Diario de León (6 de octubre de 2013)
La romería que consagra la esencia de las tradiciones de una provincia que puso
ante el altar los frutos de sus comarcas, muestra del esfuerzo con el que los
paisanos han logrado forjar su carácter. El testimonio uncido al yugo de los
bueyes y las vacas que tiraron de los 45 carros engalanados; la entrega de los
mozos que izaron al cielo los casi doscientos pendones orgullosos de sus
pueblos, entre cabriolas y gestos de destreza para mostrar la valía; la devoción
que formó colas para reclamar suerte en el tacto de la nariz del santo, en la
puerta lateral de la basílica, y en el paso ante el manto de la patrona. Más de
60.000 personas en una comunión folclórica y religiosa que reedita cada 5 de
octubre la tradición más arraigada, entre olores a morcilla y compras de
avellanas: los famosos perdones que llevar a los que tuvieron que quedarse en
casa. La jornada reunió en la campa del santuario a miles de leoneses, así como un
nutrido grupo de asturianos
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