La Procesión de los Pasos, que recorre las calles de la ciudad el viernes, también puede seguirse como un recorrido turístico a través de los monumentos que va ‘procesionando’, siguiendo su rica historia.
27/03/2024
La Plaza del Grano con su fuenbte y su restaurado pavimento de canto rodado. | REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE ROCÍO R. HERRERAS |
León es una ciudad geoestratégica que cuenta con numerosos materiales pétreos en su Patrimonio Arquitectónico. En esta ruta turístico-geológica descubriremos las rocas que revisten los monumentos de León por los que transita cada Viernes Santo la Procesión de los Pasos, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno fundada en 1611 y que ha sido declarada de Interés Turístico Internacional.
En casi todas las iglesias, plazas y edificios del recorrido destaca la histórica dolomía cretácica conocida como Piedra de Boñar, icónica roca leonesa explotada desde hace siglos en las proximidades de la localidad del mismo nombre, y principalmente en la cantera de Sierra Redonda, la única actualmente en activo.
Al inicio de su recorrido, la procesión nos descubre las elegantes formas clasicistas, propias del mediados del siglo XVIII, de la Iglesia de San Francisco de Asís. Nuestra mirada se detiene ante las rocas con las que se edificó el templo, la caliza griotte procedente de la formación Alba, cerca de la Robla y la simbólica piedra leonesa de Boñar presente en la fábrica de sillería.
La procesión avanza por la calle del Hospicio y en el cruce con la calle Herreros se avista la Iglesia de Nuestra Señora del Mercado, singular edificio románico del siglo XI, en el que las restauraciones a lo largo de los siglos han dejado elementos de estilos gótico, renacentista y barroco. En su fachada podemos contemplar las calizas margosas miocenas de color amarillento traídas desde las riberas de los ríos Torío, Porma y Esla, así como la histórica dolomía leonesa. Dentro del templo nos impacta una maqueta de un buque de guerra, recuerdo que el Conde Rebolledo trajo en 1571 de la batalla de Lepanto, en la que también participó el insigne autor del Quijote, Miguel de Cervantes.
Ya en la Plaza del Grano nos detenemos ante la bonita fuente de piedra caliza para admirar en ella la representación de los ríos Torío y Bernesga. Caminamos sobre el pavimento, restaurado en el año 2018, para admirar sus bellos cantos rodados mientras nos acercamos al Crucero de la plaza, donde nos espera la caliza blanca y en su pedestal la caliza griotte de evocadores tonos rojizos.
La siguiente parada es un espectacular edificio del siglo XVII de la Orden de Benedictinas, el Monasterio de Santa María de Carbajal (Carbajalas) que cuenta con hospedería para acoger el reposo de cientos de peregrinos que caminan hacia Compostela, y en cuyo zócalo, arcos y portada de acceso al templo revela al visitante la siempre acogedora Piedra de Boñar así como las calizas miocenas de afloramientos próximos a la ciudad.
Antiguo Consistorio, arquitectura civil, conocido como ‘la gota de leche’ |
A continuación, Los Pasos se muestran orgullosos en la Plaza Mayor, donde se vive el momento más especial de la Procesión, el Encuentro de San Juan con la Madre Dolorosa, al que cada año asisten como “testigos de piedra” las calizas miocenas de los pórticos y la Piedra de Boñar, elemento constructivo del Antiguo Consistorio, ejemplo de arquitectura civil en León conocido por los leoneses como “la gota de leche”, y del ábside románico de la Iglesia de San Martín (XI) que solamente cuando alzamos la mirada desde la plaza, aparece en todo su esplendor.
Tras el Encuentro, los Pasos abrazan la plaza de Regla logrando que su presencia embellezca aún más la Catedral. Joya del gótico español y emblema de la ciudad, los colores del templo nos permiten identificar las rocas empleadas en su construcción. El dorado de la dolomía de Boñar, que aporta a la Pulchra Leonina una calidez especial, el amarillo de las calizas miocenas de las riberas del Porma, Esla o Torío, el blanco roto de la piedra caliza de Hontoria (Burgos), los tonos pardos de las areniscas devónicas o el rojo de las calizas griotte procedentes de la Cordillera Cantábrica, nos muestran las sucesivas intervenciones y reformas desde los inicios de su construcción en la primera década del siglo XIII.
Continuamos nuestra ruta geológica dirigiendo nuestros pasos hacia la Obra Hospitalaria de Nuestra Señora de La Regla, del siglo XVII, cuya fachada monumental de estilo herreriano perteneció al Palacio de Renedo de Valdetuejar. Tras caer en abandono, a mediados del siglo pasado fue trasladada piedra a piedra hasta su localización actual, donde podemos contemplar la elegancia de las areniscas carboníferas del Estefaniense, de los afloramientos de Valderrueda.
La procesión nos lleva a la Plaza de Santo Martino-Muralla, donde la iglesia del antiguo Convento de los Descalzos nos recuerda el lugar donde se ubicó la prestigiosa Escuela de Veterinaria de la ciudad durante más de 50 años. Lugar para el descanso de los papones, en sus proximidades el conjunto amurallado, de origen romano y modificado en el medievo, es ideal para identificar rocas sedimentarias y metamórficas como cuarcitas, areniscas, calizas y bellos cantos rodados.
A continuación, nos espera la Colegiata de San Isidoro, imponente conjunto arquitectónico que custodia la “Capilla Sixtina” del Románico español que es, sin duda, el mejor escenario para disfrutar de las calizas miocenas de amarillentos colores procedentes de las cárcavas de las riberas de los ríos Porma y Torío, de la dorada piedra de Boñar y de las rojizas calizas griotte que destacan en zócalos donde además podemos identificar secciones de algunos fósiles. Ya en el interior del templo se encuentran, aportando ligereza, las tobas calcáreas de las bóvedas.
Palacio del Conde Luna, de especial singularidad en empleo de materiales. |
Al finalizar la calle del Cid, nos desviamos del recorrido de la procesión para conocer el fascinante Palacio de los Condes de Luna. Una magnífica portada gótica nos recibe en este edificio del siglo XIV, de especial singularidad en cuanto al empleo de materiales. Su torreón renacentista es un elemento característico de aparejo almohadillado construido con cuarterones de diabasas verdes (rocas ígneas) de Quintanilla de Somoza y con sillería de la dolomía explotada cerca de la localidad donde se encuentra el hórreo más antiguo de España, Las Bodas.
Bajamos por la calle Ancha hacia el Palacio de los Guzmanes, imponente edificio Renacentista, uno de los más importantes de la ciudad que desde el siglo XIX alberga la Diputación Provincial. Ya desde lejos se percibe el brillo de la piedra de Boñar, el material con el que lo construyó íntegramente el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón. Observando con detalle la fachada del Palacio descubrimos interesantes restos fósiles de moluscos, así como marcas en la roca por actividad biológica.
Al lado del Palacio, el Museo Botines Gaudí aparece ante nosotros como muestra exquisita del estilo modernista de Antoni Gaudí, quien para su construcción empleó la caliza griotte carbonífera procedente de la Cordillera Cantábrica, con un acabado natural y pizarra gris en el tejado y en los remates de las cuatro largas agujas de sus esquinas. El uso de materiales pétreos, poco habitual en el arquitecto catalán, se debe a que pensó que la piedra de Botines tenía que establecer un diálogo con el cercano Palacio de los Guzmanes y otros edificios históricos de la ciudad.
La procesión de los Pasos entra en el ensanche de León y nos acerca a la geología de la Iglesia de San Marcelo, uno de los edificios de culto más antiguos de la ciudad ubicado sobre una capilla preexistente fundada en el año 850 d. C. La piedra leonesa por excelencia aparece en la fachada en forma de grandes sillares y en el cuerpo inferior de la Torre; además es el principal elemento estructural y decorativo del Consistorio de San Marcelo, Renacentista (XVI), que fue ampliado en el año 1969 tras la demolición del Teatro Principal, donde en agosto de 1933, el gran poeta Federico García Lorca representó Fuenteovejuna con su compañía La Barraca.
Llegamos al último destino, el magnífico Convento de las Concepcionistas, antigua Casa Palacio y actualmente hogar de monjas de clausura. Sobrio y a la vez evocador edificio, en su fachada habitan amarillas calizas miocenas y en su zócalo cantos rodados cuarcíticos, siendo su elemento constructivo principal la icónica Piedra de Boñar que próximamente será candidata a formar parte del Patrimonio Mundial (Global Heritage Stone Resource)
Nuestra ruta geológica ‘Pasos entre Piedras Milenarias’ finaliza y la procesión continúa su camino para recogerse en la Iglesia de Santa Nonia.
Mapa para seguir la ruta en: https://www.google.com/maps/d/edit?mid=1mM3GIRu6wL_wFTlAFDkObkW2lVCiM1m_&usp=sharing
San Marcelo, uno de los edificios de culto más antiguos de la ciudad. |