viernes, 29 de junio de 2012

COLABORACIÓN: LOS PALOMARES EN EL SUR DE LEÓN


Palomar del Molino de los Curas
 en Mansilla de las Mulas
Fotos y documentación Irma Basarte.
Texto: Irma Basarte, Toño Morala.

      En el suave arrullar de la noche, entre el ulular del búho, las palomas duermen tranquilas en la gran casa del palomar. Una construcción de origen popular y alejado de los berrinches del viento sobre los  árboles en otoño y cerca del agua para el baño matutino. Una destreza de la arquitectura de la supervivencia encima de una tierra de barro y guijarros sobre la que el ser humano ha tenido que doblegarse y pacientemente mimetizarse en el sano oficio de la vida. En el sur de León, entre otros patrimonios, se construyeron  palomares de diversas formas  y tamaños, pero todos al servicio del hambre en tiempos no  muy lejanos, y que las familias más pudientes construían para ayudar al sustento. Cabe también comentar lo terrible de las enfermedades en la posguerra y de entre ellas la tuberculosis, que hizo estragos en las poblaciones más humildes; los palomares y la cría de pichones palió en buena manera el hambre y parte de las enfermedades de la miseria. Entre  secanos y barbechos, oteros de fraguados ocres, alejados unos de los otros, los palomares vigilan a los horizontes. De barro, adobe o tapial en los muros, teja y madera son los materiales básicos empleados en los palomares que dibujan formas distintas según la planta sea circular, cuadrada, rectangular o poligonal. En las paredes interiores anidan las palomas y el acceso sólo es posible a  través de pequeñas aberturas situadas en el tejado; troneras de diversos tipos engalanan las entradas a los palomares. Una puerta apenas permite la entrada de personas, para dejar alimento, agua, recolectar los pichones y retirar la palomina que se destina al abono de los campos. 
Palomar de Valderas
Lo primero que se tenía en cuenta a la hora de levantar un palomar era su situación, fuera o dentro del poblado, pero siempre orientado al mediodía para que el sol diera de lleno, algo al parecer imprescindible para las palomas. Con los huecos de paso para la entrada y salida de palomas; siempre protegidas de los vientos del norte y cuyo tamaño impida el acceso al interior de las aves rapaces, sobre todo del milano. Una vez más, el azar, un alia­do pocas veces ausente de las mejores creaciones populares, o tal vez esa grandeza inherente a las obras realizadas con sabiduría y humil­dad, hacen posible que allí donde, aparentemente, sólo se pretendió una solución a un problema material, pueden encontrarse valores estéticos de gran sencillez ,pero con una belleza a contemplar. De vez en cuando uno se asoma a la arquitectura de las tracerías, respiraderos de gran belleza y singularidad; esta decoración se concentra en los tapiales o remates de la cumbre, ale­ros y muros guardavientos, con gran variedad de figuras y filigranas. De la palo­mina ya hablaba el hidalgo del Lazarillo de Tormes: «tengo un palomar, que a no estar derribado como está, daría cada año más de doscientos palominos. Y otras cosas que me callo...».
Palomar en Santas Martas
 En el sur de León destacan los palomares de barro,  esa tierra que nuestros antepasados supieron trabajar con agua y paja,  para hacer el tapial y adobe que sirvieron para construir esos maravillosos palomares que han ido llegando a duras penas hasta nuestros días. Estas viejas construcciones  están a punto de extinguirse si no empezamos a valorarlas como es debido, tanto las instituciones como los propios dueños, tienen o tenemos que mentalizarnos que debemos  conservarlos si no queremos que vuelvan a la tierra de donde han salido, puesto que en la actualidad parece que todo lo que huela a pueblo está condenado a desaparecer y no debemos permitirlo, ya que los caminos para ir a nuestros palomares tienen que seguir siendo de tierra y no de asfalto, como se pretende. Cuando paséis cerca de un palomar observarlo con atención, ya que tal vez estéis contemplando los últimos palomares que quedan en pie en nuestra provincia. Salvarlos a todos puede resultar una utopía complicada, pero las utopías se consiguen hacer realidad siempre y cuando se luchen por ellas, pero nunca desde el sofá, desgraciadamente este siglo XXI los hará volver a la tierra si no se toman medidas urgentes. 

miércoles, 20 de junio de 2012

PIEZA DEL MES: JUNIO 2012 PALOMARES DE LEÓN: Colección-Donación Maquetas del Museo. CONFERENCIA: Elaboración del Censo de los Palomares de León.


Artesano: José Antonio Carbajo Pérez (Maquetista).
Investigador: Irma Basarte Díez.

Sábado, 23 de Junio 18,30 h.
Capilla de los Villafañe. Planta Baja. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas. Actividad Gratuita




El presente mes de Junio coincidiendo con el 25º Festival de Música Española que acogerá el Museo Etnográfico Provincial de León el mismo sábado 23, se presenta de manera previa en el Museo el Programa Pieza del Mes, eligiendo una de las más completas colecciones de maquetas de palomares de León que han sido realizadas y donadas al Museo por el artesano D. José Antonio Carbajo Pérez, especialista en este elemento particular al contar el Centro de Interpretación de Tierra de Campos en Paredes de Nava (Palencia) con una exhibición permanente de más de 250 maquetas de palomares de Castilla y León y del mundo, fruto de su minucioso trabajo.

El artesano, a pesar de residir fuera de la comunidad, fruto de su voluntad particular y de su estrecha ligazón directa familiar a León donde acude regularmente, decidió colaborar con el Museo Etnográfico Provincial realizando una completa serie de palomares tipológicamente representativos de los existentes en León.

Para ello la colaboración entre el artesano con una investigadora incansable y autodidacta como Dña. Irma Basarte Díez, que lleva varios años invirtiendo sus esfuerzos personales con la sola voluntad y pasión por esta arquitectura popular, para incentivar a la suma de todos los esfuerzos posibles en la conservación, promoción, difusión y salvaguarda de este elemento representativo de la cultura popular y es también partícipe del resultado de que llegara al Museo la iniciativa de reproducir estos modelos, mediante 14 ejemplares de los aún hoy existentes, seleccionados en pueblos como Alija del Infantado, Berlanga del Bierzo, Galleguillos de Campos, Izagre,  Joarilla de las Matas, Matanza de los Oteros, Nogales, Robledo de Losada, San Juan de la Mata, Santa María de Carracedo, Santas Martas, Tombrio de Arriba, Valverde Enrique o Villacelama.

En definitiva el Museo pasa a poder ofrecer una representativa colección que permite una aproximación didáctica y tiflológica a este elemento señero del patrimonio etnográfico leonés, y también un auténtico modelo completo comparativo visual y formal de la panoplia de esta arquitectura auxiliar en función de los componentes, formas, tipos y demás que pueden ser mejor explicados en función de sus ecosistemas, medios, comarcas, historias, personas, etc..

Es por ello que en esta ocasión y de manera conjunta, merece la pena que la investigadora Dña. Irma nos presente el proyecto que aún está en fase de realización sobre el Censo de los Palomares de León, que ya en fase avanzada, puede adelantar sus fines, objetivos, métodos, medios así como los demás pormenores que nos acerquen la realidad de esta investigación y de la situación actual de este tipo de arquitectura vernácula, así como también las actividades de recuperación y difusión, que incluso desarrolla con ayuda de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, en las que por otra parte hay que decir, magnífica bloguera y twitera en su blog “La utopía del día a día”, donde además de informar y comentar, opina, discute, participa y suma, con una base de respeto y optimismo digna de encomio en estos días.

domingo, 17 de junio de 2012

NOTICIA: La supervivencia de los bolos maragatos

El club recién creado investiga las variedades del juego popular y a la vez desconocido
M.A. Reinares / Valdespino
Ricardo Fernández de Val de San Lorenzo
 lanzando la bola al modo de ‘la poza’
 en el juego disputado en Valdespino. REINARES
El juego de los bolos maragatos está en peligro de extinción, como el rabel en León o la lengua tlahuica de México. Este patrimonio inmaterial de la Maragatería es una rara variedad que un grupo de hombres y mujeres de la comarca se resiste a que desaparezca. El Club Deportivo de Bolos Maragatos acaba de ver la luz gracias al tesón de un grupo de aficionados que ha logrado organizar el I Campeonato Comarcal.
Nunca antes los maragatos se habían unido para mostrar -más que para disputar- la riqueza de su juego más popular y a la vez más desconocido. El éxito del campeonato está en que los jóvenes de pueblos como Filiel -donde el riesgo de desaparición es más que evidente- se hayan puesto a preguntar a sus mayores cómo se jugaba a los bolos al pie del Teleno, para participar en la próxima edición, porque en ningún pueblo se juega igual, existen tantas variedades como poblaciones en Maragatería.
Esta inmensa herencia de una seña de identidad cuyo origen se pierde en la memoria de los mayores, está hoy depositada en el club presidido por Javier Gallego, de Val de San Lorenzo, y por Amando Alonso, de Murias de Rechivaldo. La asociación nació el pasado mes de septiembre y hoy cuenta con un ‘medio ciento’ de socios dispuestos a pelear por la supervivencia de los bolos.

Lucha contra el tiempo. Si en la próxima década los maragatos no dejan documentadas las múltiples referencias de este deporte autóctono, su pérdida se llevará consigo un habla: abudrillar, aguzadera, cuatra, gata (o jata), inturcia, puchaca, reslai... Conscientes de la responsabilidad que tienen en sus manos, los miembros del club allá donde va a disputar recogen documentación o graban en sus memorias las modalidades. De todo este trabajo de investigación saldrá un libro que recoja todas las variedades posibles.
El campeonato comenzó el sábado pasado en Valdespino de Somoza. Allí la familia de Nito Ares ha logrado formar un equipo. En este pueblo como en todos, aunque se hayan despoblado, la ‘piedra’ de los bolos hoy preside la plaza (en Prada de la Sierra todavía la encontramos al lado de la fuente romana). En Valdespino, Antonio Pacios ha sido el encargado de recopilar el reglamento acudiendo a las fuentes orales del pueblo como Antolín Seco, Manuel de Arriba, Miguel García Bolaños y Emiliano Ares. Su propósito con este trabajo de campo realizado en el año 2000 lo tenía muy claro, “que las ramas de nuestro tronco que se hayan ido o nacido por el mundo entero, si así lo desean, no arranquen sus raíces de la tierra porque les servirá de referencia, de terreno en el que fijarlas, de caldo de cultivo de sus sentimientos y de sus relaciones, y porque necesitamos un trozo pequeño de tierra que no dé calor y fuerzas”, resume Antonio Pacios en la introducción del Reglamento del Juego de Bolos en Valdespino de Somoza.
Otros trabajos de campo. En Val de San Lorenzo, el recopilador de la modalidad fue Guillermo Lozano Rodríguez. En un pequeño libro de 1985 recogió todos los detalles: el campo de juego dividido en dos zonas, la de lanzamiento y la de tanteo; el material: la piedra, los bolos, las cuatras y las bolas que nunca son esféricas o semiesféricas, sino que tienen la forma de un ladrillo; el modo de tanteo y los distintos detiradas, desde las pozas, la real por más, la caro, entre otras.
Las referencias bibliográficas sobre los bolos maragatos son muy escasas. En 1988 el Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías editó el premio de investigación sobre el tema realizado por Natividad Cordero Monroy y J. Carlos Pérez Magaz.
Ricardo Fernández en el Museo Etnográfico Provincial de León.
Actividad: "Pieza del Mes" agosto 2011


NOTICIA: Un crespón negro en el rabel

Murió ‘Nato’, de Boca de Huérgano, el último rabelista tradicional de León . Enlace entre los antiguos cultivadores de este instrumento y los jóvenes intérpretes, Fortunato Rodríguez cantaba y tocaba con el rabel titos, jotas, canciones pícaras... que son ahora memoria y legado.

e. gancedo | león 17/06/2012 

Fortunato Rodríguez, ‘Nato’, con su inseparable rabel
   Son del cordel
«San Xuan, San Xuan, San Xuan y la Madalena/ fueron juntos a melones/ y en el medio’l melonar/ San Xuan perdió los calzones...». Esta era una de las muchas canciones picarescas y divertivas que sabía y cantaba ‘Nato’, el músico montañés cuya muerte ha entristecido a los rabelistas de nueva hornada, a los jóvenes practicantes de un antiquísimo instrumento que desde hace unas décadas ha experimentado un curioso y esperanzador renacer en León.
Y precisamente el último eslabón de la tradición leonesa del rabel —esa que gozó de gran vitalidad sobre todo en la Montaña de Riaño, aunque hay referencias históricas de su uso en otras comarcas— era Fortunato Rodríguez, ‘Nato’, nacido en La Puerta pero que marchó a vivir a Boca de Huérgano, a ‘la villa’, cuando su pueblo quedó bajo las aguas del pantano. ‘Nato’ era un hombre muy afable y un gran conversador, y la afición le venía de su padre, rabelista que había aprendido a tocarlo cuando iba en el carro y cuidando las vacas, y por la noche en el escaño, dale que dale hasta que sacaba las canciones. «Oímos hablar de él en Las Salas y fuimos a verle. A su lado aprendimos muchas cosas, su técnica no era extraordinaria pero sí lo eran sus temas, jotas y canciones pícaras y festivas, algunas de ellas creaciones propias que hablaban de éste o aquel vecino del pueblo, como la que se refiere a uno que le decían Madrugo», cuenta Luis Santos, rabelista del grupo folk Son del Cordel y quien ha popularizado algunas de las canciones de ‘Nato’.
Los titos Este mandilín que me diste ayer, el romance de La loba parda, pero también La ronda va por la calle, El rabel está enojado, A la mar se van los ríos, Las ovejuelas, Teresina, Teresina y muchas otras cantaba este montañés, en ocasiones acompañado por su tía Modesta a la pandereta. La matanza del gocho, los días de fiesta y las hilas nocturnas eran ocasiones muy propicias para que Nato sacase su instrumento. «Era muy mañoso, hasta se hizo un rabel de madera de chopo, muy original», recuerda su pariente Leoncio, quien también informa cómo el rabelista había trabajado de joven en la Pegaso y después había vuelto a su valle natal, aunque de última vivía con una hija en Madrid. «Su mujer era de Riaño y aquí trabajaba un poco en lo que salía, por ejemplo en la fábrica de madreñas que había en el pueblo antaño», indica Leoncio. «Era muy habilidoso y se le daba todo, además, como habían quedado huérfanos y él era el mayor, pues tuvo que hacerse cargo de la familia muy pronto», añade. Vendía truchas por los pueblos, trabajaba la madera... y contaba muchas veces con pena que su padre había vendido su viejo rabel «por cinco duros».
El pasado mes de septiembre se celebró en ‘la villa’ un concierto a cargo de José Francisco Fernández Juárez, uno de los jóvenes rabelistas que con más entusiasmo han retomado esta tradición musical, y tocó ‘Nato’, y hubo mucha fiesta. «Y pensar que esa vez fue la última que lo vi... me acuerdo que le dije que se cuidara, porque hacía un año le había dado un infarto y habían tenido que llevarlo al hospital en helicóptero», cuenta Leoncio, quien ahora planea organizar un homenaje musical, con gran variedad de intérpretes, para que rindan tributo al viejo y querido ‘Nato’, un hombre alegre que llevó la alegría a los suyos.

domingo, 10 de junio de 2012

NOTICIA: El Corpus mantiene viva la arraigada tradición de los danzantes

lacronicadeleon.es. El corpus mantiene viva la arraigada tradicion de los danzantes.

R. Meléndez / Pobladura
El grupo de Danzas Virgen de las Angustias de Pobladura Pelayo García revivió ayer una de las tradiciones más características del folklore leonés y, de esta forma, danzaron abriendo la procesión del Corpus. El acto religioso es el evento insigne y más tradicional de las fiestas del Corpus que durante este fin de semana está celebrando Pobladura.
No obstante, en los últimos años otro tipo de actos de carácter más lúdico han tomado una especial relevancia dentro de la programación festiva. Destacando especialmente los encierros urbanos y el festival de rock (Pobladura Rock), que cumplió su mayoría de edad el pasado viernes al celebrar su décimo octava edición con las actuaciones de Los Dementes y La Pulquería ante una multitud de personas que prácticamente abarrotaban la plaza Mayor.
El espectáculo de magia hizo volar la imaginación del público asistente a una entretenida actuación que tuvo lugar ayer por la tarde donde tampoco faltaron los juegos para los más pequeños.
La competición de pelota a mano también es un clásico de las fiestas de la localidad que celebra cada año importantes encuentros, situándose con relevancia en el calendario de competiciones. Ayer cumplió con las expectativas ofreciendo una interesante competición.
El ciclo de festejos taurinos de esta edición está compuesto por tres encierros urbanos, dos de ellos nocturnos, en los que participan varias vaquillas y un novillo. La afición por este tipo de actividades recoge un balance positivo por la gran afluencia de público en cada uno de ellos.
Hoy finalizan los festejos
El tercer encierro urbano clausurará esta tarde las fiestas del Corpus. Previo a este espectáculo, tendrá lugar un ‘encierro’ infantil con carretones para que los más pequeños puedan disfrutar de la afición taurina.
Por otro lado, la localidad celebrará hoy una paellada popular en la que participarán unas 400 personas. Después, pequeños y mayores disfrutarán de diferentes juegos populares.

NOTICIA: Los arquitectos que hicieron León

Petrus Deustamben, Gaudí, Cárdenas, los Torbado, De la Sota, Dominique Perrault o Tuñón y Mansilla han dejado a la ciudad un importante legado arquitectónico. Son los edificios con ‘firma’ de la capital .
 
verónica viñas | león 10/06/2012
La historia de León está escrita en sus edificios. Los mejores preservan el nombre de los arquitectos que, en su momento, proyectaron sus sueños sobre construcciones que se han acabado convirtiendo en obras de arte. La prueba: han superado el paso del tiempo; eran espléndidos cuando se erigieron y lo siguen siendo ahora.
Desde Petrus Deustamben, arquitecto de San Isidoro y del palacio de Doña Berenguela -del que sólo se conserva la torre, dentro del colegio de las Teresianas-, o el genial maestro Enrique, que ‘magnificó’ el gótico en la Catedral, los inmuebles más singulares de la ciudad no han perdido su autoría. Son edificios con firma.
Entre los maestros que han marcado la identidad de León destaca el salmantino Juan del Ribero Rada, que brilló en el siglo XVI. Trabajó en el desaparecido monasterio de San Claudio, proyectó la conocida Casa de las Carnicerías, el palacio de la Poridad (antiguo Ayuntamiento de San Marcelo) y el palacio de los marqueses de Villasinta, situado en la plaza de San Isidoro, frente al convento de las Siervas de Jesús. Del Ribero se encarga también a finales del siglo XVI de las obras de rehabilitación de la capilla mayor del convento de las Concepcionistas, en la calle de la Rúa. Pocos años antes, en 1560, el segoviano Rodrigo Gil de Hontañón diseñó el Palacio de los Guzmanes (sede actual de la Diputación). Gil de Hontañón está considerado como uno de los mejores arquitectos españoles del siglo XVI.
Fernando el Católico encarga un nuevo hospital de peregrinos sobre los restos de una antigua hospedería para pobres construido por Sancha de Castilla en el siglo XII. Se trata del convento hoy parador de San Marcos. Pedro Larrea no culmina la nueva obra y Juan de Orozco se encarga de la iglesia entre 1515 y 1539, mientras que la fachada la continúa Martín de Villarreal, en tanto que el claustro y la sacristía los ejecuta Juan de Badajoz. De la Iglesia del Mercado, que tiene una curiosa forma de sepulcro, se sabe que la torre es obra de Felipe de Cajiga (1598) y que fue rematada por Fernando de Compostiza. Un incendió destruyó en 1464 la primitiva iglesia de los Capuchinos, de estilo gótico, erigida nuevamente en 1762 por el arquitecto García Pumarino con una sobria traza clasicista.
Toros y ejecuciones
De espléndidos edificios como el palacio del Conde Luna no se conoce el nombre de su autor. La Plaza Mayor, que se erige en 1677, según planos de Francisco del Piñal -aunque parece que hubo un proyecto anterior del jesuita Antonio Ambrosio-, será durante décadas el centro vital de la ciudad, quizá porque se levantó sobre uno de los más importantes mercados medievales. La Plaza Mayor de León es una de las que mejor conserva de toda España su carácter original, al no haber sufrido apenas modificaciones, lo que la convierte en una de las más representativas del siglo XVII. Aquí se celebraban tanto corridas de toros como ejecuciones. También fue el lugar donde se alzó la ciudad contra los franceses en la Guerra de la Independencia. El viejo consistorio, aunque apenas cumplió esta función, es un palacete construido entre 1674 y 1677 con la participación de los arquitectos Simón de Vayas, Francisco del Piñal y Pedro del Hoyo. De un barroco incipiente, el ‘Balcón del pueblo’ ha sido cuartel, escuela pública, sede de los juzgados, Archivo Municipal y Casa de Socorro.
De la misma época es la actual iglesia de San Marcelo -de escasa gracia arquitectónica-.
En junio de 1758 el Ayuntamiento decide construir Puerta Castillo y Puerta Moneda, donde siglos atrás estaban las puertas que daban acceso al campamento romano y medieval. Se ignora qué arquitecto las diseñó, pero sí se sabe que el maestro que dirigió los trabajos fue Bernardo Miguélez.
La nueva ciudad
La auténtica transformación de la ciudad acontece en los últimos años del siglo XIX y principios del siglo XX. Hasta entonces, aparte de los citados edificios singulares, León apenas era un poblachón que hasta 1834 no recibiría el título de capital de provincia. A finales del XIX comienzan a ‘brotar’ casas singulares en el casco histórico, obra de Juan Madrazo y Kunt, Arsenio Alonso, Juan Bautista Lázaro... El edificio Botines es una de las pocas construcciones que proyectó Gaudí fuera de Cataluña. El edificio comenzó a erigirse en 1892. De estilo neogótico con tintes de castillo medieval, provocó múltiples quebraderos de cabeza al arquitecto, que acabó maldiciendo a la ciudad.
En 1904 se inició el ensanche de León en torno a su eje principal, la calle Ordoño II. La capital se llenó entonces de suntuosas construcciones, señoriales chalés, edificios administrativos, bancos y teatros, de la mano de arquitectos como Cárdenas, Sanz, Torbado o Ugalde. Gustavo Fernández Balbuena, que diseña en 1919 el casino (hoy sede del BBVA), fue un arquitecto que transformó el urbanismo de Madrid. Su proyecto del Parque Lineal en la zona Sur de Madrid ha sido una constante referencia en el urbanismo madrileño. Manuel de Cárdenas, pionero de una saga, ha sido uno de los arquitectos que más impronta ha dejado en León. Diseñó el chalé de los Fierro, la Casa Goyo, el Museo de León, la Casa Ciriaco, la Casa Lubén, el edificio de Correos (el de la Catedral), el Teatro Emperador, el edificio Sopeña (Oscus)... Son los inmuebles que se salvaron de la ‘especulación’, que demolió en los sesenta y setenta auténticas joyas arquitectónicas, como el instituto politécnico (donde hoy se erige el Juan del Enzina) o los señoriales chalés que flanqueaban Ordoño y la Condesa.
La Fundación Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement), cuyo objetivo es estudiar y documentar la arquitectura del siglo XX, elaboró una lista con los 6.000 mejores edificios del siglo pasado, entre los que figuran 37 de León capital. Destacan construcciones tan emblemáticas como los teatros Emperador y Trianón, el hotel Oliden (actual Alfonso V), las casas de Roldán, Arce, la Perrona o Ceremonias, la casa neomudéjar de la calle San Agustín, el edificio Pallarés, la sede de los sindicatos, el sanatorio Otazú, el viejo casino y el edificio de Correos de Cárdenas.
El León contemporáneo
Con su fachada de travertino romano y su ‘diálogo’ con San Marcos -al que mira de frente- el edificio del Auditorio, diseñado por Luis Mansilla y Emilio Tuñón, supuso un cambio en la arquitectura de la ciudad. El Auditorio y el Musac (de los mismos arquitectos) recibieron toda clase de premios, desde el Nacional de Arquitectura al Mies van der Rohe -considerado el Nobel de Arquitectura-.
Otras construcciones como la sede de la Junta, el Edificio Europa (obra de José Álvarez Guerra, José Mará Ruiz Sanz y Luis Diego), el tanatorio -que recibió los premios Julio Galán Carvajal y el Saloni de Interiorismo-, el edificio del Ente de la Energía (EREN), todos ellos en Eras de Renueva, transformaron la imagen de la ciudad. León abrazaba así la arquitectura contemporánea. Otros inmuebles se ‘reinventaron’ a partir de viejas construcciones, como la antigua fábrica de Abelló -uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que se han salvado en la ciudad-, el Centro Cívico del Crucero, el palacete Gaviria (sede del Colegio de Arquitectos), el palacio de Jabalquinto o el de Don Gutierre y, más recientemente, la sede del Procurador del Común, en el antiguo edificio del Museo de León o Pallarés como sede de éste último museo.
La sede de Caja España en el Portillo, que lleva la firma del arquitecto leonés Félix Compadre, se convirtió en 1989 en el primer edificio inteligente de Castilla y León. Entre las construcciones de ‘última generación’, el polideportivo de Eras, de Jorge Nimo y Carlos Mezquita; y el nuevo gimnasio del Instituto Juan del Enzina, de Belén Martín-Granizo y Daniel Díaz Font.
También habría que citar los dos centros comerciales Espacio León y León Plaza, diseñados ambos por el estudio de arquitectura L35. Sin olvidar el ‘megaproyecto’ de palacio de congresos encargado al célebre arquitecto Dominique Perrault sobre los ‘restos’ de la antigua azucarera Santa Elvira.
Son algunos de los edificios que ‘han hecho’ que León sea tal y como la conocemos...

miércoles, 6 de junio de 2012

NOTICIA: La Biblioteca Pública rescata antiguos oficios


verónica viñas | león 06/06/2012

Esquiladores, hiladoras, aguadores, peones camineros... Oficios prácticamente extinguidos que la Biblioteca Pública rescata hoy en fotografías. Es una nueva sesión de Vamos a ver León, en la que se proyectarán durante una hora imágenes antiguas sobre los oficios y trabajos. El año pasado la Biblioteca Pública recopiló más de 4.000 fotos, cedidas por particulares, con las que se organizó la exposición Aquel León 2, continuidad de la iniciativa que se puso en marcha hace tres años. Entonces, la Biblioteca Pública de León, que dirige Alfredo Díez Escobar, tuvo la idea de pedir a los ciudadanos fotos anteriores a 1960 e inéditas. Con ellas se publicó un espléndido libro que permite ver cómo era León y sus gentes. De momento, los recortes presupuestarios han impedido editar un nuevo volumen de fotos. Hoy los asistentes no sólo podrán comentar las imágenes, sino que también podrán aportar fotos propias que tengan relación con los oficios que han caído en desuso. La sesión contará con los comentarios de los expertos Pío Cimadevilla Sánchez, Marina Riesco Grijuela y Severino González Díez, moderados por el director de la Biblioteca.
Lugar: Biblioteca Pública. Santa Nonia, 5.
Hora: 20.00 (una hora de duración)