DE RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
Desde aquí, nos sumamos a la Enhorabuena. Felicidades Concha.
Y reproducimos un texto que se incluirá en un homenaje que prepara el Instituto Juan de la Encina:
Concha Casado: dos instantes, un continuo ejemplo.
José Ramón Ortiz del Cueto. DIRECTOR DEL MUSEO ETNOGRÁFICO PROVINCIAL DE LEÓN.
De la mirada inocente a la mirada consciente. De la imagen de Truchas en 1934 hasta la del Val de San Lorenzo en 2009, ambas con ella en el centro, se producen cambios de escenario, de personas y paisajes, de siglo y de milenio, pero no su forma de mirar, solo de su reflejo.
No había finalizado el bachillerato en el Juan de la Encina cuando el retrato colectivo de juventud, mostraba a Concha entre sus primas, Marinila y Marisol, mirando la vida de cerca, profunda y bella, con el orgullo y la gallardía tanto personal como material que les brindaba la indumentaria tradicional, con la quietud exigida por las formas y la placa de cristal, pero no podían reflejar todo…
Ni la su pasión por la ciencia, aún hoy cruzada intelectual.
Ni su devoción por los jóvenes; educación, formación y valor en la cultura tradicional.
De “la chica del mandil” a “la antropóloga inocente”: Incisivas las preguntas, inocencia ajena en las respuestas, apuntes bajo el rodao o el mandil, noches de creación a la luz de la vela o candil.
Sí, si inocencia consideramos juventud, inquietud, magnitud…tanta como la experiencia que atesoró…en mayúsculas, como no. Antropología para los otros, Etnología con los de aquí, objetos y manifestaciones, minúsculas de la ecuación, Etnografía, folklore, costumbre…desarrollo de la Cultura, la Tradición.
Y llegó la tesis doctoral. Métodos adaptados, técnicas ajustadas, intrépida investigadora y mujer en los ’40, y un objetivo claro: la Cabrera… de personal a Universal.
De ahí surgió una vorágine investigadora y documental: objetos y sones, regiones y personajes. Del “habla” tradicional, a la revista filologal de D. Ramón Menéndez Pidal. De D. Dámaso Alonso a la escuela alemana de Krügger, de Coimbra a Bonn, de Londres a Madrid, y de D. Julio Caro Baroja al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Ayer, hoy y mañana, estudiosa de la persona y cosa, científica de la razón. De estudiante a doctora, de investigadora a directora… formadora y reformadora, siempre leonesa en formación. Legando nuevos caminos, preparando relevos, alentando a otros en su vocación. Comunicadora y trabajadora incansable, memorión, tenaz hasta la desazón.
Humanismo femenino en un siglo de transformación, constancia por salvar el embrión de lo particular, sublimación de la identidad, de su comunidad. No, salvar no, preservar.
Y de Madrid vuelta a León… recuperamos el honor, el regalo, la ilusión.
Entre el oasis de paseos obligados y recargas conventuales, de afecto y conversación, otra vez de vuelta, la profesión… todos los ciclos, todos los ritos, todos los campos etnográficos materiales o inmateriales. Prioridad hoy en lo artesanal, más en el oficio que en lo material, y siempre el valor de lo local. Conocimiento y transmisión, siempre experiencia, siempre formación, y los niños como referentes, de su mayor legado, un futuro en la ciencia del hombre aún mejor.
Indumentaria, joyería, arquitecturas, museos, danzas, huertos, ferias, jornadas, grabaciones, libros, conferencias, charlas, y clases… todos los palos de la baraja, imposible jugar a perder. Y mañana de nuevo otro libro, otro artículo, otro premio… ella asegura que el último, nosotros sabemos que no… pasado otro suyo será aún mejor.
En suma, de la Etnografía a la Antropología, de la Lingüística a la Filología, de la Memoria a la Historia, del Humanismo al Patrimonio Cultural, como confesora de la tradición, impresora de lo consuetudinario, oradora y moderadora de la transmisión, y para mí valedora de una cómplice ilusión…, y como amiga, etnocentrismo incorrecto, de lo mejor.
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