¡¡¡ Pitas....pitas....pitas !!! |
Anda que no quitaron hambre los
corrales de las casas de las abuelas y madres; aquellos gallineros, conejeras,
y pequeñas cuadras llenas de animales domésticos; había de todo, desde conejos,
gallinas ponedoras, pollos por el corral
adelante, pavos, patos, alguna oca, incluso en algunas casas, había pequeños palomares añadidos a las
cuadras y los pichones se regalaban a los enfermos de tuberculosis, cuando los
había y sobraba alguno.
Pavos casi ya para la Navidad |
Eso se ha quedado para la historia del hambre de este
país, que parece ser que se vuelve a las andadas por las malas gestiones
políticas y corruptelas de algunos mandamases, pero eso es otra historia. Aquí
queremos hacer una pequeña reseña y recordatorio de aquellos corrales que ayudaron y mucho a quitar calamidades y
enfermedades terribles. Las hambrunas de la posguerra saben de estas historias tan tristes y tan
horribles. Pero no todo lo que se criaba en los corrales y pequeños
cubiles era para consumo de los
habitantes de las casas; qué más quisieran.
Hubo un tiempo de estraperlo sin nada que llevarse a las bocas, y no
solo de pan vivía el ser humano; también
se necesitaban otras cosas importantes como el azúcar, el aceite, los jabones,
las ropas, el calzado, y así montones de necesidad.
La
imagen no lleva a engaño; las madres y abuelas llevando del ramal a la burra
con las alforjas con pollos, conejos,
algún huevo… iban a las plazas y mercados de las cabeceras de comarcas, o a las
ciudades cercanas, se ponían en las aceras con su carga y a vender lo que se
pudiera, con el dinero obtenido, compraban los más que necesarios productos para la casa.
También hay que contar la entrada de otros animales vía caza a lazo y
pesca a trasmallo cuando se vivía cerca de los ríos. Era otra forma de ayudar a
quitar las hambrunas… desde huevos de perdiz, conejos de monte, codornices,
caracoles, pequeños pájaros para el arroz… pero eso sí, había conciencia de no
acabar con la pesca ni con la caza, pues
de esa manera comían todos.
La niña ya cuida a las gallinas en el corral |
Quién no recuerda a las gallinas y pollos por el
corral picoteando por todos los lados, escarbando para afilar las uñas… aquel
canto horrible de los gallos al amanecer que te despertaba y te volvías de lado
otra vez para seguir durmiendo. Quién no recuerda dar el poco pan duro que
sobraba a los animales de corral, y que se acercaban a las abuelas sin temor
ninguno… o aquellas peleas entre pollos y gallinas desplumándose los cogotes, o corriendo los conejos de un lado a otro asustadizos y guareciéndose
debajo de tejas y maderas varias. O aquellas desbandadas cuando el perro se
soltaba y andaba detrás de todo lo que
se moviera, y la madre intentando cogerlo
para evitar una escabechina en el corral.
Algunos también recordarán
aquel arcón de madera que dentro guardaba las espigas recogidas por los abuelos
y niños por el campo y que servían de pienso para los animales del corral; el
corral era un hervidero de comederos de madera, de bebederos de lata de
sardinas grande; otra para la medida del pienso. Por las paredes colgadas las correas
de las caballerías a resguardo del agua; aquel banco de madera con torno de husillo para múltiples trabajos y que el
abuelo cuidaba con mimo dentro del portalón, que la mayoría de veces también
era corral cubierto pero abierto por la parte de atrás.
También existían los corrales
empedrados con canto redondo, pero lo habitual era el de tierra ya muy pisada por
los animales y los lugareños de las casas; limpiaban cada poco con palas y
aquellas escobas de verdadera “escoba” sin mango y que las madres y abuelas
andaban medio dobladas al barrer los corrales y las casas, que además, muchas
tenían el suelo de tierra. Recuerdo la imagen de la abuela para meter al
gallinero al anochecer a las gallinas cacareando y pollos, no se podían dejar
en el corral, pues igual entraba el zorro de noche y se preparaba la de san
quintín. Ya de noche no se movía ni un alma por el corral, solo el ulular del búho que se escuchaba de fondo,
como a lo lejos… y así hasta que de madrugada el gallo empezaba con su canto
estridente y despertaba a todo bicho viviente.
Comenzaba un nuevo día y después
de lavarse y vestirse, y antes de desayunar, la abuela o madre salía al corral
y abría todas las estancias a los animales; recogía en la cesta algunos huevos,
así como con el cesto de la paja, esparcía a mano la misma para que los
animales tuvieran buena cama y a la vez no estuvieran mojados.
Patos a sus anchas en los corrales |
Así era el
ritual día tras día, solo el nacimiento de algunos gazapos o polluelos, era una
alegría para la casa, y se les prestaba más atención a los nuevos inquilinos del corral. Los polluelos,
listos como el hambre, aprendían rápidamente la forma de buscarse la vida para sobrevivir; solo los más débiles morían; aquellos que no
eran capaces de subirse a los comederos
y bebederos.
Una pequeña bandada
de gallinas ponedoras puede ser una excelente fuente diaria de huevos
frescos. Una gallina producirá aproximadamente 18 docenas de huevos al
año, aunque algunas razas de gallina producen más huevos que otras. La
mayoría de las gallinas comienzan a poner a los 4 meses de edad, pero
algunas gallinas tardan hasta un año antes de que comiencen a producir
huevos. Fundamental el agua, en épocas de calor pueden consumir hasta
medio litro de agua al día. Deberá de disponer un bebedero en el que las
gallinas no puedan meterse para evitar infecciones, y el agua deberá
estar siempre limpia. En caso de faltarles el agua, dejarían de poner
huevos inmediatamente.
Pollos de corral, capones |
Si disponemos de un huerto o espacio para ello,
sería ideal que las gallinas pudieran andar libres buscando insectos,
plantas o semillas que comer, además es conveniente tirar granos
enteros por el corral para que picoteen y complementen su alimentación con
una mezcla de cereales en su comedero, para que puedan comer hasta
cubrir sus necesidades. Para que las gallinas pongan huevos deberán tener
como mínimo 14 horas de sol diarias, por lo que es importante orientar el
gallinero hacia el sur. La gallinaza, obtenida del excremento de gallinas
ponedoras, es el abono orgánico que más nutrientes aporta a las plantas, pues
es rico en minerales y proteínas. Sin embargo, por contener mucho nitrógeno,
conviene mezclarlo previamente con restos vegetales, y estiércol de otros
animales, para obtener un buen abono natural.
Conejos en el corral... en el comedor de madera |
Los conejos están mejor en
jaulas de madera grandes o de alambre; una coneja puede parir hasta 14 ó 15
gazapos a los que amamantará hasta el destete cercano al mes o más; pueden parir cada 35 días; pero para el
consumo de una casa, es suficiente que lo hagan cada dos meses, de esa manera,
es más racional la explotación. El conejo debe de tener siempre el agua muy
limpia y darle de comer productos vegetales en buen estado, son muy delicados y
es muy temible la enfermedad denominada mixomatosis, transmitida por insectos.
Podríamos seguir adelante con el cuidado de más animales y de
los corrales, pero hay que dejar sitio para el refranero popular.
"Gallina que canta como gallo, pone a su dueño a caldo'", "Con
un solo grano convida a doce gallinas el gallo", "Mal le va al gallo, cuando le pica el
papo”, "La gallina negra es la que pone
huevos de dos yemas, la gallina prieta, pone los huevos blancos".
Dando de comer a las gallinas |
Breve historia de la gallina. La
mayoría de los científicos coinciden en que la gallina es originaria del
sudeste del continente asiático. En la India oriental y
en la cordillera del Himalaya todavía se puede encontrar en su estado
salvaje. A excepción de algún tipo de gallina exótica, como la de Guinea, todas
las demás que conocemos y utilizamos para nuestra alimentación son procedentes
de la misma especie, el gallo bankiva. La domesticación de la
gallina ocurrió en China alrededor del año 1.400 a. C. Sin embargo,
otros autores dicen que la completa domesticación de esta ave de corral ocurrió
aproximadamente 2.000 años a. C. Se cree que las gallinas llegaron a Europa a
través de las grandes migraciones de los pueblos indoeuropeos hace aproximadamente
cuatro mil años. Existe evidencia de que los egipcios fueron
los primeros en occidente que se dedicaron a la avicultura, pasando después al
mundo greco-latino. Hipócrates habla sobre estos animales consumidos en Grecia. En la
baja Edad
Media tomaban a las gallinas como carne fina. El pueblo también comía
de esta carne. A finales de la Edad Media y en el Renacimiento Europeo las
gallinas toman una gran importancia en la alimentación. Se cree que la gallina
fue el primer animal europeo que pisó el continente americano, dado que Cristóbal Colón embarcó gallinas en su segundo
viaje. Las razones por las cuales Colón llevó a la gallina en su viaje fueron
que ocupaba poco espacio, su alimentación no era complicada y además producía
huevos.
Corredor doméstico con varios animales |
No hay comentarios:
Publicar un comentario