Por la senda de los Vaqueiros de Alzada, siguiendo a los nómadas de Babia. San Emiliano traza una ruta en su homenaje. Lo hace en colaboración con los concejos del otro lado del Puerto, con los pueblos en donde vivieron con derecho propio la mitad del año y eran vecinos con todas las de la ley. Saldrá la ruta el 8 de mayo para unir Las Regueras con Torrestío. Un recorrido por los paisajes que vieron y vivieron los vaqueiros, los vecinos más singulares de esta tierra de prodigio.
SUSANA VERGARA PEDREIRA 03/04/2015
En honor a los nómadas de Babia. - JESÚS F. SALVADORES |
diariodeleon.es
Tocaban las campanas cuando regresaban a casa, con el deshielo asomando por las puntas de las montañas. Venían con sus familias de pasar el invierno en latitudes más templadas, al otro lado del Puerto, donde el paisaje su suaviza al mismo tiempo que el clima y todo se encamina hacia el mar.
Iban y venían con su ganado. En otoño hacia a Asturias, en primavera de vuelta a Babia. Siempre buscando los mejores pastos. En honor a los Vaqueiros de Alzada, a los trashumantes singulares de la montaña leonesa, los pueblos que han visto sus vidas nómadas se unen en una ruta que recorre los paisajes que vieron y en los que vivieron los Vaqueiros de Alzada.
Partirá la marcha el 8 de mayo entre Las Regueras y Torrestío, una ruta de tradición, cultura, naturaleza y amistad ancestral. Desde el siglo XII recorren estos caminos en trashumancia, de las brañas y los pueblos de verano, de los pastos de la montaña a las praderas asturianas. Eran vecinos de las dos zonas, tenían una doble residencia, con casa de verano en Babia y de invierno en las ‘marinas’, que ellos llamaban así por su proximidad al mar. Tenían, y ejercían, plenos derechos de vecindad en ambos lados de una frontera que para ellos era sólo una cuestión administrativa, simples papeles porque su vida era otra, en libertad, sometida al rigor del tiempo, emparentados entre ellos, con sus apellidos y su propia cultura, con un folklore único, subsistiendo de una economía agrícola y ganadera alimentada con la venta de algunos productos y la arriería. Con el tiempo se especializaron además en oficios que terminaron dominando. Así se convirtieron en especialistas en la castración de animales y en la curación de enfermedades, también humanas. Su conocimiento de las plantas hizo de ellos grandes curanderos.
Durante muchos siglos fue una de las actividades predominantes de la zona. Tanto que durante siglos Torrestío se quedaba prácticamente vacío en invierno, y eso que la localidad era la que más habitantes tenía, disponía de administración propia y hasta tenía jueces y cárcel.
En 1485, los vaqueiros se unen para defender sus intereses y toman por primera vez conciencia de grupo. Tal vez eso, tal vez su dominio de la cura de enfermedades, tal vez las envidias de los terratenientes, enfrentados por la propiedad de los pastos, los recelos de los vecinos asentados en los pueblos, que les llamaban extranjeros y viandantes, o quizá la discriminación a la que los sometió la Iglesia por no pagar los diezmos, acabó tejiendo sobre ellos una leyenda negra. Pero ellos resistieron. Como estirpe. Es aún una cultura viva, que se ha mantenido inalterable durante siglos.
Son tal como eran. Y así, como vaqueiros, viven aún en Babia cinco familias. Descendientes de una forma de vida mítica a la que Babia a este lado y Santo Adriano, Proaza, Teverga, Quirós, Oviedo y Las Llaneras al otro rinden tributo. Sus vecinos caminarán, a pie o a caballo, como hicieron ellos durante siglos.
II Ruta de los Vaqueiros de Alzada. Del 8 al 10 de mayo. Plazo de inscripción: hasta el 30 de abril. Entre Las Regueras y Torrestío, 63 kilómetros a pie o a caballo. Comida tradicional en Torrestío el 10 de mayo. Cuota de inscripción de la ruta: 25 euros. Autobús de regreso: 10 euros. Se duerme en polideportivos. vaquerosdealzada@gmail.com.
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