EL CARNICERO ILUSTRADO
Uno a lo largo del paso del tiempo va conociendo
a personas, se convierten en amigos por esa magia de la amistad sin pedir nada
a cambio. Hace todavía unos días, Jesús
me llamó para que le acompañara a unas jornadas culturales en un pueblo
cercano, y por cuestiones personales no pude acompañarle…me hubiera encantado
ir con Jesús; charlar con él, escuchar sus palabras siempre pausadas y sabias;
poner atención a su gran memoria y a esa sonrisa pícara y entusiasta que
repartía a sabiendas que lo que decía iba a misa. Jesús se nos marchó sin terminar un montón de
proyectos que tenía en mente; desde seguir archivando su gran biblioteca, así
como seguir mirando archivo por aquí, archivo por allá, en busca de documentos
que ilustrasen su cultura y ponerla en bandeja a los curiosos de la historia y
de la vida. En realidad, a Jesús, le importaba mucho la historia, porque ella
era su cómplice en miles de anécdotas, y sobre todo anécdotas de paisanos y
paisanas de la Comarca. Hombre de mundo, sabía perfectamente contar las cosas
desde ese punto de vista medieval, esas batallas de sobrevivencia en tiempos de
hambre y necesidades. Esa era la historia interminable que le gustaba, y puesto
manos a la obra, tan pronto te documentaba una legión de privilegios clericales
y para ricos, como documentaba la venta
de carne en La Cabrera, a principios del siglo XX, donde los carniceros iban
cortando la carne según venían los
clientes, así… sin más pretensión que la de informar y formar al contertulio. También
hay que reconocer públicamente su filantropía, cedió a varios museos un montón de piezas. Podríamos
seguir contando cosas de Jesús. Hace como un mes me dio el panfleto del partido
Republicano Radical de cuando la República en defensa de las mujeres.
Cuando iba a comprar ganado en
aquellos años, y se perdía hablando y hablando con los ganaderos y tratantes, y
llegaba con el ganado del ramal a Mansilla de noche ante la preocupación de
su madre. O cuando comentaba lo que le
gustaban las patatas con oveja, y que ahora no se comía ni una sola oveja. En
el entremientras, me iba cediendo documentos de todo tipo, originales y copias
para que siguiera hurgando en la historia de la vida y poder contarla. Nos veíamos en el Museo
Etnográfico, y siempre se quejaba de la poca asistencia de gente a los
importantes actos culturales que se desarrollan en el mismo. Su impronta queda,
así como en nuestro recuerdo y memoria. Reciba Pepita, su mujer, y sus hijas y
familia un gran y fuerte abrazo.
En el Museo, en la actividad de la "Pieza del Mes" donde él colaboró. |
Desde el Museo Etnográfico Provincial
de León, nos unimos al pésame de la familia. El siempre asistía a todas las
actividades que el Museo organizaba siendo un gran colaborador en todo lo que se
le solicitaba. Gran conocedor de la vida tradicional en los pueblos porque él
la vivió y porque además le gustaba transmitir sus conocimientos. Lo echaremos mucho de
menos.
Junto con su mujer en una de las actividades del Museo. |
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