LUCHA LEONESA. Emotiva victoria de Ibán, pese a sufrir
mareos, pues quería dedicarle el corro a Getino, ganó con Víctor, Clemente y
Bulnes.
Fulgencio Fernández | 13/06/2016
Los titos de Corbillos suenan al fondo, los trajes
regionales están en primer plano, la sombra de la iglesia dibuja la espadaña en
el centro del corro que va recibiendo gente, los de los puestos se desperezan
después de la comida y alguna cabezada en la silla, avellanas, cuadros, paseos,
mucha gente comiendo en las sombras de los pinos, juegos autóctonos... y en
medio del bullicio contenido se hace un hueco el micrófono de la lucha leonesa,
un año más, en Camposagrado, en la romería. «Buenas tardes, queda cerrada la
inscripción de ligeros. Luchadores al centro del corro. Con el número 1».
Se acaba el rito y empieza la lucha. Otra Liga. Otro verano.
«Al centro del corro Alejandro Franco, de Arcahueja, e Ibán Sánchez, de
Barrillos», dice la megafonía. El Halconero y El Guerrerín dicen los
aficionados. Puede ser un buen combate, el chaval de la Sobarriba es
imprevisible, a veces saca unas cadriladas con la misma velocidad que corre en
moto, es capaz de todo. Y El Guerrerín es un tipo para enmarcar, luchando y no.
Y fue un buen combate. Ganó Ibán pero dejó pelos en la gatera, lo reconocía:«Estuve
muy tenso, este chaval es capaz de todo, iba un poco frío, no sé cómo me
encuentro». Y lo que temía pasó. Luchó con Teje y Filín antes de la final, no
eran fáciles, el primero acabó lesionado y el segundo le dio guerra, Ibán
sufría mareos, un corte de digestión parece ser, el médico le arropaba, los
amigos le decían «déjalo, esto está empezando». Pero él seguía. Volvía al corro
y ganaba combates. Y así se metió en la final contra Mario del Blanco, de
Taranilla. Se estudiaron, cuando llevaban más de un minuto Ibán le dio una
entera, el de Taranilla se fue a por él nada más agarrarse y le sorprendió,
empate. Caminaron hacia el final, Ibán aguantaba, el de Taranilla trabó,
parecía que le llevaba pero el de Barrillos sacó una mediana de esas que
levantan al público, de luchador. Campeón, primer corro. Algunos especulaban
que como Javi Oblanca cayó en la previa (con Filín)quería Ibán poner tierra por
medio ya.
No era así. Lo explicó:«Tenía que ganar este corro como fuera, se lo quería
dedicar a Fernando Getino, ¡qué alegría verlo allí! Es alguien de la lucha y yo
si no fuera por él y mi tío Mariano no estaría aquí. Ponlo, por favor».
Sin favor. Imaginaba que Ibán se estaba jugando más de 10 puntos. Y ganó ese
«algo», los puntos se ganan en cualquier lugar, cualquier día.
Corro para Fernando Getino.
Víctor presenta su candidatura
El camino estaba lleno de carteles de gentes que piden votos, que presentan sus
candidaturas. Víctor Llamazares, sin carteles, sin palabras, como es él,
presentó su candidatura a la Liga que comienza. Para ello puso sobre el verde
de Camposagrado un abanico de mañas que le confirman como un luchador/luchador,
saca a un lado u otro, tranca... y le dio a Rubén Fierro un tranque abajo, con
cruce posterior que tiene aromas antiguos, tanto que arrancó viejos recuerdos.
«Eso me lo hizo a mi Juanito Hidalgo en el Amilivia, exacto, y me clavó la
cabeza en la hierba», le contaba Nacho a su hijo Pablo, para que se vaya
haciendo a la idea de que el suelo está duro y todos caen. Por cierto, el noble
Rubo, excelente luchador, si entrega el pecho como lo hizo ayer a Víctor parece
demasiada ventaja.
En la final esperaba a Víctor un viejo zorro cada día más joven y más asentado,
Diego Arce, que se resintió de su rodilla en la primera caída pero quiso seguir
hasta el final, aunque sabía que era tarea muy difícil, pero la raza no se le
puede negar a El Balilla.
Víctor oficializó su candidatura. La gente preguntaba por Moisés, el hombre
hermético. Aparecerá.
‘El Junco’ ha vuelto a casa
Sólo salieron cinco a presentarse en semipesados pero alguien comentó en la
grada:«¿Para qué más?», y es que el elenco era de quilates: Rodri el de
Cistierna, Tomasín el de La Vecilla (definitivamente en este peso), Cristian el
de Boñar, Sansón Cabero y el citado Clemente. El Junco regresa a su casa de
semipesados tras un año haciendo historia en pesados.
Clemente había sembrado muchas dudas en el Desafío del sábado. Puede perder con
El Oso, claro, pero no pareció el Clemente de siempre. El de Tendal no quiere
ni oír hablar de pesados, ya tiene edad y no se quiere arriesgar ni lo más
mínimo.
¿Yayer? Había ganas de verlo. Rodri dio cuenta, incluso fácil, de Tomasuco y
era el siguiente rival de El Junco. Por una vez las apuestas n o parecían
claras pero las aclaró en segundos, los menos de veinte que le duró el de
Cistierna. «Éste es Clemente, mientras mejor le luchan mejor lucha él»,
sentencia un viejo luchador.
Y lo que había apuntado lo confirma en la final, ante Sansón Cabero, al que
recibe con una cadrilada de semipesados:«Este es mi Clemente», dicen. Yél remata.
El Junco ha vuelto.
«No había padres, pero sí Bulnes»
Sin Clemente en pesados... pues Abel Isaí Cabero, Caberín,
de maniobras por el mundo, tampoco estaba. Había 7, muchos ex de semipesados,
jóvenes... Y Roberto Rodríguez Bulnes.
- ¿Cuanto pesas?
- Ayer 89. Hoy más, cené ayer por mi y por todos mis compañeros.
- ¿Y no bajas?
- ¿Atorear a estos miuras?;pregunta mirando para Clemente, Rodri...
Ayer la decisión le dio la razón, ganó hasta con cierta facilidad después de
derrotar a Guiller González (habitual en semipesados), a Jesús Quiñones y a
Aitor Fernández, el de Lillo (otro habitual en semis)en la final. Quien más
problemas le planteó fue Guiller, con el que empató a cero y tuvo que ir a la
caída de oro. La final con Aitor la remató con un rodillín de maña de un
luchador que se va acostumbrando a luchar por encima de su peso habitual.
De momento ya dio primero, que no son dos veces pero sí diez puntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario