F. Fernández / Quintana
La procesión de los amortajados de Quintana de
Fuseros es una de esas reliquias de nuestra tradición que cuando sale en las
televisiones nacionales el comentarista no puede evitar una referencia a lo de
la España profunda y esas coas. Lo cierto es que un viejo rito, una
tradición religiosa, que se ha convertido en única en nuestra provincia y
perviven muy pocas similares, ninguna igual, en toda España, tal vez otras tres,
una en Zamora y otras dos en Galicia.
Esta semana, el jueves, volverá a tomar
las calles de la pequeña localidad la procesión de los amortajados, un año más
se visten con sus mortajas vecinos que “se han ofrecido”. Uno de ellos nos
explicaba hace un par de años quienes acuden al rito. “Va gente muy diferente;
uno que ha librado de un cáncer, otro que ha tenido un accidente y sobrevivió,
algunos que se salvaron de enfermedades malas, madres que se han ofrecido por
sus hijos... qué se yo, aquí le tenemos mucha fe al Cristo de la Cabaña”.
Lo
cuenta con su mortaja debajo del brazo, va camino de la iglesia, allí se
vestirá. “Es la túnica que nos podían haber puesto, pues tuvimos peligro de
muerte, y venimos a darle gracias al Cristo por habernos librado”.
- ¿Y usted
de qué se libró?
- Eso son cosas de cada uno... y del Cristo de la
Cabaña.
Además de procesión, este año hubo una conferencia previa en la
jornada de ayer, a cargo de David Gustavo López, buen conocedor de nuestras
tradiciones. “No se trataba de contarles su tradición, que la conocen ellos
perfectamente, sino de hacerles ver que se trata de algo único de su pueblo,
para que lo valoren y estén orgullosos de celebrarlo pues parece que en los
últimos años ha habido algunas dificultades y sería una pena que se
perdiera”.
Del año 1710, al menos, señala David Gustavo López que no existe
documentación sobre los orígenes de esta singular procesión que recorre las
calles de Quintana de Fuseros el 3 de mayo. “Está claro que está vinculada a una
cofradía de ánimas ya extinguida y que ya aparece citada en el Catastro del
Marqués de la Ensenada porque tiene propiedades en otros pueblos del contorno.
También aparece la ermita del Cristo de la Cabaña, que es el que se procesiona,
en el Madoz en el año 1710”. Recuerda López que el hecho de que no haya
documentación de citas anteriores no quiere decir que no sea más antigua. “Hay
cofradías de ánimas desde el siglo XV, que tienen su época de mayor auge en el
siglo XVI”.
No todos los que salen cada año en la procesión de los
amortajados han superado en los últimos doce meses una grave enfermedad, por la
que se habían ofrecido al Cristo de la Cabaña. “No significa nada. Hay mucha
gente que, según la gravedad de la dolencia se ofrecen por tres años o por
cinco, incluso para toda la vida. Lo que sí está claro es que se trata de
enfermos que han curado de una dolencia”..
Una celebración única
Las
características de esta procesión y su antigüedad hacen que se haya convertido
en única en toda la provincia. Así lo señala David Gustavo López y así se lo
contó ayer a los vecinos de la localidad que asistieron a su conferencia. “No
queda ninguna similar en León, aunque se sabe que en tiempo las hubo en lugares
como La Garandilla o la procesión de La Carballeda, en el Val de San Lorenzo.
También hay algunas con ciertas similitudes en provincias cercanas, como la
procesión del Santo Entierro, de Bercianos de Aliste, en Zamora; la de los
ataúdes, de Santa Marta de Ribaterne o las de las mortajas, en la Puebla del
Caramiñal, en Galicia estas dos últimas”.