domingo, 1 de junio de 2014

NOTICIA: León de las chimeneas

La capital cuenta con 37 inmuebles fabriles en el Inventario del Patrimonio Industrial pero la falta de medidas de protección es un obstáculo para su conservación como se ha visto con la harinera Alfageme cuya chimenea se quiere salvar ahora. La destrucción de la harinera de Alfageme es un aviso para navegantes y amantes del patrimonio industrial. León capital cuenta con 37 bienes en el Inventario del Patrimonio Histórico Industrial de la provincia, pero la falta de medidas de protección es un obstáculo para su conservación. Ahora el Ayuntamiento de León intenta, in extremis, salvar la chimenea de 1904 de la antigua fábrica de harinas La Armunia. Peligran también otros edificios emblemáticos como la choricera Cañón y las chimeneas de las tejeras que construyeron el León del siglo XX.
 
diariodeleon.es
ana gaitero | león 01/06/2014
 
 Gran parte de los bienes del patrimonio industrial de la capital están relacionados con la molturación del cereal, pero al pairo de su centralidad estratégica proliferaron una gran diversidad de actividades fabriles, como subrayan Susana Barbeito y Javier Revilla, autores del inventario que la Junta de Castilla y León mandó hacer en el 2008 y que se concluyó en 2011.
El catálogo se guarda en discos compactos, está sin publicar aún, pero es papel mojado. La harinera Alfageme figura entre las industrias inventariadas como uno de los edificios más singulares. Sin embargo, en las últimas semanas la ciudad ha asistido impasible a su derribo por motivos de «seguridad y salubridad», argumenta el Ayuntamiento de León.
Lejos queda aquella ciudad batalladora que a finales de los años 80 del siglo XX impidó el derribo de la totalidad del complejo industrial Abelló en una de tantas operaciones urbanísticas especulativas que se han ido comiendo la historia reciente de León. En 1991, la chimenea de Abelló, primigeniamente de La Papelera Leonesa, fue declarada Bien de Interés Cultural.

La cigüeña toma la torre de Alfageme.
Ramiro.
Las instalaciones fabriles son la huella de la actividad empresarial y también forman parte de la memoria colectiva más humilde puesto que la clase obrera creció a sus expensas, al igual que los barrios del cinturón de la ciudad.
 
El edificio industrial más antiguo del que se conservan vestigios en la ciudad (aparte de vestigios romanos de talleres metalúrgicos en Puerta Castillo) es la portada barroca de la Real Fábrica de Tejidos, del siglo XVIII, desplazada de su lugar original. La industria textil tuvo apenas dos décadas de existencia en la capital de la provincia y ocupó inicialmente los restos del de Palacio Real de León.
Al poco tiempo, el rey mandó levantar un esplendoroso edificio al otro lado de la muralla, en lo que hoy la manzana cultural del edificio Fierro, la biblioteca, el Conservatorio, el Palacete de Independencia y Correos. No confiaba el monarca del espíritu industrioso de los regidores locales. Finalmente se cerró la industria y un obispo, Cuadrillero, aprovechó las instalaciones para hospicio. Otro obispo, Almarcha, trasladó a los niños y niñas a la ciudad residencial San Cayetano en los años 50 del siglo XX.
 
Se derribó el inmueble y, milagrosamente, se conservó la portada con los medallones de Fernando VI y Bárbara de Braganza y toda una iconografía alusiva a la industria y a la razón. El monumento industrial ilustrado ni siquiera está señalizado en el lugar que ocupa actualmente, empotrado en la fachada de la Audiencia Provincial de León, la que fue casa de los Cea, que según el único cartel que existe, es la casa donde nació Guzmán El Bueno. En León pesa más la leyenda que la realidad.
De la Puerta de la Reina, como también se conoce a esta portada, da cuenta el nombre de la calle trasera del Teatro Emperador. La industria textil revivió en el siglo XX. También fue efímera. Sigue en pie la casa de La Fábrica en la calle La Serna, pero las modernas instalaciones de Tilsa, muy avanzadas para los años 60, fueron derribadas para construir Mercaleón. La próspera industria acabó arruinada por un argentino de apellido Poggy que parece un eco del italiano que pilota el hundimiento de Antibióticos, Mario Pucci.
 
La emblemática y moderna fábrica de los años 50 también figura en el Inventario del Patrimonio Industrial de la provincia de León, entre Armunia y Trobajo del Cerecedo. «Sus primeros edificios fueron diseñados en diciembre de 1949 por el arquitecto Fernando García Mercadal e iniciaron su actividad fabril en 1953 con 793 trabajadores dedicados a la obtención de penicilina por el método Shenley», apunta el documento.
Singulares chimeneas cuadradas
y gemelas de una tejera de 1927
 de la carretera Asturias. - ramiro
Muy anteriores a esta industria química que agoniza son los molinos y harineras, así como gran parte del patrimonio industrial vinculado al ferrocarril que llega a León en noviembre del año 1863. El molino Sidrón, en pleno centro de la capital y adosado a la muralla romana, aprovechaba el caudal de la presa de San Isidro en la Era del Moro. Es un garage.
Hay prueba escrita de la existencia de este molino desde 1868, pero se presume muy anterior. «El primitivo molino harinero hidráulico, que como decimos tiene antiguos antecedentes, con el tiempo fue modificándose y ampliándose hasta dar lugar a una fábrica de harinas a mediados del siglo XIX» por iniciativa de Antonio Santos, explica Javier Revilla.
La primera industria harinera leonesa «que incorpora los sistemas inglés y económico», reseña el historiador, es la recién demolida Alfageme, construida sobre uno de los numerosos molinos existentes en la presa del Bernesga, otra olvidada del patrimonio agroindustrial hidráulico. La harinera nació en 1845 de aquel primitivo molino y de la unión de dos hombres de negocios foráneos, el catalán Antonio Jover y el asturiano José Domingo Salcedo.
La chimenea de la harinera, con 110 años de existencia, es de los pocos elementos que se han ‘salvado’, al menos temporalmente. El año 1904 está inscrito en el primer cuerpo de ladrillo, bien diferenciado de la parte superior corresponde a una ampliación o reforma.
 
 
Las chimeneas forman parte de la cultura del carbón que impulsa la primera industrialización en el mundo occidental con la máquina de vapor. En la harinera La Armunia ya no se usaba en 1963 pues cuando en esta fecha se anuncia «la prueba hidráulica del generador de vapor instalado en esa industria», un gerente de la empresa comunica «que dicho generador no está ahora en servicio y tenemos el propósito de no servirnos de él en lo sucesivo, debido a tener en estudio su supresión por emplear energía eléctrica ante las dificultades y carestía que nos ocasiona el carbón», reseña el experto Javier Revilla.
La molturadora suiza Bühler podía moler hasta 18.000 kilos diarios de trigo a principios del siglo XX. En los años 60 la capacidad de producción diaria es de 24.000 kilos de harina, por encima de otras harineras importantes de la provincia como fueron Harinas Ortiz en Valencia de Don Juan y Hermanos Carro en Astorga.
La industria funcionó hasta hace dos décadas. Los molinos de la presa del Bernesga a su paso por el término de León fueron abandonados antes: Tres en Armunia y dos en Trobajo del Cerecedo.
El crecimiento urbanístico devoró gran parte de las huellas de otras industrias caducas, como la antiquísima fábrica de curtidos de Miguel Morán situada detrás del convento de San Marcos, parador nacional desde 1963. Fue reconvertida por la empresa Industrias Lácteas Leonesas (1945) y adquirida por la multinacional Kraft.
 
La vieja chimenea pervive como un elemento simbólico después de la urbanización de este sector de Eras de Renueva, lo mismo que sucedió antes con la de Abelló, sin necesidad de ser declarada Bien de Interés Cultural. No corrió igual suerte la emblemática gasolinera de San Marcos.
La concejala de Urbanismo, Belén Martín-Granizo, busca una solución parecida para salvar in extremis la chimenea de la Harinera Alfageme, así como todos los elementos hidráulicos bajo rasante «siempre que se garantice la seguridad y la salubridad», precisan fuentes municipales. En principio, se fía a la buena voluntad de la propiedad, aunque es habitual que en estos casos se ofrezca una compensación urbanística. El Ayuntamiento de León recuerda que el plan de urbanismo da «plena libertad» a la propiedad para destruir el complejo fabril harinero.
 
El León de las chimeneas se encuentra al norte. Donde más chimeneas industriales juntas y en desuso hay en León en el límite de la capital con Nava. El conjunto de cerámicas de la carretera Asturias y el Monte San Isidro ocupa un lugar destacado en el inventario, al igual que el conjunto de industrias químicas. Son cuatro fábricas de ladrillos o tejeras que surtieron a la ciudad de material de construcción para levantar el Ensanche y los populosos barrios obreros durante la primera mitad de la centuria.
Aprovecharon la situación y el terreno arcilloso. La más singular es la tejera de 1927 situada en el Monte San Isidro por encima de la ronda Este. La fecha está inscrita en una de las chimeneas con azulejos y se conserva en buen estado su horno. Las chimeneas gemelas, excepcionalmente de sección cuadrada, son las más exóticas del conjunto de las tejeras.
Las cuatro cerámicas suman seis chimeneas. Las cerámicas están en abandonadas y forman parte de sectores urbanísticos. Las chimeneas y los hornos son los elementos más resistentes de estos conjuntos mientras que las naves están destruidas al perder sus tejados.
«El actual abandono del complejo hace temer por su futura integridad», hacen notar los autores del catálogo al referenciar la fábrica de ladrillos que perteneció a Jacinto y Rafael García en el barrio de La Inmaculada.
 
Al sur de la ciudad, ya en el polígono de Onzonilla, funciona aún a buen ritmo la Vidriera Leonesa que, junto con Antibióticos y el conjunto de industrias químicas son el mayor exponente de la industrialización en León.
 
También al sur, en Armunia, se encuentran algunos de los vestigios más singulares de la era industrial como es la fábrica de embutidos Cañón. La ‘Chori’ o la ‘Choricera’, como se la conoce en el barrio, fue fundada en 1927 por David López Cañón, un indiano natural de Rodiezmo que decidió invertir en los aledaños de la capital las ganancias de su periplo como emigrante en México.
El Ayuntamiento de Armunia concedió la licencia para este edificio que a la vez era industria chacinera, almacén de coloniales (aceite, jabones, etcétera) y vivienda al estilo de los viejos negocios. Uno de sus nietos, David Gustavo López, recuerda que la fábrica de embutidos debió durar hasta los años 60 y prosiguió como almacén hasta principios de los 70.
 
La "chori" o chorizera Cañon de Armunia. Ramiro
El edificio, cuya fachada fue pintada recientemente, forma parte de una unidad de actuación urbanística y carece de protección alguna, confirma el Ayuntamiento de León.
El fundador diseñó su propia imagen de marca en la que hace homenaje a su segundo apellido: cerdos que van entrando por un cañón y salen del mismo convertidos en chorizos. El logotipo estuvo visible hasta hace una década en la parte superior de la fachada.
Parece que el emprendedor hombre tenía preferencia por el color amarillo, que usó para el edificio y para la publicidad. En la parte delantera de las latas de carne reprodujo un dibujo del singular edificio que si bien no puede competir en antigüedad con Embutidos Araú de Trobajo del Camino, se conserva íntegro, sobre todo, después de la «desafortunada restauración» que se lleva a cabo en la antigua fábrica de Trobajo del Camino, en opinión de Javier Revilla.
La ‘Chori’ fue la sede de una publicación efímera de la transición. La Tarde Radical tiró allí sus tres únicos números. Las Artes Gráficas aparecen representadas en el inventario con la Imprenta Minerva, que se conserva a la entrada del Archivo Histórico Provincial. En la Biblioteca Pública de León hay una linotipia de La Hora Leonesa.
 
En Armunia se encuentran otras industrias señeras. La abandonada Ballestas Leonesas y la activa Vinos de León. Se destruyó por completo la fundición de La Veguilla y las obras del Palacio de Congresos y Exposiciones sobre el esqueleto de la azucarera Santa Elvira dejarán ver poco su verdadero origen. Pervivirá la chimenea.

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