Digitalizan y suben a Internet los 17.400 temas recogidos
por el musicólogo Alan Lomax en todos los continentes.
Vendedora de patatas en Val de San Lorenzo. ESTATE OF ALAN LOMAX- |
e. gancedo | león
Alan Lomax fue algo así como el Orson Welles del folclore.
Un auténtico coloso de la música tradicional que recorrió el mundo entero,
grabadora a cuestas —no eran precisamente portátiles, de aquella—, a la caza de
temas que venían circulando de generación en generación desde tiempos
antiquísimos y rescatando para la posteridad algunos que nunca más volverían a
surgir de una garganta humana. Desde el profundo blues del delta del
Mississippi a los cantos de las kasbas marroquíes, desde el enérgico folk de las
tabernas irlandesas a los romances ibéricos de hondura medieval, el
norteamericano grabó canciones en plazas, callejones, lavaderos, cocinas... y
hasta en la cárcel.
Ahora, la asociación cultural Equity acaba de colgar en la
red 17.400 grabaciones del archivo de Lomax (1915-2002), todo un tesoro para
los estudiosos y aficionados a lo que ahora llaman músicas de raíz. Lomax, que
además del mayor recopilador de canciones populares del siglo XX fue también
intérprete, promotor de bandas y el gran impulsor del renacimiento del folk
anglosajón de los años cincuenta y sesenta, se había empeñado, cierto día, en
acudir a la verdadera raíz de la música.
Y en ese tesoro también está representado León. Lomax viajó
por toda España entre 1952 y 1953, y fue en julio de ese primer año, en un
festival de Palma de Mallorca, donde coincidió con el grupo de bailes de Val de
San Lorenzo. Se debiera al arcaico tipo de música o a la singular indumentaria
maragata, o a ambos elementos juntos, el caso es que poco después estaba en Astorga.
Grabó en el Val, en Castrillo de los Polvazares, en Santa
Catalina de Somoza (donde conoció al mítico Aquilino Pastor) y en Villalibre de
Somoza: alboradas, rondas, bailes corridos, romances como La peregrina o La
bastarda y el segador (éste a cargo de un singular coro de hombres), boleras,
jotas... cerca de 60 grabaciones —a veces en cada una de ellas hay varios
temas— que pueden consultarse en la dirección
http://research.culturalequity.org/rc-b2/home-audio.jsp y que se completan con
registros de Lumajo, en Laciana, algunos en leonés y a golpe del icónico
pandero cuadrado.
«Lomax describió con bastante detalle y admiración a
Aquilino Pastor, que tenía 63 años cuando lo conoció, y se fijó, en parte a
causa de su compañera Jeannette Bell, que estuvo a su lado en ese viaje, la
ropa maragata —cuenta al Diario de León Judith Cohen, activa colaboradora del
musicólogo—. Apuntó muchas costumbres relacionadas con la boda, reflexionó en
torno a los orígenes de los maragatos y, en general, mantenía que la música de
esta zona revestía un enorme interés».
Maragatos en la BBC
Otro detalle curioso lo aporta el tamboritero David Andrés,
cicerone de Cohen en otra incursión folclórica por la Maragatería pero ésta más
reciente, en 2012. Las grabaciones que Alan Lomax hizo en la comarca reportaron
ciertas ganancias a los vecinos participantes dado que recibieron derechos de
autor por la emisión de sus cantares a través de la radio de la BBC británica,
«algo que a la famosa Dolores Fernández Geijo, que atravesaba entonces un mal
momento económico, le vino muy bien —relata—: le llegaron de Londres 2.000
pesetas».
Con su enorme grabador de acetatos y su cámara Leica —y la
Guardia Civil siguiéndole los pasos, pensaban que podía tratarse de un espía
norteamericano—, Alan Lomax se llevó de este país 75 horas de grabaciones y
catorce discos. Pero debió llevarse algo más, porque dejó escrito lo siguiente:
«Un folclorista encuentra en España algo más que música: encuentra amigos para
toda la vida y renueva su confianza en la humanidad».
Carolina y Antonia Geijo, tía y madre de la recordada
Dolores Fernández Geijo.
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En Castrillo se negaban a cantar
Fueron Isaac Feliz, maestro de
capilla de la Catedral de Astorga, y José Silva, pianista astorgano, quienes
sirvieron de guías a Alan Lomax por los pueblos y la música maragata y quienes
le sacaron de algún apuro como cuando en Castrillo la gente se negó a
cantarle... porque era la fiesta de Todos los Santos. Lomax registró en
noviembre de 1952 multitud de canciones de la zona, sobre todo a sus más
famosos intérpretes.
Alan Lomax |
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