El ramo conquistó un nuevo rincón leonés ayer en el CRA de Villamañán. JESÚS F, SALVADORES - |
ANA GAITERO | VILLAMAÑÁN
Hace 30 años el ramo leonés se daba por perdido como secular tradición navideña. Quedaban las letras recogidas en algunos pueblos por los amantes de la cultura popular y algunas armaduras perdidas en las sacristías y ayuntamientos.
Un buen día alguien soñó que la escuela podía ser el lugar ideal para recuperar este rito ancestral que se celebraba el día de Nochebuena en muchos pueblos de León.
Fue la etnógrafa Concha Casado Lobato (León 1920-2016) quien animó al profesorado a recoger los últimos vestigios que quedaran por los pueblos a través de la celebración de unos seminarios que dirigió en el Centro de Formación del Profesorado con la historiadora Carmen Fernández Marcos.
Tres décadas después, León se enrama cada Navidad, pero son muy pocos los lugares en los que se canta el ramo pues como dijo Francisco Javier Fuente Fernández en este periódico en el año 1986 en el ramo «hay que distinguir el elemento material y el texto cantado».
Ayer el alumnado de la escuela de Cabreros del Río cantó por primera vez un ramo de Navidad en la función organizada por el Colegio Rural Agrupado de Villamañán con el orgullo de dar vida a una «tradición rural».
Bajo la batuta de la maestra de música, Julieta Fernández Vicente, niños y niñas decoraron la armadura de madera con trabajos manuales y adaptaron la letra tradicional a su entorno: «Velas traemos también para que alumbren los días, nos ayuden a estudiar y a mejorar cada día».
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