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domingo, 4 de abril de 2021

NOTICIA: De un ‘telar’ Toño hizo un museo

PATRIMONIO. José Antonio Fernández, Toño el de Argovejo, ha ido recogiendo piezas de valor etnográfico desde que regresó al pueblo, hace una década.

Vista general del cuidado museo etnográfico ‘Los telares de Toño’ que José Antonio Fernández ha montado en un edificio propio. | ALEJANDRO DÍEZ SIERRA

Fulgencio Fernández | 02/04/2021
lanuevacronica.com
«Trabajé en Bilbao casi toda la vida, venía a Argovejo en vacaciones. Pero cuando me jubilé, hace una década, cumplí el sueño de volver al pueblo y me puse a hacer una cosa que me apetecía mucho: coleccionar piezas que me recordaran mi vida en el pueblo, herramientas de trabajo, útiles... y poco a poco fue creciendo la colección. Me daba en la cabeza que tenía que hacer algo así». Así explica José Antonio Fernández, Toño el de Argovejo, cóm
o pasó de «recoger telares» a montar un verdadero museo, realmente cuidado y ordenado, que ha querido poner a disposición de sus vecinos y todo el que lo quiera visitar. No hay más que llamarle por teléfono y él te lo enseña, explica... Es el nuevo Museo Etnográfico de Argovejo de ‘Los telares de Toño’, que aunque lleva abierto desde 2017 ha reabierto con nuevas piezas y más ordenado.

Explica este generoso vecino de Argovejo que utiliza la palabra telar en el sentido que se le da en el ‘Léxico leonés actual’: «Telar: m. Trasto, chisme, en plural: objetos diversos en desorden», aunque vaya por delante que lo de desorden nada tiene que ver con su museo. «La verdad es que siempre fui muy meticuloso en mi trabajo y me he preocupado de que esté todo bien organizado, en orden, por materias, bien explicado».

- ¿Cómo te has hecho con ellas?
- De todo un poco. Algunas las tenía en casa, otras me las dieron los vecinos, tratando con anticuarios de segundo y tercer orden, en rastrillos y mercadillos... una labor de hormiga. Ahora hay gente que viene a visitarlo y son ellos los que me ofrecen piezas al ver que aquí no hay ningún afán de lucro sino de ofrecer un aliciente más a este pueblo, que tiene otros importantes como el Hayedo del Río Achín, o picos como Cerroso, Aguasalio o Los Janos, y su gente, muy importante.

El museo muestra algo más de 500 piezas, «tengo más pero cuento con un espacio determinado y, por ejemplo, piezas grandes como trillos no los puedo mostrar». Y cuenta cómo montó el edificio. «Al regresar al pueblo había comprado una vieja cuadra con pajar pero en las nevadas de 2015 se cargaron los tejados de nieve y pensé que se hundía todo. Al pasar la nevada me puse a arreglarlo y así lo arreglé.

Y se ha convertido en un caserón de piedra de esta comarca acondicionado con mucho gusto y aprovechando el espacio para museo. «He tratado de que esté recogido el modo de vida de la Montaña Oriental de León: desde herramientas y aperos, hasta objetos de la vida cotidiana, pasando por material de enseñanza, piezas de ajuar y juguetes. Quien recuerde y haya usado objetos como la ceranda, la gachapa, los cabijos, el escreño, la lámpara de carburo o la matraca disfrutará enormemente de la colección, mientras que para quien nunca ha usado y desconoce la mayoría de artilugios expuestos supone una oportunidad de acercarse a la forma de vida y las tradiciones de esta montaña leonesa nuestra».

- ¿Te atreverías con alguna pieza especial?
- Es complicado. Para mí especiales son muchas y por muchos motivos. Algunas porque me recuerdan épocas de mi infancia, que siempre es muy entrañable; otras porque te las ha dado alguien especial para mí y, en general, aquellas vinculadas a trabajos y formas de vida de los años 50 y 60 porque me llevan hasta la infancia y ya sabes que la infancia en los pueblos siempre es una etapa feliz. O, al menos, así la recuerdas».

Y este legado de su generosidad lo ha puesto a disposición del pueblo y sus visitantes, como un aliciente más. Por Argovejo hay tablillas que anuncian el Museo Etnográfico ‘Los telares de Toño’ en los que figura su teléfono. «Si no estoy en el museo me llaman y les enseño encantado lo que allí está recogido».

Un aliciente añadido a los telares de Toño... las propias explicaciones de Toño... el de Argovejo.

jueves, 18 de enero de 2018

NOTICIA: Rescatando las fuentes de la tradición

SENDEROS LITERARIOS LEONESES, EN FEMENINO.
Concha Casado Lobato permaneció al pie del cañón hasta el último aliento de su vida, siempre trabajando.

Concha Casado en la feria de artesanía del Val de San Lorenzo.

Mercedes G. Rojo | 16/01/2018
Nuestro personaje de hoy es Concha Casado Lobato (León, 1920 -2016) y aunque muchas personas podrá pensar que no se trata de una escritora propiamente dicha, no desde el punto de vista de la Literatura, para mí tiene su sentido traerla hoy hasta esta sección dedicada a nuestras autoras, máxime teniendo en cuenta de que algunas otras de las que por aquí han desfilado o desfilarán, tienen sus fuentes de inspiración en la tradición popular, en las costumbres de nuestras tierras, en sus leyendas y en sus elementos más característicos, campos estos en los que Concha Casado si fue una pionera y un ejemplo a seguir. 

Esta incansable, mujer que permaneció al pie del cañón hasta el último aliento de su vida, siempre trabajando, siempre promoviendo nuevos proyectos, fue la responsable directa o indirecta del acercamiento de muchos leoneses al respeto por su cultura tradicional, convirtiéndose, en la mente de muchos, en la figura ligada a la cultura tradicional leonesa por excelencia. Bien es cierto que con mayor o menor fortuna, según los casos, y es que también en los campos de la etnografía y la cultura la controversia se hace a menudo presente, máxime si se trata de una figura pionera en cualquiera de sus campos.

En 1947 culmina la tesis ‘El habla de la Cabrera alta: contribución al estudio del dialecto leonés’
Filóloga y etnógrafa, de ella nos interesa hoy para esta sección todo lo que su trabajo ha supuesto de referencia en el conocimiento de los distintos aspectos que conforman la idiosincrasia leonesa, al menos en lo que pervivencia de los valores etnográficos se refiere, así como su relación que con un habla que vilipendiada y castigado su uso durante aquellos tiempos, hoy se ha convertido en el instrumento de comunicación de distintos autores de nuestra época. Nacida en 1920, formativamente le pilló de lleno la Guerra Civil y toda la época de la dura postguerra española, momentos que fueron de oscurantismo para todo lo que tuviera que ver con la evolución educativa de la mujer en los distintos campos profesionales, máxime si se buscaba una igualdad con los congéneres masculinos y en áreas poco comunes hasta entonces al ejercicio de la mujer. Por ello, que Concha se decidiese por el ejercicio de una profesión que implicase un continuo movimiento por la geografía española y una labor de investigación que sin duda había de robarle tiempo para dedicarlo a la familia, tiene aún más mérito. 

Terminados sus estudios de Bachillerato en León, en el año 1937, inmersa España en plena Guerra Civil, tiene que esperar hasta la finalización de ésta en 1939 para trasladarse a Madrid y comenzar allí sus estudios universitarios, concretamente deFilosofía y Letras, carrera que concluiría con la especialización de Filología Románica y que complementará con un doctorado obtenido en 1947 al culminar su tesis 'El habla de la Cabrera Alta: contribución al estudio del dialecto leonés', dirigida por Dámaso Alonso, con premio extraordinario. Mientras tanto establece una estrecha relación con el intenso ambiente cultural que bulle en torno a la Residencia de Estudiantes, a la que se traslada su residencia en su segundo año de carrera. Después vendría un largo e intenso periplo formativo pro diversas universidades europeas como París, Bonn, Coímbra, Ámsterdam, Estrasburgo, Edimburgo, Milán y Londres. Con todo este bagaje, desarrolla su trabajo de actividad investigadora y educadora en instituciones tan prestigiosas como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) –al que permaneció unid tras su jubilación como Doctora 'ad honorem'- o al Instituto de Filología Hispánica Miguel de Cervantes, trabajos que continuará volcada más específicamente a León cuando a su retiro profesional traslada definitivamente su residencia a estas tierras. Comenzará entonces una intensa labor ligada a Centros de Profesorado, Diputación, Ayuntamientos y entidades varias en las que su principal objetivo será rescatar, documentar y salvar para el futuro todos los valores de las diversas comarcas que conforman nuestra pequeña/gran geografía provincial, además de inocular en la sangre de muchos profesionales y creadores el deseo de salvaguardar y dar nueva vida a todos esos elementos que durante siglos han ido forjando nuestro panorama cultural. 

Toda esa ingente labor plasmada en multitud de libros, artículos, colaboraciones y propuestas como prólogos, introducciones,… que han servido de aliciente para la obra de numerosos autores de diversas áreas, son sin duda mérito suficiente para que hoy hayamos traído a este espacio la presencia de Concha Casado, filóloga y etnógrafa capaz de alentar la obra de autores que han bebido en las fuentes de las tradiciones de este variopinto y literario León nuestro.