sábado, 28 de octubre de 2017

NOTICIA: El laboratorio más antiguo

Un mortero de farmacia es la pieza del mes en el Museo Etnográfico Provincial.

El mortero de farmacia del Museo Etnográfico Provincial es
una pieza de alabastro que ingresó en 1996. - jesús f. salvadores
diariodeleon.es
ANA GAITERO
26/10/2017
La preocupación por la enfermedad, el deseo de curarse y la curiosidad por descubrir remedios son antiguas como la humanidad. El mortero de farmacia, protagonista de la pieza del mes del Museo Etnográfico Provincial de León perteneciente a la Diputación de León, es posiblemente el laboratorio más antiguo. Se ha utilizado, y aún se hace, desde los tiempos más remotos y en todas las culturas para triturar y pulverizar sustancias, mezclar sólidos con líquidos y elaborar emulsiones.

Desde la época primitiva, el ser humano ya golpeaba entre dos piedras los alimentos. Grecia y Roma fundían sus bronces para la fabricación de estos recipientes, que seguirán empleándose en la Edad Media. Materiales como madera o mármol, porcelana o cristal, darán forma variada a los morteros, objeto que acabará convirtiéndose en el instrumento farmacéutico por excelencia y, por extensión, lo será también de la medicina tradicional.

El Museo Etnográfico Provincial ha escogido un mortero de farmacia de alabastro, que entró en sus fondos en 1996, entre los objetos del área de Medicina Popular y Albeitería para hacer un repaso de la medicina popular como conjunto de conocimientos y prácticas que por tradición emplea el pueblo para prevenir, conocer y conservar la salud.

El mortero convive en la exposición permanente del museo con albarelos, cajitas de farmacia, recipientes de vidrio, sifones, plantas medicinales y demás utensilios utilizados en las antiguas boticas.

«La enfermedad está íntimamente ligada a los sentimientos más profundos del ser humano, como el sufrimiento o la muerte, por lo que la respuesta que la medicina popular ha dado al tratamiento de la enfermedad no puede entenderse solamente desde el punto de vista científico», apunta el Museo Etnográfico Provincial.

En este sentido, añade que la medicina tradicional «convive sin solución de continuidad con aspectos religiosos, tradiciones mágicas e, incluso, con toda clase de creencias esotéricas sin aparente contradicción. Debemos, por lo tanto, considerar la medicina popular como objeto de estudio para entender el desarrollo cultural de los grupos sociales», añade.

Las piezas del área de Medicina Popular y Albeitería que alberga el Museo Etnográfico Provincial proceden de diferentes boticas. En 1978 ingresaron en los fondos de la Diputación provincial algunas piezas que habían pertenecido a la farmacia de Honorato Marcos Gigosos, quien fue farmacéutico en Joarilla de las Matas y posteriormente, mediante permuta, de Valencia de Don Juan, tal y como reseña Joaquín Alonso. La farmacia pasó posteriormente a su hijo y las piezas fueron adquiridas a un anticuario de León.

En los fondos etnográficos también hay piezas cedidas por María José Alonso Núñez, en 1990, y otras por la también farmacéutica leonesa, María Luisa Martínez. El sábado emergerá también la memoria de aquellas boticas con encanto, en las que convivían la elaboración de remedios con las animadas tertulias de la rebotica, donde también se proporcionaban soluciones a los problemas generales.

El mortero servirá para hacer un recorrido por la importancia y la validez terapéutica de la medicina popular a lo largo del historia, sin entrar en el terreno científico. La historiadora Maite Fernández Llorente también mencionará creencias y remedios cuya eficacia sanadora de sobra se sabe que no existe, pero que ofrecen una idea de la «riqueza cultural de esto que hemos venido en llamar medicina tradicional», añade el museo.

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