viernes, 11 de marzo de 2016

COLABORACIÓN: GAITEROS… DULZAINEROS…TAMBORILEROS CHIFLA LEONESA Y TAMBORIL…

PARTE DE LA TRADICIÓN DE LAS MÚSICAS POPULARES LEONESAS.

Gaitero y tamborilero y  bailes tradicionales en Corporales (León). Año 1932.
Autor: Toño Morala
Desde guaje, el sonido de la gaita siempre me ha  gustado; tenía y tiene ese sonido lejano y turbio, ese sonido lleno de nostalgia  y morriña. En las romerías y fiestas de los pueblos del norte de León, de El Bierzo, y sur de Asturias, los gaiteros y tamborileros llenaban de fiesta  la dura vida de la inmensa mayoría  de  mortales, así como  alegraban algunos días de asueto  con las carnes (cuando las había) asadas a la estaca  y otras viandas, pellejo de vino y alguna moza y mozo que daban que hablar en los cortejos de los pueblos. Eran días para compartir unas amplias sonrisas y camas para cuatro o cinco chavales; de ese modo se dormía en fiestas, pues la familia y amigos se cruzaban los días de las mismas y se salía un poco de la rutina diaria de tanto trabajo en el campo  y en la mina.

Gaita actualizada y personalizada para Francisco Álvarez 
Molinero de Igüeña en madera de urce, y anillada en bronce.

Cuando nos acercábamos a los pueblos, los chavales siempre tenían alguna sorpresa preparada para los  nuevos que veníamos de la capital como pinceles y avisados de no mancharnos bajo bofetada de la madre, o lo peor, una gran zapatillada en los culos de pocas  carnes y mucho hueso. Apercibidos… pero así y todo, el juego podía más que los avisos, y cuando llegábamos a las casas, la bronca era descomunal; los pantalones cortos ya eran más parecido a un trapo que nos cubría las pocas vergüenzas, que al tergal moderno del que estaban hechos. Pero la gaita seguía sonando, y las  mozas y mozos bailaban a su son  entre risas, alpargatas, y vestidos de un solo color; eran del color de la esperanza, como mucho… blanco y colores pastel.

 Hacia 1910. Gaita y Tambor
 El cura daba el permiso pertinente para empezar la música… y adelante. Había baile antes de comer  en la plaza de la Iglesia, y  bajo la atenta mirada de los prebostes y mandamases, se bailaba al son de la gaita, la dulzaina y el tamborilero… las abuelas y madres estaban en las cocinas a tope con los guisotes de todo tipo. Había que preparar la mesa con  los platos, si los había, de algún regalo de bodas, o de aquellos ajuares recopilados a base de esfuerzo, paciencia y duro trabajo. Estos buenos músicos recorrían los pueblos donde eran contratados por  cuatro perras y la comida en hermandad, o repartidos por las casas más pudientes.

Gaitero en procesión  de la Virgen  Villalegre Escudero.
El folclore siempre ha estado asociado al concepto de identidad de un pueblo. En todo el mundo, cada tribu, etnia o nación tiende a diferenciarse del vecino como una forma de identificación colectiva, que es el paso previo para conseguir fomentar la solidaridad entre los miembros de un grupo, de esa manera las diferentes culturas fueron creando  una vida más llevadera  y rica. 

¨Los Silverios¨
La historia de la gaita, y como no podría ser de otra manera, tiene variadas formas, sonidos… y dependiendo de las zonas, están hechas con los materiales a disposición de los lugares  habitados, y de los lugares que también fueron colonizados por los diferentes pueblos emigrantes a otras tierras. La referencia escrita más antigua de un instrumento considerado como gaita se produce posiblemente hacia el 400 a. C. cuando Aristófanes, un poeta ateniense, menciona a los gaiteros de Tebas, ciudad enemiga de Atenas en aquella época, y señala que tocaban gaitas (askaulos) hechas con piel de perro. Tras-os-Montes, León y Zamora; gaita leonesa, sanabresa, cabreiresa y alistana. Un tercer tipo de gaita es común al norte-noreste de Portugal y algunas zonas adyacentes de las provincias de León y Zamora (comarcas de CabreiraBierzoMaragatería, casi hasta el Órbigo era común en LeónSanabriaCarballedaAliste,Tábara y Tierra del Alba en Zamora donde más se mantiene, aunque su extensión pudo ser mayor). Hace no tanto, a mediados del siglo XX también se tocaba en Las Arribes de Salamanca y la zona de Fermoselle, al oeste de Sayago. Su digitación es abierta y afinación tradicional, su forma y potencia de sonido le hacen parecerse a la asturiana, aunque no se toque pechada. Su factura es más grande y con más madera. Posee una perforación interna más ancha que sus congéneres de Galicia y Asturias, no produce alteraciones.

Pedro Gómez, un joven gaitero leonés.
Otro de los instrumentos importantes es la dulzaina; aunque el origen de la dulzaina parece remontarse a los pueblos árabes antiguos, puede seguirse su pista a partir del Renacimiento, siendo un instrumento de tipo cortesano, que con el tiempo fue quedando relegado a zonas rurales, donde se construían dulzainas muy toscas, sin llaves, de unos siete agujeros. Poco a poco, el instrumento se fue perfeccionando, y a finales del siglo pasado el dulzainero de Renedo (Valladolid) Ángel Velasco añadió a la dulzaina las ocho llaves metálicas que actualmente presenta.


El dulzainero Sixto Montalvo
Estas dulzainas modernas han ido reemplazando a las demás porque ofrecen considerables ventajas para el ejecutante: por un lado, una afinación fija, que permite tocar dos o más dulzainas a la vez; también poseen una mayor amplitud de tesitura, debido a su mayor longitud; y presentan unas enormes posibilidades cromáticas, que permiten tocar en cualquier tonalidad sin necesidad de alterar la melodía. Actualmente estamos asistiendo a una recuperación de este instrumento, y podemos constatar el interés de muchos jóvenes por el aprendizaje de su ejecución. En esta recuperación han tenido gran importancia las Escuelas de Dulzaina, que se han ido formando en diferentes ciudades, entre ellas León. Hoy día se fabrican buenas dulzainas en Carbonero el Mayor (Segovia) y en Laguna de Duero (Valladolid), pudiendo oírse sonar en casi todas las fiestas típicas y romerías.

Tamborilero y Gaitero en plena actuación.
Y qué me pueden contar de la flauta maragata (chifla leonesa), es el instrumento musical melódico más peculiar y característico de la provincia de León. Pertenece a la familia de las flautas de pico, y más concretamente al grupo de flautas de tres agujeros, mucho más primitivo y menos temperado que las flautas dulces actuales. La característica esencial de este tipo de flautas es que se tocan con una sola mano, y el mismo intérprete utiliza la otra para acompañarse con el tamboril, instrumento del que es prácticamente inseparable. Esto las relaciona con otras flautas que, aún teniendo más agujeros, se tocan también con una sola mano, como el flabiol. Esta flauta es el instrumento más característico de la provincia de León, y en concreto de las comarcas de El Bierzo y la Maragatería. Actualmente no se ha llegado todavía a un acuerdo en cuanto a su afinación base, pero algunos las fabrican  en modo de Re en altura de La o de Sol. Se construyen en dos piezas y, aunque el material más tradicional es la madera de urz (brezo), al ser una madera prácticamente extinta, las fabrican con boj o cualquier otra madera. Los pitos, o las flautas de pastor (chifla de pastor, zuzaina), son instrumentos, como casi todos, muy utilizados por los pastores que construyen haciendo el agujero interno con un hierro al rojo vivo, y por fuera a navaja. Las flautas o chiflas de pastor suenan parecido a clarinetes.

Se cree que es  José Alonso, tamboritero
 del Val de San Lorenzo

En conclusión, que aquí les mostramos una pequeña reseña de algunos instrumentos tradicionales a motor de pulmón. El folclore leonés está caracterizado por una serie de instrumentos que son los más comunes en su música dependiendo de la comarca en que nos hallemos. Es casi hegemónica la presencia de la flauta de tres agujeros y el tamboril en el País Leonés si bien en la parte más oriental predomina la dulzaina y en la occidental la gaita de fole.

¡Venid…venid todos  y todas a bailar,  que la música se queda triste, y hay que disfrutar…!
Uno de los Grandes, Moisés Liébana Voces, 
el de Corporales… las dos Cabreras le conocieron bien.


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