Javier Emperador, junto a la monumental collarada que acompaña a esta indumentaria. DL- |
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No sólo de piedras talladas, de tablas pintadas o de códices miniados vive el patrimonio leonés. Existe aquí otro tipo de legado verdaderamente rico, variado y de enorme arcaísmo que ha hecho famosa a esta tierra, el etnográfico, y más en concreto el de la indumentaria tradicional. Joyas cuya pervivencia en el tiempo resulta complicada por las características perecederas de sus materiales: lana, lino, seda...
Pero este viernes los leoneses podrán conocer uno de esos ‘tesoros’ que tan rara vez salen a la luz en lo que se refiere a este tipo de artesanías: un traje, casi completo, procedente de Veguellina de Órbigo y que responde a tipologías de principios y mediados del siglo XIX. Lo presentará a las 19.00 horas el etnógrafo Javier Emperador en la colección permanente de indumentaria leonesa que dirige en el Consistorio de la plaza de San Marcelo y allí podrá contemplarse hasta el mes de marzo.
Las diferentes partes de esta vestimenta han sido cedidas para su exposición por la familia de Victorina Junquera (1922-2006) —vecina de Veguellina que la lució en diversos acontecimientos y celebraciones—, y gracias a la mediación de su hermano Carlos, doctor en Antropología y profesor de la Universidad Complutense. Los diferentes elementos del traje se encontraban hasta ahora almacenados en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña (Valladolid) y la idea de fondo es conseguir su exhibición permanente en tierras leonesas.
«El traje es de un arcaísmo asombroso —explica Javier Emperador—. Por ejemplo, de la toca no conozco ningún otro exponente, aunque parece emparentada con las monteras y los gorritos de niño. Los manguitos son también extraordinariamente valiosos, conociéndose muy pocos, amén de aparecer en un puñado de pinturas y grabados, y en la imagen de la maragata que acudió a la boda del rey Alfonso XII».
Epígrafe aparte merece la «colosal collarada» que lo acompaña. «Es una de las más impresionantes de España porque su montaje data, al menos, de antes de 1939; en él participaron como mínimo cinco generaciones».
Y es que la primera referencia existente de este atuendo está fechada en mayo de 1939, cuando tuvo lugar en León la multitudinaria despedida de la Legión Cóndor, a la que acudieron paisanos de casi todas las comarcas, ataviados con sus mejores galas —se calcula una afluencia de 4.600 personas, el desfile duró cuatro horas—. «La ciudad de León fue entonces escenario de la, posiblemente, mayor concentración de tipismo realizada a lo largo de su historia», cree Emperador. La indumentaria de Victorina Junquera —llamada en la zona, ya entonces, «el traje antiguo» causó sensación y se llevó el segundo premio del certamen. El primero en un concurso de este tipo lo obtendría, ya en los años cuarenta, en la Casa de Campo de Madrid, y lo recibió de manos de la mismísima Carmen Polo, la esposa de Franco.
«A lo largo de los años, Victorina y su traje fue retratada por Martín de Prado, por Foto Exakta, por Ortiz Echagüe, por Peñuelas..., y aparece en el Cancionero de Berrueta y otros libros», desvela Javier Emperador, que ha venido rastreando la historia de esta tan singular vestimenta.
Una indumentaria que depara sorpresas como la atrevida leyenda bordada en su fajero: «Porque quiero hallarme cada día con novio nuevo».
Toca, manguitos, restos de camisa, justillo de picos e imagen de los años 40. J. E |
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