Los bailes regionales de la tierra acompañaron a los pendones con ritmos tradicionales. EFE - |
DL | REDACCIÓN
Con un termómetro que duplicaba a esa hora los grados de León, la agradable tarde sevillana albergó ayer el tradicional desfile de pendones de León por sus más emblemáticos rincones. Alrededor de cuarenta pendones y pendonetas de distintas comarcas de la provincia pasearon su orgullo y majestuosidad ante la asombrada mirada de sevillanos y visitantes. Una nutrida embajada leonesa, integrada por más de 250 personas, engrosó un desfile donde también se dieron cita gigantes y cabezudos, la dulzaina, el tambor y las castañuelas y los coloridos y vistosos trajes regionales de los encargados de mostrar a la capital hispalense los bailes más genuinos de la provincia.
A la cabeza de la comitiva, el alcalde de León, Antonio Silván, el presidente de la Diputación, Juan Martínez Majo, y el nuevo responsable de la Casa de León en Sevilla, Saturnino de la Iglesia. En el recorrido del cortejo de los históricos estandartes, testigos tan imponentes como la Catedral de la capital andaluza y la Giralda, también emblemáticas calles y plazas.
Al término del desfile, Silván anunció que la Junta de Castilla y León va a incoar el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial de los Pendones del Reino de León en marzo. Se trata de un reconocimiento a una de las tradiciones más genuinas de León que resalta la relevancia patrimonial, tradicional y cultural de los pendones concejiles.
Ya en los Reales Alcázares, la concejala, doctora en Historia y profesora de la Universidad de León, Margarita Torres, fue la encargada de pronunciar el pregón de la fiesta de la Casa de León en Sevilla. Torres destacó que León y Sevilla son dos ciudades enlazadas desde los tiempos romanos por la historia, «dos pueblos, sevillano y leonés hermanados hasta la actualidad».
Las líneas maestras del pregón de Margarita Torres se dibujaron sobre los sólidos lazos que unen a ambos territorios a lo largo de los siglos: desde la presencia de la Legio VII Gemina de Trajano, un emperador nacido a pocos kilómetros de Sevilla, en Itálica, hasta la conquista de la capital del Betis por Fernando III ‘El Santo’, pasando por la traslación de los restos de San Isidoro, el beato hispalense que llegó a León en tiempos de Fernando I. El camino de la «unión de las gentes, pueblos...».
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