viernes, 27 de noviembre de 2015

NOTICIA: El mejor clásico, el más actual

El más especial de los corros de la lucha leonesa vuelve a despertar la máxima atracción para la XXII edición ‘de los nuevos tiempos’, la que mañana acoge el pabellón Vadinia de Cistierna.


Imagen histórica de corro tradicional (en Lugueros), motivo del cartel del
Montaña - Ribera 2015.- D.L.

A. Barreñada | León 27/11/2015
«Ni Champions, ni el Madrid-Barça... ¡Éste es el Clásico!» Lo dice, tal que asina, uno de los de la lucha en comentario de los que, en estos días previos, animan (como nunca antes) los sitios de las redes sociales en los que se va haciendo corro. Y tiene sobrada razón en lo dicho.
A mediodía de hoy está prevista la presentación oficial, en el Palacio de los Guzmanes, del Gran Corro Tradicional Montaña-Ribera 2015, que tendrá lugar mañana sábado, a partir de las cinco de la tarde, en el pabellón ‘Vadinia’ de Cistierna. Sede montañesa, en justa aplicación del turno en alternancia que viene sucediéndose desde 2005, cuando también la villa del Esla bajo Peñacorada acogía la celebración de tan especial encuentro, con el que se pone broche a la temporada oficial de los cintos.
Hasta ese año, en el que Eduardo Díez, tras combate con Álvaro González, alzó el gallo para los de las tierras altas (como también lo había hecho en el anterior el buen «Oso» de Pallide, su rival último Julio Álvarez «el Helicóptero»), y desde el de 1994 (cuando «el Bonachón» Amabilio Robles de Villasinta le ganó la baza definitiva al «Che» Escanciano de Prioro en el Palacio de Deportes), el Montaña-Ribera se había disputado de forma estable, y conforme al formato que actualmente mantiene, en la ciudad de León. El previo de 1993 había vuelto a una fórmula ya iniciada en 1988 (suspendida en siguientes temporadas) de liguilla, no corro único. Y de un lustro antes, de 1984, data el primer «clásico» de época moderna, al modo tradicional. Fue entonces la ocasión del celebrado en ribera del Porma, en Villafañe, un 23 de septiembre, en el que el gallo y el mazapán los levantara José Antonio González, el de Barrillos de Curueño. Pero, como queda dicho, estos son pasos nuevos de un viejo caminar de la lucha; de alguna manera, del más genuino y señero ser de los aluches.
De lo sucedido en estos más de treinta años (veintiuno por lo que corresponde a la vigente ininterrumpida vía) se recogen resultados en el cuadro adjunto. De lo ahí consignado, se reflejan once victorias para los de la comarca de vía abajo, diez para los de vía arriba, entre ellas, la del último ejercicio, lograda en territorio contrario, en Navatejera, con Rodrigo Fuentes en pie tras último combate con Abel Isaí Cabero. Es dato para curiosos (¡y sin otro sobre-entendido!) que, desde que se adoptara la itinerancia en sede, son dominantes las victorias de cada «partido» en casa del oponente.
Es dato para mucho más que casual interés, constatar que hace veinte años el luchador que más rivales vencía era Javier Oblanca, el «veterano» de oro de Villabalter que sigue en el primer nivel actual, y que el último ganador del «mazapán» ha sido Tomás González, el de La Vecilla, miembro de esa joven quinta no menos dorada que ya ha asumido su papel al frente de la lucha de mayor atractivo. A Tomasuco le corresponde el honor de ser quien más veces (tres) se ha hecho con el dulce premio a la máxima eficacia, habiendo sido también uno de los más jóvenes en lograrlo: hace ya ocho años, siendo Tomasín.
El nombre más presente en los últimos combates que desde 1994 se han librado, y uno de los que en más ocasiones levantó ese gallo (todavía no proscrito entonces por malos entenderes conservacionistas), es el de «el Faraón»: suyo fue ese privilegio, en nombre de la Ribera, en nueve clásicos, con cuatro triunfos, los mismos que «el Che» (con siete finales) para la Montaña.

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