El chozo de los pastores es una de las construcciones más tradicionales de nuestros montes, de las alturas de los puertos de ganado, de las majadas de ovejas. Cada año van quedando menos, van cediendo al avance de construcciones de piedra, ladrillo e, incluso, bloques, aunque haya habido pastores, como Paulino El Manco, que siempre exigían chozos para hacer su trabajo.
En homenaje a este recordado pastor los guardas del vivero de Manzaneda de Torío reconstruyeron en el puerto que más años pasó Paulino, el de Sancenas en Genicera, el chozo, que está como nuevo.
“Estábamos entrenados”, reconoce uno de los guardas -Lucinio Rodríguez-, y es que unos años antes él y su compañero Jesús fueron construyendo poco a poco, en los “ratos muertos”, otro chozo en tierras alejadas de los puertos de las ovejas, en las dependencias del propio vivero.
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