ana f. barredo- |
m. j. alonso | ponferrada 08/11/2014
La reciente declaración de Los Barrios de Salas —Villar, Lombillo y Salas de los Barrios— como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Conjunto Histórico ha vuelto a poner de relieve la historia de uno de los núcleos poblacionales más ricos y destacados de Ponferrada. Un conjunto de barrios dirigidos desde Salas que fue Ayuntamiento hasta 1980 y que integraba también a las localidades de Palacios, Carracedo y Espinoso de Compludo; San Cristóbal de Valdueza, Manzaneda y el ya desaparecido barrio de Quintanilla.
En la viticultura se asienta su origen y el esplendor que vivió a partir del siglo XVI y especialmente durante los siglos XVII y XVIII. Con la producción de vino —dominada por un grupo de familias como los Carral, los Carujo, De la Rocha, De la Carrera o los González— llegó la riqueza y con ella las casonas solariegas con escudos heráldicos que sobresalen en su entramado urbano y construcciones religiosas como la iglesia de Santa Colomba de Villar de los Barrios —construida a principios del siglo XVIII—, uno de los mejores ejemplos del poder económico de aquel entonces.
Son años de bonanza, óptimos para el trabajo en el campo y, por eso, proliferan también las pequeñas casas típicamente bercianas con balconada de madera habitadas por quienes trabajan el campo a cambio de un jornal y bajo la vigilancia del ‘cachicán’. Este no era otro sino el capataz encargado de trasladar a las cuadrillas hasta las vides propiedad de las aburguesadas familias y de vigilar que se cumplía la jornada.
No faltó que llevarse a la boca hasta finales del XIX. Entonces, la plaga de la filoxera arrasó las vides y con ellas la prosperidad y la posibilidad de futuro. Los más ricos, propietarios de prácticamente todo, emigraron principalmente a Madrid y el resto, buena parte de los vecinos, hizo las Américas. Se fueron mayoritariamente a Argentina, Honduras y Uruguay. Los que quedaron tuvieron que esperar años hasta poder recuperar el terreno y ya en la década de los 20 del siglo XX volvió el resurgir tras la repoblación con vides traídas de Estados Unidos, la única variedad resistente a la filoxera.
Ahora la tierra ya no estaba en manos de unos pocos, sino que cada vecino tenía su parcela de cultivo, también de cereal. De nuevo la zona de Los Barrios de Salas vivió un ‘boom’ poblacional que se hizo insostenible en la década de los 60. Según recuerda Mariano Iguera, último maestro de Villar y gran conocedor de la zona; fue entonces cuando Los Barrios sufrió la segunda oleada migratoria, pero en esta ocasión hacia países europeos como Francia, Alemania y Suiza. Los que se quedaron decidieron profesionalizar el sector vitivinícola y en la misma década se fundó la Cooperativa Cepas del Bierzo de Ponferrada. Los pequeños viticultores comenzaron entonces a asociarse pero el volumen de población nunca volvió a ser el que era. Tal es así que en 1980 Los Barrios de Salas aprueba pasar a formar parte del Ayuntamiento de Ponferrada y perder su independencia. Lo hicieron —recuerda Iguera— por ganar en servicios. Sólo anexionándose a un municipio más fuerte conseguirían asfaltar su calles e instalar tanto la traída de agua como la red de saneamiento
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