Arce regresó de la lesión de la mejor forma posible, con victoria. | DANIEL MARTIN |
Fulgencio Fernández | 21/08/2017
Estaba el pantano, el eco de ese corro cerrado se sigue escuchando a presión fuera de él aunque dentro ayer no fue una olla pues no se llenó, mucha más gente joven que en ningún otro graderío del circuito... y unas cámaras en el centro del corro y por el graderío tomando imágenes para un documental que va a recorrer trece países buscando luchas de esas que antes llamaban vernáculas...
El protagonista del documental, el judoka valenciano Andrés Mínguez también luchó, en pesados, con sus 93 kilos. Era El luchador errante, que no quiere que le cuenten las luchas, las lucha.
Andrés, judoka de elite, tercer dan de judo y defensa personal, salió a la presentación en pesados y ya marcó una diferencia evidente, sudaba como un pato y había hecho un calentamiento en el exterior que no es habitual. Cordeiro fue su primer rival, nada puso hacer el chaval; pero el siguiente rival las bolas quisieron que fuera Abel Isaí Cabero, ahí estaba la prueba del algodón. Charlaban antes de salir pero en la cara de Caberín se podía leer una pregunta que no se hace en alto: «¿Porqué me caen a mí siempre estos marrones?», pues no es la primera vez que al de Valdearcos le toca defender el honor de la lucha a la antigua usanza, con El Chiquito, con el Guanche Ledesma...
Se agarran. Se palpa la tensión. Caberín nada tiene que ganar, El luchador Errante sí. Va pasando el tiempo y les pitan una pasividad que a Abel le hará mucho daño después. A falta de pocos segundos el valenciano, como buen judoka, lo intenta por abajo y se suicida. Caberín le está esperando, le tiene el pecho ganado y se va sobre él. Todo parece hecho pero en los 5 segundos el valenciano a punto está de sorprender a un Abel. Fin del documental, sigue el corro.
Veteranos luchadores en la grada le bromean al judoka. «Te cojo yo...», le decía Manuel Gallego Coca, que le había augurado la derrota.
Siguió pesados. Bulnes luchaba en casa, se notaba, en sus nervios y en la grada. «Tíralo Rober», le gritaba una mujer en su combate con Likete pues no sabía que se clasificaba por haber dado la primera caída. En la semifinal le esperaba Caberín, el rubicón. Abel ya había cumplido la parte del honor ganando al errante; El chaval de Nicasio sabía lo que significa mirar al cielo de Nicasio en su Riaño, el de los dos. Se aguantaron. Todo apunta, por las reacciones, a que Roberto sabía que la pasividad de Abel ante Andrés le daba el pase a él, y todo apunta a que Abel no se acordaba. Y así pasó Rober.
Le esperaba en la final un Aitor al que pasó por encima, no iba a dejar que se le escapara la mirada al cielo para el nervioso e irrepetible Nicasio. Y no se le escapó.
Antes, en semipesados, Tomasuco no quiso más debates, aunque nuevamen te tuvo una final preciosa con su principal alternativa, Rodri, La Perla. Estaban a una caída después de dos enteras fulminantes, una para cada uno, de calidad. Rodri aguantó en la primera como no hace nadie y Tomasuco le trancó a las dos piernas después como saben hacer muy pocos. En la de la verdad Rodri entregó el pecho (de la raza de Teresa de Calcuta) y eso Tomasuco no lo perdona, le arrolló y cuando lo llevaba por el aire ya lo celebró su hermano David con los brazos al cielo pues este enfrentamiento tiene lo que tiene que tener la lucha, batalla, piquilla en la grada, raza... lucha leonesa.
El tercero en discordia, Guti, ayer Guti Díez —pues tiene una de esas madres que no es capaz de verlo por si se lo mancan— tiró a Sansón también ofreció un buen combate con Tomasuco, con el que no pudo y al que no se le puede poner ningún pero a su tarde imperial pues derrotó a Cristian, Guti y Rodri.
Todo ha acabado. El Luchador errante anda por el corro: «¿Qué tal?».
- Muy bien, me encantó la lucha, pero tengo muy mal perder.
Remolina y los viejos zorros
Mariano El Guerrero acuñó una expresión para reconocer que sus posibilidades de ganar el corro crecían cuando no estaba Héctor El Divino: «No está padre en casa».
Este domingo era su sobrino, Ibán El Guerrerín, quien no estaba y a ligeros le faltaba Padre. Tampoco estaba Moisés en medios, otro peso sin Padre.
En ligeros pronto cayó el otro Padre, Javi Oblanca, ante Busi y el horizonte dibujaba dos aspirantes: El citado Busi y Filín, motivado ayer por quedar bien en la tierra materna ya que defendía los colores de Remolina, aunque se le olvidara decirlo al apuntarse.
Riaño es agradecido con Remolina. aquí escribió grandes historias Alvarado, aquí ganó su primer corro un emocionado Javi Remolina (Javier Fernández) que aún sueña con él... Y aquí gano ayer a lo grande Filín Acevedo.
Filín sólo sabe salir por la puerta grande o por la atrás. Ayer abrió la grande, de par en par. Primero con una entera de postal a El Halconero y después en un combate con Teje en el que se lució y dejo lucirse a Teje. Hacía tiempo que no se veía una mediana tan bella como la que le dio el de Tejerina,pero Filín se llevó el combate con un saque a vueltas rematado con cadrilada y un tranque fulminante que no se quedan atrás.
Y en la final Busi ¿Es cierto que a Filín le cuesta trabajo perrearle al amigo? ¿Qué sufre por alejarlo del liderato? No sé, pero ayer era el día de Remolina y no le dio ninguna opción.
Hablaba de Teresas de Calcuta. Hay luchadores que se quejan de que les cogen el pecho, ignorando que ésa es la primera maña de todo combate. Sin Moisés las miradas se ponían en Rubo, Víctor... y Arce, que volvía tras un descanso. Y en Adri, capaz de todo y líder destacado del Trofeo Terersa de Calcuta. Ayer tuvo un precioso combate con Arce, se puso a caída y media y eligió después la más bella forma de suicidio deportivo, regaló el pecho. Diego lo cogió encantado.
En la final le esperaba Rubo, que tuvo un combate duro con Víctor y lo ganó. Diego luchó «en Oblanca» y Rubo en madre Teresa. Nuevo corro para un Arce que incrementa sus méritos por seguir renqueante de ese brazo que le hizo descansar, pero consciente de que ya no está para salvas de ordenanza. Celebró la victoria, se la dedicó a Bea hacia la que apuntó y pide guerra: «La Liga es larga».
Ojo con los viejos zorros.