Uno de los primeros Serenos con pértiga y farol .
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¡¡¡Serenoooo…sereno!!! Así voceaban algunos vecinos de las grandes
ciudades para que el sereno les abriera el portal de casa. Uno de los trabajos
más olvidados y que tenía muchos inconvenientes. El trabajar siempre de noche
tiene consecuencias en el ritmo normal biológico. Pero casi siempre buscaban a
hombres tranquilos y bonachones, generalmente venidos de pueblos y aldeas en busca
de mejoras laborales y otra vida más cómoda que el duro trabajo del campo y la
ganadería. Allá, al caer la tarde y hacerse casi de noche, comenzaba el encendido de farolas con las pértigas; al principio eran de gas o
aceite, más cerca, de bombilla de 125 Voltios, renqueantes y temblorosos y que
con la pértiga más corta y en cada poste
o pared tenían una llave de luz alta
para que nadie pudiera alcanzarla. También los serenos tenían un silbato para
avisar de algún altercado a la guardia de turno, generalmente algún que otro
borracho armando espolín…o incluso algún maleante que intentaba robar en algún
comercio o similar. Al amanecer cortaban la luz, y a casa, a desayunar fuerte y para la cama. Tenían
aquellos manojos de llaves que cimbreaban y hacían un ruido peculiar… en
invierno iban con una gran capa para resguardarse del frío y del agua y botas de piel.
El jefe de serenos dando las órdenes
pertinentes para una larga noche. |
“Era obligación de los serenos
recorrer continuamente las calles de su demarcación, en los puntos que tenían designados guardarla de ladrones y
malhechores, evitar las pendencias aún cuando fueran domésticas, observar
los incendios avisando
inmediatamente, hacer que se recogieran cuantas personas encontraren
abandonadas en la calle, prestar auxilio a las que se lo pidieren y dispensar
su favor y servicios en las casas que los necesitaren”. En casos dados debían
favorecerse unos a otros llamándose con ciertas señales dadas por un silbato
que llevaban a este efecto. En su recorrido, anunciaban la hora y la
variación atmosférica (con voces como las doce en punto y sereno, de
donde proviene su denominación). En
sus inicios el sereno vivía únicamente de las donaciones o propinas de los
vecinos de las ciudades donde llevaban a cabo sus funciones, aunque
progresivamente llegaron a percibir un sueldo habitualmente a cargo de los
ayuntamientos. Los primeros serenos empezaron a desarrollar sus funciones en el
año 1715, donde
se documenta por primera vez dicho oficio, incluido en un Real
Decreto fechado el 16 de septiembre de 1834 donde se
regulaba la función de los serenos en las capitales de provincia. Desapareciendo
prácticamente en su totalidad a finales del siglo XX,
actualmente se ha vuelto a introducir la figura del sereno en algunas
poblaciones españolas, valga como ejemplo el "Programa de Serenos de
Gijón", localidad perteneciente al Principado de Asturias, donde el
ayuntamiento ha impulsado la formación y creación del cuerpo de serenos
municipales y también en el barrio madrileño de Chamberí.
Un sereno
apagando la farola al amanecer. |
El
de los serenos es un tema cíclico, un recurrente político que han intentado
rescatar algunos candidatos en campañas electorales y apelando a los problemas
de inseguridad que suelen citar en sus respectivas ciudades, pero sin que
después se hayan atrevido a recuperarlos. La verdad es que la existencia de cuerpos
de seguridad cada vez más eficaces debe disuadirles del proyecto, fruto más del
sentimentalismo, que de una realidad que exige algo más que unos tipos, casi
siempre gallegos, armados, es un decir, con un chuzo, como los de 'La verbena
de la paloma' charlando en una esquina mientras uno de ellos sugiere con cierto
cansancio y arruinada la cháchara, “Habrá que dar otra vuelta a la manzana”. La
imagen típica del sereno del género chico, servicial y conciliador, cargado de
llaves de portales a disposición de los vecinos que les requerían con una
simple palmada, contrasta con el perfil de los actuales vigilantes nocturnos,
bien equipados y de profesionalidad contrastada y una formación más allá de lo
pintoresco y emotivo. Como novedad
en esta orden se establece su instauración en todas las capitales de provincias
siendo esto voluntario.
Uno de los
recibos que pasaban
los serenos a los ciudadanos. |
Se establecía un baremo para que el ayuntamiento en
virtud del tipo de finca y uso estableciera un canon a pagar para sufragar el
cuerpo de serenos, pasando a percibir estos un sueldo del ayuntamiento del que
dependían, así como el horario del alumbrado público que era de diez de la
noche hasta el amanecer. Los Serenos desde 1814 solían ir armados con una
pistola que llevaban oculta y tenían que costearse ellos y era voluntario
llevarla o no. Este cuerpo al igual que otros servicios públicos tenía un
sueldo escaso por lo que era costumbre que en Navidad realizaran unas
felicitaciones que repartían casa por casa pidiendo el aguinaldo. Los serenos son
los guardianes de la noche que, finalizado su horario de trabajo,
devienen en trovadores de la oscuridad, en difusores convencidos de
historias que trascienden la creación individual y pasan a ser parte del acervo
colectivo de una comunidad.
Tarjeta de felicitación de los serenos
a los ciudadanos para el aguinaldo. |
¿Por
qué decimos que a alguien “se le toma por el pito del sereno”? Esta
expresión se aplica cuando a una persona no le damos ninguna importancia, no la
tenemos en cuenta y sus opiniones nos resultan poco o nada relevantes, llegando
incluso a abusar de su buena fe y bondad. El contexto de trabajo de los serenos es de por sí muy
particular. La noche sigue siendo un territorio que no dominamos completamente.
Un simple corte del fluido eléctrico bastaría para reconocer nuestra
electrodependencia e incapacidad para lidiar convenientemente con las sombras.
Pero los Serenos de antaño tenían otra forma de ver la vida…palmada y siempre
al sereno.
Un poco de fiesta nunca viene mal.
Un poco de fiesta nunca viene mal.
Aquí en Oviedo, lo serenos existieron hasta bien entrados los años setenta...José Fernández.
ResponderEliminarInteresante reportaje...yo no los he conocido, pero mi padre y mi madre sí.Gracias por recordarnos estos oficios antiguos. María.
ResponderEliminarMaravilloso artículo una vez más. Estoy enganchada a rememorar con cada oficio antiguo que plasmas en tus escritos. Gracias
ResponderEliminar"Por el pito de un sereno" una expresión tan antigua que cobra especial relevancia de nuevo en estos tiempos que corren. Un saludo
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