domingo, 21 de agosto de 2022

NOTICIA: La trashumancia leonesa

Un rebaño de 4.600 ovejas, divididas en cuatro grupos, regresa al sur de León tras su estancia en la montaña para 'saborear' los mejores pastos | De Torre de Babia a Valdesogo de Arriba en un recorrido que revive las tradiciones de la ganadería leonesa.

Un rebaño de 4.600 ovejas, divididas en cuatro grupos, regresa
al sur de León tras su estancia en la montaña para "saborear" los 
mejores pastos. De Torre de babia a Valdesogo de Arriba.
LEONOTICIAS


J.C.VillabalterDomingo, 21 agosto 2022

Es la trashumancia leonesa. De Valdesogo de Arriba, en Villaturiel, a Torre de Babia, en el municipio de Cabrillanes. La ida, en los primeros días del pasado mes de junio; la vuelta, este mismo fin de semana.

Paso a paso, por su sendero, un rebaño de 4.600 ovejas en cuatro grupos bien diferenciados, recorren la cañada en una rutina anual que mezcla la necesidad y la tradición.

Curtido por el día a día

«Esto es así», asegura Felipe Borges, el responsable de velar por la marcha de unos animales de enorme valor. El tiempo le ha curtido el rostro, envuelto por una gorra deshilada. Sus labios, rotos por la adversa climatología, le recuerdan a cada instante que su profesión, la de pastor, no es nada sencilla. «Es dura, pero me gusta», sentencia.

Tiene compañero de viaje, que prefiere descansar tras la dura marcha («Demasiado joven para esto», dice) y guardas y guías para el camino. Cuatro imponentes mastines no se separan de un rebaño que se mueve de un lado a otro guiados por otros cuatro perros, de raza carea. «Nunca se cansan, nunca duermen», sentencia.


Noche en Villabalter
Felipe guió la marcha durante 14 horas en la jornada del sábado, repite el domingo tras dormir en Villabalter. Duerme en el remolque, junto a las ovejas, y nunca cierra los ojos por completo. «Hay que estar atentos a todo lo que pasa», recuerda.

En esta localidad del alfoz leonés el pastor que guía el rebaño ha contado con el apoyo de Andrés Fernández, un jubilado al que le apasiona la ganadería, y el aliento de Óscar García. «Hoy he llegado un poco tarde, pero mañana le ayudo», comenta este último.

Los mejores pastos
La nube de polvo que deja ver el rebaño a su paso da idea de su envergadura. «Impone», sentencian los vecinos. Su paso representa la realidad de un sector básico en la economía, la ganadería. «Hay que subir a los animales a la montaña para encontrar los mejores pastos. Y es una tradición que no se puede perder», añaden al unísono.

Con el fresco de la mañana -sobre las seis- el rebaño comenzará de nuevo a caminar. «Poco a poco, pero sin parar». Y así hasta el próximo verano cuando de nuevo la trashumancia leonesa sea una realidad.






sábado, 20 de agosto de 2022

NOTICIA: Molinaseca acoge el III Encuentro de Tamboriteros

CULTURA. Por primera vez será internacional, con la participación de Portugal.

Pauliteiros de Sendim, de Portugal

M.I. | 18/08/2022

El Grupo Folclórico Cultural Alegría Berciana y el Ayuntamiento de Molinaseca organizan el III Encuentro de Tamboriteros Villa de Molinaseca que tendrá lugar este sábado 20 de agosto con el marchamo, en esta ocasión, de internacional. Danzantes de Portugal asistirán a esta nueva edición iniciando un nuevo aporte a la actividad, incluir grupos de danzantes. Serán pues los danzantes Pauliteiros de Sendin, Portugal los primeros danzantes de este tipo de danzas religiosas los que muestren estas formas de baile en este Encuentro de Tamboriteros Villa de Molinaseca.

Como en las otras dos ediciones anteriores, se continuará con las intervenciones de tamboriteros que, acompañados de una pareja de baile, mostrarán la riqueza musical y del baile de diferentes comarcas y provincias.

En esta tercera edición participarán Pauliteiros de Sendim, de Portugal, con el tamborilero Henrique Fernandes, José Manuel de Bustos Rodríguez, de Salamanca, la Asociación de Tamborileros Zamoranos, con Mario Martínez Roncero, Luis Alberto Mondelo Sánchez de Ponferrada y Rafael Busto Ferrero también de Ponferrada y organizador del evento.

La intención es continuar haciendo crecer la actividad con la participación de tamboriteros de otros países y culturas.

NOTICIA: El barro que sedujó a Gaudí

ARTESANÍA. La alfarería es un oficio que ha ido siempre ligado al pueblo de Jiménez de Jamuz, cuna de esta artesanía y ‘blanco’ de la cámara de Fernando Rubio en 1973.

Una mujer de Jiménez de Jamuz muestra a la cámara dos de las piezas de alfarería que ha creado.
 | FERNANDO RUBIO

Fulgencio Fernández | 15/08/2022

ARTESANÍA. La alfarería es un oficio que ha ido siempre ligado al pueblo de Jiménez de Jamuz, cuna de esta artesanía y ‘blanco’ de la cámara de Fernando Rubio en 1973.

Se celebra este fin de semana en La Bañeza la Feria Internacional de Alfarería, en la que uno de los nombres más repetidos es Jiménez de Jamuz pues cuando se habla de este oficio el pueblo leonés es un referente ineludible. Ése es uno de los logros mayores, fruto de su historia, que algo se convierta en el ‘apellido’ de una tierra: En El Val las mantas y el textil; en Castrillo el cocido; en el Valle Gordo las madreñas... en Jiménez de Jamuz la alfarería. Habría muchos ejemplos más pero pocos identificarían más al pueblo y el oficio.

Viene de lejos este «matrimonio», con sus vicisitudes, pero no vivía malos tiempos en los 70 (1973) cuando la cámara de Fernando Rubio se fijó en este oficio y las gentes que lo desarrollaban. Además de recordar nuestro fotógrafo el «polvo enamorado» del gran Quevedo rescata de sus recuerdos una canción sudamericana que elogia como pocas el oficio del barro, es de los argentinos llamados Los Chalchaleros y el título parece elegido para la ocasión: Vasija de barro, que así comienza: «Yo quiero que a mí me entierren / como a mis antepasados, / en el vientre oscuro y fresco / de una vasija de barro», y después de este deseo para viajar al más allá realiza en otra estrofa una preciosa descripción del viejo oficio: «Arcilla cocida y dura, / alma de verdes collados, / barro y sangre de mil hombres, / sol de mis antepasados» y con una estrofa final que también nos remite al histórico preso de San Marcos: «De ti nací y a ti vuelvo, / arcilla, vaso de barro. / Con mi muerte vuelvo a ti, / a tu polvo enamorado».

Un elogio merecido llegado desde tierras lejanas; desde más cerca, desde el propio pueblo, uno de sus hijos más estudiosos de su historia —José Cabañas— rescató en un artículo la vinculación de la alfarería de Jiménez con el gran Gaudí, ni más ni menos. «. En aquel momento Gaudí casi había finalizado el Palau Güell, lo que le permitió trasladarse a Astorga y dirigir directamente el inicio de las obras (tan solo en sus realizaciones leonesas, además de en Cataluña, trabajó personalmente). Este desplazamiento en ferrocarril, y otros antes y mientras se construía (Gaudí visitó las obras en otras varias ocasiones entre 1890 y 1893), resultaron importantes porque hicieron posible que el genio conociera la arquitectura local y aplicara algunos de sus aspectos al nuevo palacio episcopal». Más adelante explica Cabañas que «sería en aquellos viajes a la capital maragata cuando Gaudí quedara deslumbrado por la alfarería jiminiega, hasta el punto de incluir el barro vidriado alternando con la piedra granítica del Bierzo en los arcos de algunas de las estancias del palacio, rematando graciosa e innovadoramente sus finos ribetes con las piezas cuidadosamente elaboradas por los artífices del pueblo de Jiménez con la rojiza arcilla extraída de sus barreros, de modo que cabe afirmar que la mansión es por dentro absolutamente jiminiega: en las nervaturas de las bóvedas, en los arcos de las ventanas y de las puertas, y en cada uno de sus ladrillos (que son únicos, y hay miles) de roja arcilla de Jiménez de Jamuz vidriada y decorada con el baño y los trazos típicos de las realizaciones de sus alfareros».

Dice Cabañas que esta circunstancia favoreció y mucho la economía de aquellos artesanos, alguno de los cuales era de su propia familia: «Bastantes debieron de ser los artífices que participaron del encargo —Cándido Pastor Fernández, mi bisabuelo paterno, habría sido el principal y quien más ladrillos al parecer suministró— y diversas las familias alfareras que elaboraron aquellas piezas de variadas formas, vidriadas y con los tradicionales dibujos a la cal las más, y otras a lo basto, sin vidriar, en los moldes de madera recubiertos con latón bronceado (catorce al menos, diseñados por Gaudí para la hechura de aquellos adornos) que aún quedan, con remanentes de aquella producción, en los desvanes de algunas casas de antiguos artesanos, y depositados varios en el Alfar-Museo del lugar en el que todavía, en el año 2002 y con ocasión del centenario del arquitecto, han sido las hormas de nuevo utilizadas como entonces: introduciendo la arcilla en ellas y después del vaciado y el secado pintando los segmentos con cal y con dibujos característicos (el ramo, la mano, el peine, el gallo, la mariposa, la hoja, etc.) antes del vidriado, menesteres ambos realizados como algunos otros en exclusividad por las mujeres, el del pintado con la preceptiva pluma del ala derecha de una gallina. Finalmente se cocían en los hornos mozárabes de tiro superior en los que como combustible se arrojaban las urces y las jaras del monte bajo de diversos lugares de la comarca de Valdejamuz como Torneros o Tabuyo».

No es mala carta de presentación para la alfarería jiminiega haber seducido a un arquitecto de la talla de Antonio Gaudí y, aún más, hacer que «luzca en la elegante mansión episcopal que realizó en Astorga».