Autora: Matilde Díez Martín
JUGANDO A HACER LA COLADA
Alfarería.
El mundo infantil
Juegos perdidos: Jugando a hacer la colada.
Pieza:
Colador.
Es una pieza cuyo uso estuvo
generalizado y
que se perdió
a principios del siglo XX
por lo que son escasos los testimonios sobre
ella.
Se conocen coladores de diversos materiales: cerámica, cestería,
madera, piedra.
A esta pieza también se le
denomina coladero, cuezo, barreñón para colar, coció,
tina, codo, cossi,
coladoriu, colaeru, coladem, boguen, bugadeiro …
Se han documentado coladores en varios alfares, como en Arrabal del Portillo (Valladolid),
Calanda (Teruel), Mota del Cuervo
(Cuenca), Alhabia (Almería), Cuart (Gerona).
Ficha:
Comunidad: Castilla y León
Provincia: Valladolid
Localidad : Arrabal del Portillo
Alfarero: Miguel Ángel Tejero
Material: barro rojo sin aditivos
Técnica: torneado.
Cocción: horno eléctrico.
Pieza: Colador.
Uso: juguete.
Medidas: Altura: 10 cm. Diámetro boca: 5,50 cm. Diámetro base: 5 cm. Peso: 152 gr.
Morfología: pieza globular con un
cuello alto y un vertedero en
la base.
Sin asas.
Decoración: no tiene
Sello marca de alfarero: no tiene
Datación: pieza actual SXXI
Localización: colección
particular
Bibliografía: Escenografías para
el Belén blog.
El colador de la fotografía, que bien puede ser considerado
como juguete, con tipología similar a uno encontrado en Pedraja, Valladolid, (Primitivo
González, Cerámica preindustrial en la provincia de Valladolid), reproducido a escala para Escenografías para el Belén por Mibako, es
un recipiente, en forma de tinaja , con
una salida de agua en su parte inferior y a la que se
ha provisto de un gran
cuello troncocónico invertido.
Una informante de
Villaluenga de la Vega, Palencia, me describía
su uso de esta forma:
"Cuando hacía buen tiempo, hacíamos la colada, preparábamos una gran olla
con agua hirviendo y una buena cantidad de ceniza La ropa se ponía a remojo un día
entero con agua y jabón, del que hacíamos
en casa con grasa y sosa, luego se lavaba. Bien lavada se colocaba la ropa , que debía de ser blanqueada
, en el colador. En la boca del colador se pone un
paño de colar, que es un trozo de tela"- el
que me enseñó era un cuadrado de tela de lino rústico hilado y tejido en telar manual- "de forma que haga un
poco de bolsa y pueda contener las
cenizas y se echa por encima el agua hirviendo. La ceniza produce una lejía que pasa a la ropa y la
blanquea, por abajo se recoge el agua que sale por el drenaje y se vuelve a
verter sobre la ceniza. Esto debe de realizarse muchas veces.
Al día siguiente, se vuelve a
lavar la ropa con el mismo agua con el
que se realizó la colada y jabón .
Tras este nuevo lavado, se vuelve
a repetir el proceso de colado con más agua caliente y más ceniza.
Una vez bien limpia la ropa se aclara y se tiende al sol".
A este proceso que era muy laborioso
y
se hacia
una o dos veces al año, se le llamaba hacer la
colada, que comprendía todo el proceso de lavado y blanqueado y duraba tres días.
En las referencias bibliográficas hemos
encontrado distintas versiones en cuanto a las veces que se hacía la colada que
varia desde una dos veces al año a hacerlo semanalmente, esto parece estar relacionado
con el nivel económico de la familia y el numero de sus miembros y de si había o no chiquillería.
También hay distintas formas de
preparar la lejía, en algunos lugares se
hecha la ceniza en el agua y se
bate y este agua se hecha sobre
la ropa, en otros se pone la ceniza en el paño y se hecha el agua
caliente sobre ella.
En cuanto al número de veces que
se hace esto, deben de ser muchas y empezar con el agua caliente para ir
subiendo la temperatura, según el cancionero popular:
“Tres calentitas
Tres calentando
Tres espumientas
Tres ferventando“
Aunque también hay versiones que
aumentan el número de veces que se debe de realizar este procedimiento, hasta
conseguir que el agua salga hirviendo por el vertedero.
Las familias pudientes
contrataban mujeres que hacían este trabajo: “las que no tienen para criadas
tienen que hacer la colada”.
La llegada de las lejías
industriales, el agua y las primeras máquinas de lavar dieron
por resultado que este trabajo desapareciera y
los coladores se dejaran de fabricar en los alfares.
Las jóvenes lavanderas ya no
acuden con sus cestos llenos de ropa a
lavar, mientras cantan, en la orilla del río
y
las
mujeres mayores ya no
preparan la lejía para blanquear la ropa, que así estaba distribuido el
trabajo. Mientras, las más pequeñas, observan
y practican con sus juguetes.
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Cocio y cocio de juguete (1875). Museo Etnográfico de Terque
Exposición del juguete tradicional.
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En la actualidad la ropa la lavan
máquinas, con jabones y lejías industriales, pero
la expresión- hacer la colada- ha quedado
entre nosotros para el proceso de lavado y tendido de la ropa
M.D.M.
LA CAZA DEL GRILLO
Alfarería.
El mundo infantil.
Juegos perdidos: La caza del
grillo.
Pieza: Grillera.
Eran tiempos en los que los niños no tenían ni ordenadores ni consolas y
la televisión no había ocupado un lugar preferente en la casa, los niños de
esta época, como los niños de todas las épocas, pasaban su tiempo de ocio
jugando y uno de esos juegos era: cazar grillos.
Este era un juego de verano, había otros juegos de invierno. Los grillos solo grillan en verano, durante el
periodo en el que el macho busca llamar la atención de la hembra y para cazar
grillos, es imprescindible que el grillo cante porque el cazador debe de guiarse
por el oído.
A principios de verano, los niños
salían al campo con sus grilleras
y escuchaban atentamente el canto del
grillo para poder localizarlo, esto requería oído fino, pues la longitud de onda en la que canta hace difícil su localización, había que
demostrar mucha pericia y habilidad para
ser un buen cazador de grillos. Se iba caminando sigilosamente hasta que el
canto del grillo cesaba, eso significaba que estaba cerca, entonces se
localizaba la madriguera, que es un pequeño agujero en el suelo. Una vez localizada,
ayudados por una paja para hostigarle y
algún liquido para inundar su habitáculo,
hasta que se le hacía salir, se le daba caza y se procedía a colocarlo en la grillera.
La grillera es el juguete necesario para este juego. Juguete es todo
objeto elevado a esta categoría, con lo
cual cumple esta función cualquier objeto que sirva para el fin previsto, en
este caso servir de jaula para el grillo. Solía
ser una caja de cartón, una lata,
un bote, cualquier cosa que el mismo niño arreglaba, pero alguno más afortunado podía
tener una pieza como esta comprada a algún
alfarero local o en los mercados semanales. También había
grilleras de alambre y de
paja, incluso alguna que se hacia con
alfileres, llegada la época del plástico
aparecieron unas jaulitas de multitud de
colores.
El grillo cautivo era alimentado
con hojas de lechuga o trozos de pepino
y así se podía disfrutar de su canto durante todo el verano.
Los grillos y las grilleras eran objetos de comercio entre los chicos
ya que el que no era habilidoso
cazando podía tener un grillo a cambio de alguna otra cosa de su propiedad,
como ese cromo que faltaba para
completar el álbum.
Es muy posible que éste, como
otros juegos, proceda de una
costumbre ritual. En este caso ,el tener los grillos como símbolo de buena suerte y vitalidad, hecho bien documentado
en la cultura china, o como termómetro natural pues los campesinos conocen bien
que el canto del grillo varía con la temperatura ,a más calor más rápido es su
“cri_cri” .En la cultura occidental tenemos el mito de Titono. Titono envejeció
tanto que llegó a convertirse en un grillo y así se convirtió el grillo como
símbolo de una larga vida.
Ficha
Comunidad: Castilla y León
Provincia: Zamora
Localidad: Toro
Alfarero: desconocido
Material: barro rojo, sin aditivos.
Técnica: torneado.
Cocción: Horno de leña.
Pieza: grillera.
Uso: juguete
Medidas: altura:11 cm. Diámetro boca:
3 cm. Diámetro base:
7 cm.
Peso:
258 g
Morfología: pieza globular con cuello largo y estrecho
perforada por
31 orificios de 4mm de
diámetro situados de forma aleatoria en el cuerpo. Sin asas.
Decoración: no tiene.
Sello, marca de alfarero: no tiene.
Otros: 3 Pegaduras y restos de escurrido de vidriado.
Datación: SXIX
Actuaciones: no tiene.
Localización: Colección particular
Bibliografía: Inédita.
Uno de los alfares que continua haciendo preciosas grilleras es el de
Villafranca de los caballeros (Toledo), que documentan Natacha Seseña en su
libro Guía de los alfares de España y
Juan Manuel Pradillo en Alfareros Toledanos.
De esta actividad nos ha quedado la expresión ANDAR A LA CAZA DE
GRILLOS cuando un adulto se ocupa de
cosas inútiles y sin ningún provecho, en referencia a los juegos de niños.