La Estampa Religiosa Popular.
Investigador: José Luis Puerto (Etnógrafo, Escritor, Traductor).
Sábado, 22 de Junio 19,00 h.
Patio Espacio Peregrino. Planta Baja. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas. Actividad Gratuita
Nada más comenzar el verano en pleno solsticio
aunque fuera solo por calendario, en el Museo
Etnográfico Provincial se programa la realización de la continuada
actividad del Programa Pieza del Mes, seleccionando en esta
ocasión dos estampas de devoción dedicadas una a la Virgen del Socorro de Valderas
y otra al Cristo de Tabuyo del Monte.
Previamente a las 18 h. en el mismo espacio peregrino se presentará el libro “Un Carro
Chillón II y algo más” que versa sobre la continuación de la serie
fotográfica realizada en 1926 por la Escuela
de Cerámica de Madrid en Val de San Lorenzo, realizado por el propio
Ayuntamiento del Val y editado por la Fundación Conrado Blanco de La Bañeza,
contando con la presencia de varios de los autores como son, Concha Casado,
José Ramón Ortiz, Miguel Ángel Cordero o el propio ponente de la pieza José
Luis Puerto.
Como decíamos, en la Pieza del Mes será el
etnógrafo José Luis Puerto el investigador encargado de introducirnos una
charla sobre la Estampa Religiosa Popular, sus interpretaciones y significados
como una de las fórmulas más emblemáticas de religiosidad popular producida
para satisfacer las preferencias de advocación santoral según comarcas y grupos.
Con el fin de propagar y
reforzar la fe, a finales del siglo XIV, los monjes predicadores vendían y
distribuían estampas con la figura de la Virgen, de los santos o con escenas de
la vida de Cristo.
La invención de la
imprenta hace que proliferen este tipo de estampas religiosas, que, al ser las
más divulgadas, hace que casi todos los grabadores se dedicaran a esta tarea,
ya que constituía su principal fuente de ingresos.
Tres son las grandes
funciones esenciales que la estampa religiosa popular ha cumplido a lo largo de
la historia: en primer lugar, se ha utilizado como signo sensible de piedad y
devoción (de ahí que se conozcan también con la expresión de “estampas de
devoción”); como refugio contra las penas del purgatorio, en segundo lugar, ya
que con este tipo de estampas se ganaban indulgencias; y, en tercer lugar, la
estampa religiosa ha sido tenida como talismán contra todo tipo de desgracias y
de infortunios.
De ahí que proliferaran
en ermitas y santuarios, siendo vendidas en romerías y celebraciones. Quienes
las adquirían las llevaban a sus casas, donde las colocaban en sus distintas
habitaciones (salas, cocinas, cuadras del ganado incluso, dependiendo de qué
tipo de estampa y qué advocación), con un afán tanto devocional, como
protector, e incluso decorativo.
Aparte de en las propias
ermitas y santuarios, otro de los modos de difusión de tales estampas
religiosas populares ha sido el de su distribución, a través de toda la
geografía española (cada advocación en el área de irradiación de su culto), por
parte de ciegos y de santeros, que recorrían pueblos y localidades extendiendo,
de ese modo, las devociones.
La contrarreforma
católica, tras el concilio de Trento, trajo consigo el triunfo de la imagen,
que, controlada por la Iglesia, se convierte –de modo combativo y militante- en
medio de promoción, propaganda y adoctrinamiento, al tiempo que en instrumento
sentimental de la devoción.
Los patrocinadores de
las estampas religiosas populares, particularmente de las estampas de devoción,
impresas en láminas de distintos formatos, suelen ser o bien devotos
particulares, o clérigos, cofradías, o también órdenes religiosas que están al
frente de algún santuario.
Abundantes ya en el
siglo XVII, como producto de la contrarreforma, podríamos decir que su auge y
plenitud se produce a lo largo del siglo XVIII; entrando ya, a lo largo del
XIX, en un proceso de popularización y decadencia en cuanto a su ejecución
artística.
ACTIVIDAD REALIZADA
ACTIVIDAD REALIZADA
D. José Ramón Ortiz del Cueto (Director MEPL) y D. José Luis Puerto |
D. José Luis Puerto |
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