Domingo de Resurrección, con dos eventos cada día, son las jornadas más relajadas para los amantes del mundo de la pasión. El pasado Domingo de Ramos y el próximo Jueves Santo figuran como las jornadas más cargadas. La docena de propuestas del pasado fin de semana, se superará mañana con 13 convocatorias en sesiones de mañana y tarde. Todas respetan eso si el horario del toque de queda y las últimas están convocados no más allá de las 20.30 horas, para que dé tiempo a estar en casa después de su celebración.

NOTICIA: La Diputación lleva hasta Murias de Paredes la madera hecha arte de Santocildes

El Centro de Interpretación de Omaña y Luna acoge la muestra ‘El bosque dormido’, en la que el veterano artista leonés José Antonio Santocildes exhibe un amplio conjunto de esculturas y obras gráficas, casi exclusivamente realizadas en maderas.

El Instituto Leonés de Cultura (ILC) continúa así con su nutrido programa de exposiciones itinerantes por las comarcas, en el que puede participar cualquier ayuntamiento de la provincia que lo solicite y que cuente con un espacio adecuado para ello.

El diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Pablo López Presa; la alcaldesa de Murias,
Mari Carmen Mallo;y el director de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García Martínez,
junto al autor de las obras, José Antonio Santocildes.

Dentro del amplio programa de muestras itinerantes por la provincia que organiza el Departamento de Arte y Exposiciones del Instituto Leonés de Cultura (ILC) de la Diputación de León, el Centro de Interpretación de la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna -en Murias de Paredes- acoge la exhibición ‘El bosque dormido’, de José Antonio Santocildes. Se trata de una muestra en la que la madera es la gran protagonista, un material en el que este veterano artista leonés ha venido expresando todo un particular y personalísimo universo creativo.

La muestra, que podrá ser visitada durante los dos próximos meses, fue inaugurada por el diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Pablo López Presa; la alcaldesa de Murias, Mari Carmen Mallo; y el director de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García Martínez, con la presencia del autor de las obras, José Antonio Santocildes, vinculado desde muy temprana edad con la localidad de Carrizo de la Ribera.

En concreto, la exposición está formada por un total de treinta y una obras gráficas con tratamiento escultórico, realizadas sobre madera, y por una instalación creada a partir de un antiguo tronco-cepa de nogal, una de las maderas consideradas mágicas de nuestra tierra. Las piezas que pueblan ‘El bosque dormido’ han sido formalizadas por medio de un conjunto amplio y diverso de maderas, casi todas propias de las comarcas leonesas, y que van desde la más noble, como la de nogal; a la más humilde, como la del chopo, pasando por la del roble y el abedul, aunque también encontramos algunas maderas tropicales. Por otro lado, las esculturas-grabados son una de las especialidades más características del trabajo creativo de José Antonio Santocildes y de su hija Alexandra; obras que suelen presentarse como estructuras laminares prensadas y que han sido modificadas en su forma original por sistemas de calor, humedad y presión para alcanzar las curvaturas adecuadas y la definición precisa del volumen, incluyendo en algunos casos cortes, giros y silueteados de zonas que abren diálogos de interrelación con los espacios circundantes de la obra. Además, los sistemas de estampación o grabado utilizados constituyen técnicas innovadoras que han sido reconocidas en varias ediciones de los premios de grabado de la Calcografía Nacional, con menciones honoríficas obtenidas durante los años consecutivos de 1999, 2000 y 2001.

NOTICIA: Una pediatra leonesa en Nueva York

Madres y niños esperando para entrar a la consulta en el Babys Hospital de Nueva York,
 donde trabajaba la leonesa de Vegacervera Nieves González Barrio.



Rocío Rodríguez Herreras | 29/03/2021
lanuevacronica.com
LOS VIAJES DE LA DRA. BARRIO. Nieves G. Barrio solicitó, en abril hará 100 años, una beca para ampliar estudios en Nueva York. Allí pudo cumplir sus elevadas expectativas trabajando en el laboratorio del hospital infantil más prestigioso de la ciudad, el Babies Hospital.

Para un turista apasionado de la medicina y la arquitectura, visitar Nueva York es una experiencia difícil de olvidar. Nos dirigimos al fascinante barrio de Manhattan para descubrir, a escasos diez minutos del museo de arte moderno más importante del mundo, el MoMA ( Museum of Modern Art), un elegante edificio situado en la Avenida Lexington donde a principios del siglo XX se instaló el Babies´ Hospital, un centro puntero especializado en la investigación de enfermedades infantiles. Cuando en el mes de marzo del año 1922 la Dra González Barrio llegó a este prestigioso hospital, debió quedarse impresionada ante el magnífico edificio que comparte el estilo arquitectónico Beaux Arts con el situado en el número 17 de la calle Ancha de León, ciudad en la que Nieves G. Barrio comenzó sus estudios de bachillerato. El edificio que acogió el Babies Hospital desde 1902 hasta 1929, mantiene hoy en día la misma elegancia que mostraba hace más de un siglo, exhibiendo sus guirnaldas y las bellas cornisas que junto a la simetría característica del estilo procedente de la Ecòle des Beaux Arts de París, conforman una armónica estructura de gran belleza.

La prensa de la época informó sobre el moderno edificio que acogería al futuro Babies Hospital donde se instalaron hasta 80 cunas y camas para niños hasta tres años de edad: «Un paso muy importante para Nueva York ha sido el proyecto para la construcción de un nuevo edificio destinado al Babies Hospital at Lexington -ave. And Fifty -fifth-st. El nuevo hospital será una valiosa aportación a los hospitales que recientemente se han construido en Nueva York. El proyecto ha sido dirigido por York and Sawyer y los materiales elegidos han sido ladrillo y piedra. El edificio tendrá siete plantas y un sótano destinado a la maquinaria, lavandería, cocina y sala para empleados. En las demás plantas se instalarán varias oficinas, una amplia clínica para estudiar las enfermedades de los niños y varias salas para los pacientes. En la séptima planta se situará el solárium y el laboratorio. El hospital será equipado «in the most modern fashion». (resumen de la noticia aparecida en el New York Daily Tribune, Monday, May 12, 1902).

Tal era el interés que despertaba el Babies Hospital en una profesional de la medicina apasionada de la «pediatría social y de laboratorio» como era González Barrio, que se atrevió a abandonar el destino para el que había sido becada en Estados Unidos y solicitó ser admitida en el Babies, ¡sin pedir previamente permiso a la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas!

Pero, ¿por qué decide marcharse al Babies Hospital de Nueva York?

Para encontrar la respuesta nos remontamos al mes de abril de 1921, fecha en la que la Dra. Nieves G. Barrio solicita una beca a la JAE para trabajar en Nueva York con el Dr. Noguchi en el «Estudio de la etiología, modo de transmisión y anatomía patológica de la poliomielitis anterior ( enfermedad de Heine-Medin)». Era ya la tercera solicitud que enviaba, ya que en dos ocasiones anteriores le había sigo denegada. Cuando finalmente en agosto del mismo año le notifican que se le ha concedido la beca para el College Saint Theresa en Winona (Minessota), cuyo nivel académico no estaba para nada a la altura de lo que ella esperaba, la decepción de la científica leonesa fue de tal calibre que en su respuesta a la JAE mostró su profundo malestar: «desde luego acepto mi beca aunque no es ni mucho menos lo que yo pedía. De todos modos sacaré el provecho que pueda».

En el College de Winona, en Minnesota, estudió inglés, química orgánica y bacteriología. Por otro lado, investigó sobre fisiopatología de riñón en el laboratorio del Dr.Rowntree en la prestigiosa Fundación Mayo, en la cercana localidad de Rochester (Minnesota). Sin embargo, su objetivo de investigar en la especialidad de pediatría no se cumplió; por ello, transcurridos seis meses y una vez enviado su trabajo de investigación en Minnesota a la JAE, decide irse al Babies Hospital de Nueva York, desde donde escribe al secretario de la Junta, José Castillejo, exponiendo los motivos de su traslado: «no pudiendo trabajar allí en lactancia artificial ni en problema alguno relacionado con la infancia» y «después de grandes dificultades he sido admitida en el Babies Hospital». Finalmente concluye: «espero que la Junta atienda a mi petición y no me obligarán ustedes a volver a España sin haber estudiado nada de lo que verdaderamente me interesa».

En sus palabras se intuye la personalidad y gran determinación de la importante pionera de la pediatría en España. Antes de responder a la Dra Barrio, la Junta de Ampliación de Estudios pidió consejo al asesor en asuntos de salud pública, el Dr Pittaluga, quien había dirigido la tesis doctoral de González Barrio y había sido su mentor para la solicitud de la beca. El eminente epidemiólogo intercedió favorablemente, aunque su respuesta no fue muy contundente… «Ya sabe usted (Castillejo) que yo he visto siempre, a pesar de sus defectos, con gran benevolencia cuanto hace la Srta. González Barrio y por tanto mi opinión quizá no se halla exenta de un velo de excesiva condescendencia hacia ella».

Así pues, la Dra Barrio consiguió trabajar durante parte de su estancia en Estados Unidos, en el Babies Hospital, el primer hospital dedicado a los niños de la ciudad de Nueva York. En el perfectamente equipado laboratorio del Babies Hospital trabajaban conjuntamente médicos, profesionales de la enfermería y bioquímicos. Un auténtico paraíso para una apasionada de la medicina de laboratorio, como era la Dra Barrio. Hay que tener en cuenta que el uso del laboratorio adquirió gran importancia en el establecimiento de la pediatría como especialidad independiente. Bajo la dirección del padre de la pediatría en América, el Dr Luther Emmett Holt, quien pertenecía a la primera generación de doctores interesados en desarrollar estudios científicos sobre las enfermedades infantiles, en el Babies Hospital se realizaron investigaciones acerca del análisis químico de la leche de la ciudad de Nueva York, y se descubrió que gran parte de las muertes infantiles se debían a las bacterias presentes en ella. Holt desarrolló una fórmula infantil para que la leche de vaca se pareciera más a la leche materna y pensaba que el establecimiento de horarios para la lactancia e incluso la lactancia artificial facilitarían a la mujer un descanso nocturno que favorecería su incorporación al mundo laboral. Además fue un doctor pionero en tareas de prevención y educación de las madres, actividad del interés de la Dra González Barrio.

De regreso a España la eminente médica de Vegacervera puso en práctica los conocimientos adquiridos, ya que ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Puericultura. Ella misma lo cuenta en la publicación Blanco y Negro (15 de diciembre de 1936): «En 1925, se crea en Madrid la Escuela Nacional de Puericultura y, como consecuencia de mi preparación en los Estados Unidos, se me nombró profesora de este centro, encargada del laboratorio y de organizar el servicio de enfermeras visitadoras y niñeras».

Finaliza nuestro viaje científico en Nueva York no sin antes hacernos una fotografía frente al imponente edificio en el que durante casi treinta años mantuvo su actividad el Babies Hospital; sin duda, será nuestro tesoro más preciado, recuerdo una eminente «médica de laboratorio», una leonesa cuya estancia en Estados Unidos contribuyó al desarrollo de la pediatría en España.

Nuestra próxima ruta nos llevará a Rochester. Otra historia, otra ciudad y otro ‘Viaje Científico de Nieves’.

domingo, 21 de marzo de 2021

NOTICIA: Los leoneses que fueron a la boda del Rey

‘Fotografía de familia’ de los leoneses que fueron a Madrid con motivo de la boda real de Alfonso XII
con su prima Mª de las Mercedes. | J. LAURENT

https://www.lanuevacronica.com
Fulgencio Fernández | 15/03/2021

CULTURA. J. Laurent fue uno de los pioneros de la fotografía en España y una de las noticias de las últimas semanas es que el Ministerio de Cultura ha digitalizado 6.300 fotografías suyas. Entre las imágenes recuperadas hay alrededor de medio centenar relacionadas con León.

Jean Laurent Minier (Garchizy, 1816-Madrid, 1886) abandonó su Francia natal para instalarse en Madrid, donde aparece ya en 1844 como maestro jaspeador especializado en artículos de lujo. Es posible que conociera la reciente invención de la fotografía a través de su cuñado, Benjamin Pépin, que ejercía de fotógrafo en la Bretaña francesa. Sea como fuere, en 1855 ya obtiene un privilegio de invención para la aplicación de color a las fotografías y un año más tarde abre un establecimiento fotográfico en la azotea del número 39 de la Carrera de San Jerónimo, espacio que había pertenecido a otro importante fotógrafo, Charles Clifford». Esta pequeña parte de la biografía de Jean Laurent —al que sus amigos españoles llamaban Juan— nos hace entender que nos encontramos ante uno de los pioneros de la fotografía en España; que primero se especializó en el retrato pero pronto amplió su campo de acción a imágenes de todo tipo, recorrió España fotografiando paisajes y ciudades, fue a los museos, cubrió actos oficiales.

Para la boda de Alfonso XII las diputaciones enviaron grupos con trajes regionales, la de León también. Fruto de ello fue una importante colección de fotografías y una de las noticias recientes más importantes para la fotografía explicaba que «el Ministerio de Cultura ha digitalizado y puesto a disposición de los interesados 6.300 fotografías del fondo J. Laurent; un conjunto, de la segunda mitad del siglo XIX, que incluye retratos, vistas de ciudades, monumentos, ingeniería y escenas populares. Todas ellas ya están a disposición del público».


Y entre estas 6.300 imágenes hay alrededor de medio centenar relacionadas con León, la mayoría de ellas (más de la mitad) en el apartado de escenas populares, con varias imágenes de leoneses, montañeses, ribereños y maragatos; además de una foto de grupo pues prácticamente todas ellas son de la misma celebración. «Con motivo de la boda real de Alfonso XII con su prima Mª de las Mercedes de Orleáns celebrada en enero de 1878, las Diputaciones Provinciales enviaron a Madrid grupos de paisanos que, ataviados con los trajes característicos de cada lugar, cantaban y bailaban en las calles y ante los reyes».

De sus viajes por España fotografiando monumentos es curioso que en León se fijara en la Catedral, inevitable, pero también en los soportales de la Calle Santa Ana, y una tercera imagen de la estación de ferrocarril.

Otra imagen nos recuerda una de las tragedias de esta tierra, el expolio. La Cruz de Fernando I pertenecía a la Basílica de San Isidoro... pero se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.

jueves, 18 de marzo de 2021

Colaboración: Viaje al centro de "los Oteros" (Oda rural leonesa)

Héctor Bayón Campos             

Dedicado in memoriam a todas esas personas del campo que, debido al coronavirus, tuvieron que abandonar este mundo de manera prematura. Que la tierra, vuestra querida tierra labrada, os sea leve…


 
Principios de febrero de 2020. En una antigua casa de Gusendos de los Oteros (León).

¿Pero cómo sois tan “friolerosen la ciudad? ¡Si lo de ahora ya no son inviernos, antes sí que había carámbanos en los tejados! —decía Antonio con rotundidad a sus urbanitas yernos.

 Sabía de lo que hablaba. Porque en Gusendos, donde él vivía, el “General Invierno” ya no era tan fiero. El cambio climático lo había trastocado todo, y él, como buen agricultor experimentado, se había tenido que adaptar a las circunstancias. Sus hijos políticos eran bastante escépticos respecto al tema. No llegaban a ser “negacionistas” pero poco les faltaba. Como ellos venían de “la capi" y no habían cogido un azadón en su vida… ¿qué iban a saber ellos de “la Madre Naturaleza”?

Pero, desgraciadamente, las evidencias climáticas no engañaban: en los últimos cien años la Tierra había registrado un aumento de temperatura de entre 0,4 y 0,8 grados centígrados. Esto lo sabían muy bien las gentes del campo porque vamos a ver, hablando claro, ¿quién necesita meteorólogos habiendo agricultores?

 Y es que siempre se ha dicho que el cielo raso, límpido y soleado de “los Oteros” no tenía secretos para los labradores de la zona. Porque a lo largo de la historia universal, y en todas las civilizaciones, siempre han sido los verdaderos arúspices de la meteorología.

 Además, nuestro querido Antonio, el agricultor más informado de esta comarca leonesa, consideraba que con “su cultivo” estaba ayudando a combatir el cambio climático y a disminuir el efecto invernadero. Cuando esto lo oyeron sus advenedizos yernos alucinaron y esbozaron una leve sonrisa maliciosa. Mejor dicho, pensaron que su suegro estaba exagerando ¡y bastante!  Sin embargo, Antonio no iba muy desencaminado. En un breve discurso digno de la COP25 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019, Madrid) les explicó, con todo lujo de detalles, que las lentejas (y otras legumbres del terruño) eran capaces de atrapar el nitrógeno de la atmósfera y de fijarlo en sus raíces como amoníaco. Además de liberar fósforo en la tierra para hacerla más fértil y resistir mejor el agotamiento del suelo…, oye ¡cuánto se aprendía escuchando a los paisanos de “los Oteros”, qué sabiduría tan ancestral!

 Ellos no le creyeron del todo, pero como tampoco era un buen plan contradecir al suegro se callaron por respeto. En esto, llegó la hora de la comida y la familia al completo se sentó alrededor de la mesa. Hum… ¡qué rico olía! Las famosas lentejas, cocinadas por el anfitrión de la casa, estaban listas ¡menudo manjar de dioses! Eran las más codiciadas de la comarca. Cuando Antonio iba a venderlas al mercado de los martes en Mansilla de las Mulas ¡se las quitaban de las manos! Así que fíjate que no harían por un plato de lentejas bien hechas, acompañadas por un rico chorizo ahumado de la montaña leonesa…

Claro, a sus jóvenes yernos se les “hizo la boca agua”. No era para menos. Ese delicioso sabor arcaico, de gastronomía hecha “a fuego lento”, impregnaba todas las estancias de la casa. Pronto se hizo el silencio en el comedor. Esto era una buena señal porque allí nadie hablaba, simplemente comían y bebían unos buenos “vasos” de vino DO León… ¡qué aproveche! ¡Gracias!

Cuando todos terminaron de almorzar y se iba acercando la hora clave del chupito de orujo blanco, ese que limpiaba las “tuberías” del cuerpo; uno de sus yernos, a priori el más incrédulo, tomó la palabra y dijo:

Antonio, abjuro de mi negacionismo militante. Este plato está buenísimo. Cuando vuelvas a sembrar lentejas yo vendré a ayudarte; todo sea por combatir el cambio climático. Aunque también me gustaría brindar por la preservación del patrimonio natural de “los Oteros” y por la conservación de los palomares que hay por esta magnífica zona de sinuosos terrenos… Suegro, yo no soy ningún pirata pero le aseguro con la copa en la mano que “la vida en el pueblo es la vida mejor”.

Antonio, visiblemente emocionado, miró a sus hijas con ese amor incondicional de padre feliz que está disfrutando, saboreando, de una buena sobremesa rodeado de los suyos. Y sin mediar palabra, se levantó de la silla y le dijo a su yerno:

—Gracias por tus palabras, hijo. Como habéis comprobado aquí el tiempo se detiene. Se vive de otra manera, más libre, sin las ataduras ni las prisas de las ciudades. Estamos en un permanente idilio con la naturaleza, y ésta, siempre nos da, nos ofrece, lo que necesitamos. Las lentejas que hemos comido hoy son un buen ejemplo de ello. Por eso somos tan felices porque en el pueblo nada nos falta. Ah, por cierto, el próximo año os espero en la siembra…

Y así fue como el inconfundible sabor de unas lentejas aceleró la conversión de unos escépticos climáticos. No es por nada, pero arrepentidos los quiere el medio rural...