jueves, 2 de junio de 2016

COLABORACIÓN: LA BERTOLINI, EL PIVA, Y EL BARREIROS La revolución en el campo

Colaboración: Toño Morala

Una cosechadora y limpiadora (majadora en los años 60) fija a motor.

El proceso de modernización de la agricultura española en el periodo que siguió a la guerra civil estuvo fuertemente limitado por la existencia de severas restricciones a la importación de maquinaria. En este sentido, basta comparar los datos del censo de maquinaria agrícola de 1932 con los de recuentos posteriores, como los publicados por la Dirección General de Agricultura a partir del año 1955, para llegar a esta conclusión. Ante las dificultades existentes para importar, la procedencia de estos bienes fue prácticamente de exclusiva nacional.

Un impresinante tractor Lanz de aquellos tiempos con arranque manual…
buscando la compresión y a tirón de volante.

Los cambios técnicos que tuvieron lugar en la agricultura española en las décadas de 1940 y 1950, fueron posibles por la existencia en el país de una industria capaz de proporcionar a los agricultores las máquinas que demandaban.  

Y en esta nuestra querida provincia tan olvidada de todas las manos existentes, aún fue peor, pero así y todo, el ingenio y las ganas de prosperar hicieron que muchos agricultores se sumaran al hierro y motores de fuerza para ir capeando el temporal; además no hay que olvidar que en aquellos años, había que vender toda la cosecha al estado y a unos precios, en algunos años, que tela marinera. 

Publicidad de tractores Barreiros.
La fabricación de maquinaria agrícola constituye uno de los sectores peor conocidos de la industria española. Según el censo industrial de 1958, más de mil seiscientos establecimientos y casi dieciocho mil quinientos trabajadores pertenecían a este grupo de la clasificación nacional de actividades económicas.La agricultura fue hasta la década de 1960 el soporte principal de la economía española, pero actualmente emplea solo alrededor del 4 % de la población activa, por lo que España, ya no es un país agrario.

Una vieja máquina para casi todo.

 Pero hay que volver a la chapa y el acero, a los  motores Piva y Campeón para sacar el agua de los pozos y poder regar y producir más toneladas de cosechas de todo tipo, hay que volver a los primeros tractores Ebro y Barreiros, a  la segadora mecánica Bertolini y otras marcas…que fueron retirando a los animales de tiro, así como ayudaron a los buenos agricultores a trabajar menos y con más tierra cultivable.
Dos autenticas joyas de los  años 60.

Vamos a empezar con el que sería la revolución agraria según algunos agricultores, el motor mecánico y bomba para regar. Aquí además confluye que a partir de los años sesenta, teníamos fábrica, la misma era Piva Motor. Un montón de modelos para cada característica de  riego. Esta empresa leonesa  comienza con la fabricación casi artesanal de motobombas para la extracción y bombeo de agua por parte del ingeniero alemán Heinz Pitschel, que llegó a León como jefe de mecánicos de la Legión Cóndor.

Un motor para sacar agua y regar Piva, la revolución.
 En 1956 Pitschel vende la empresa a su actual  propietario, Antonio Vázquez, comenzando la producción de los triciclos con motores de poca potencia que permite el traslado de pequeñas mercancías. (Cuando yo era pequeño las hormigoneras de las obras tenían un motor de gasolina Campeón). Otra empresa puntera fue Motores Campeón, S.L., lleva trabajando desde 1946. Su actividad fundamental es la fabricación y distribución de motores y motobombas de gasolina de 2 y 4 tiempos, y en la actualidad a parte de fabricar bombas, también fabrican otros productos para el sector de la jardinería y el campo en general.

Un motor para acoplar útiles  

Otra de las joyas fue la segadora a motor…aquí se pasó de aquellas hoces, guadañas y segadoras de tiro animal, a la mecanización. Fue inventada por Cyrus Hall McCormick (1809–1884) en 1831. Este hombre, hizo uno de los inventos muy significativos para la prosperidad de EE.UU. Al pasar un tiempo, él hizo una demostración de su cosechadora mecánica en la Taverna Steele en Virginia. La cosechadora podía cortar 10 acres por día, el equivalente al trabajo de cinco hombres. Más tarde proporcionó un curso de auto-recolección que permitía que un hombre cortase 40 acres en un día. Él patentó la cosechadora en 1834. Una de las marcas punteras es la Bertolini con su peine para segar a todo trapo.

Una Bertolini segadora de peine.
 Y como colofón a este recuerdo  a la revolución agraria, comentaremos sobre los tractores que tanto ayudaron a trabajar manualmente menos en el campo. Unas máquinas  que algunos envidiaban;  muchos vecinos no tenían acceso económico y había que seguir trabajando con tiro de animales, o sea, a motor de cebada.

 Para paliar el atraso de la agricultura española y mejorar la producción, el Gobierno decide en 1952 convocar un concurso que “facilite el establecimiento en España de fábricas de tractores”. Ese mismo año, Ford Motor Ibérica presenta su solicitud y, en agosto de 1953, el Ministerio de Industria resuelve a favor de esta empresa una de las concesiones.

El paisano sonriente con el tractor, y los vecinos…
Ford Motor Ibérica, es en esa época una compañía muy asentada en el país. En un local de la zona franca, inicia el ensamblaje de camionetas, automóviles Ford T y tractores Fordson. Gracias al soporte técnico de Ford, y al amparo de las ventajas del decreto ley que declaraba a la industria de tractores como de “interés nacional”, Motor Ibérica estará en poco tiempo en condiciones de montar sus tractores. Así, en mayo de 1955, saldrá de la factoría de Barcelona la primera unidad producida por esta compañía. Se trata de un tractor designado como modelo Ebro. Cuenta inicialmente con una potencia de 38 CV y está fabricado a partir del modelo Fordson New Major  que se produce en la factoría de Dogenham, y que goza de gran éxito de ventas en el mercado europeo. Este tractor, comúnmente designado como “Ebro 38”, se ofrecerá también en futuras versiones con potencias de 42 y 44 CV.

Uno de los primeros tractores Ebro en los años 50.

 Más adelante monta un novedoso motor de gran prestigio con 4 cilindros y 3.6 litros de cilindrada, transmisión de 6/2 marchas y frenos de zapata. Y como no, hay que hacer una mención especial al Tractor Barreiros, español cien por cien; salido de aquella fabrica de Madrid a partir del año 1960. Todo un Hanomag Barreiros (1961-1963). La transformación de motores de gasolina en diesel, le dio a Barreiros la fama y el dinero. Comenzó con el EB-2, motor de dos cilindros para tractores, del que se vendieron 480 unidades durante el primer año. Pero el éxito fue la fabricación del motor EB-6 basado en la evolución de motores Perkins. Y alguno de ustedes se acordara de arrancar el tractor con aquel volante a mano buscando la compresión del motor, y al toque seco arrancaba. De esta manera, y con mucho trabajo, imaginación y empeño, se modernizó con buena maquinaria el campo español.

Dos jóvenes encima del tractor; quitaba mucho trabajo.

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