pablo rioja barrocal 17/10/2014
No es una villa cualquiera la de Mansilla de las Mulas, que presume de
realengo desde la Carta Puebla de Fernando II y Señorío desde el siglo XV.
Aunque por presumir que no quede, sirvan su Feria
del Tomate, las Jornadas Medievales,
los Carnavales o el evento más
próximo en el calendario, la siempre concurrida Feria de San Martín como ejemplo de su variedad y calidad.
Mansilla de las Mulas.- marciano. |
Cuando uno cruza sus fronteras y
se pierde en las singulares calles, plazas y construcciones del casco más
antiguo no puede por menos que viajar varios siglos atrás y creerse en mitad de
la más grande novela de Ken Follett. Se trata de una villa con importante
pasado histórico cuyo principal legado es su recinto amurallado de origen medieval que justifica su
designación como Conjunto Histórico
Artístico del Patrimonio Nacional ya desde 1931. La fortificación llega a
alcanzar los tres metros de espesor en algunos de sus tramos. De sus cuatro
puertas, la mejor conservada es la llamada Puerta
de la Concepción o Arco de Santa María, construida sobre la calzada romana,
mientras que de la de San Agustín y
de la de Santiago o Puerta Castillo sólo quedan partes de
sus respectivas estructuras. Y aunque cualquier recoveco merece la pena, nadie
debería perderse el Postigo; la plaza del Grano; la iglesia de San Martín; la Casa de Cultura; la ermita de la Virgen de Gracia o la iglesia de Santa María.
Mención aparte merece uno de sus símbolos más reconocibles, el Museo Etnográfico Provincial, que
recoge el patrimonio cultural que ha forjado las raíces del pueblo leonés. Mansilla es también punto
importante en el Camino de Santiago.
Su secular hospitalidad con los peregrinos y el excelente trato a los
visitantes, con buenos servicios de hostelería y restauración son sus señas de
identidad. Insisten quienes mejor lo conocen en no dejar de pasearla de norte a
sur y de este a oeste. Una ruta recomendable lleva por el exterior de la
muralla, hacia la fuente de los Prados o quizá la conocida como Ruta de los Monasterios. El río Esla es el corazón de Mansilla, que
queda en su margen izquierda. Río truchero, con una longitud de 235 kilómetros.
Y para comer, aquí el cocido tiene su propia modalidad. Es muy recomendable la
cocina relacionada con la matanza: embutidos, callos, mollejas, así como el
conejo picante.
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