Corazón de Babia, este extenso municipio está rodeado por un conjunto de valles que se encargan de definir los arroyos del río Luna. Tanto el municipio como toda la comarca es lugar tradicional de canteros, caleros, mineros y pastores que han mantenido la ganadería como actividad predominante.
Estar en San Emiliano es quedarse en Babia. Estructurado como un conjunto de valles definidos por los arroyos del río Luna, su imagen más característica son las intensas praderas que se extienden bajo moles de caliza de más de 2.000 metros de altitud.
Tanto el municipio como toda la comarca es lugar tradicional de canteros, caleros, mineros y pastores que han mantenido la ganadería como actividad predominante.
Afamados son los caballos babianos que desde antiguo se criaban en los pastos de la Malvosa y Boeriza, en Lago de Babia. Pero también los rebaños de merinas, administrados por los mayorales originarios de estos pueblos, que por su lealtad, conocimiento y buena gestión de los rebaños trashumantes que aquí desembocaban a través de la cañada de La Vizana, dieron nombradía a la comarca y la impregnaron de su cultura que es manifiesta en sus formas de vida, folklore, artesanía y construcciones tales como los chozos pastoriles y las roperías de las cabañas ganaderas. En lo que al municipio de San Emiliano se refiere, merece la pena visitar cada uno de sus 14 pueblos, con una parada especial en Riolago —sin duda alguna la localidad más monumental de toda la comarca— con el Palacio de los Quiñones y la Casa del Escribano como principales atractivos. Una casa levantada en el siglo XVII, que perteneció a los notarios de Babia y en particular a los Flórez. Los amantes del senderismo encontrarán en San Emiliano todo un abanico de propuestas para recorrerse a pie o en bicicleta. Rutas cuidadas y bien señalizadas que transportan a un paraíso real. Todas ellas muestran lo mejor del patrimonio natural y cultural de la zona y son especialmente recomendables durante la privamera o en la etapa estival.
La situación estratégica de San Emiliano dentro del Valle del mismo nombre le han servido para que hace 105 años pasara a ser cabeza del municipio, anteriormente era La Majua. Destacan sus construcciones de piedra, arropadas por un paisaje dominado por el color verde de sus praderas.
Mención aparte merece su completa y variada gastronomía, con el cocido babiano a la cabeza, la chanfaina, el frite o la guerrifa, entre otros.
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