domingo, 7 de junio de 2020

COLABORACIÓN: La carretilla…


La carretilla de mano que tanto ayudó… Foto: todocolección

Toño Morala. Micro-relato 

Los años pasaban, y en la casa siempre había trabajo a esgalla; que si la cuadra, las tierras, el ordeño, la hierba, enganchar los aperos a las vacas; en fin, que era un trajinar sin parar en todo el día, y menos mal que teníamos la carretilla de mano, que tan pronto se iba a por agua al caño, se llevaba la ropa al río para lavar, las cántaras de leche al punto de recogida… Al principio de la primavera, también se la cargaba de hierba fresca recién segada para los animales más pequeños, la burra, los conejos, las gallinas… hacía mucho avío el tener la carretilla de mano. Y cómo no… aquel día iban montados los tres hermanos pequeños, mientras el mayor les llevaba gustosamente. Las risas no paraban, menuda juerga que se traían los cuatro, hasta que se veía venir que alguno al final caería de la carretilla… y así ocurrió; no pasó nada, pero el abuelo que andaba al acecho, apareció y les montó la de San Quintín… agacharon la cabeza y enfilaron para casa a paso rápido. El abuelo se hizo cargo de la carretilla. Cuando llegó a la casa con cara de pocos amigos, de repente, le dijo al mayor - ¡A ver, llévame a mí en la carretilla…! El medio mozo no se lo podía creer; se pusieron a la faena, le llevaba despacio… - ¡Más rápido hombre! Así lo hizo el mozalbete, y fue todo un empezar de risas del abuelo y con las mismas, contagió al mozo. Cuando pararon, el abuelo tiró de un refrescante chorro de agua del botijo, y les dijo… - ¡Nunca había montado en carretilla de mano...! En los años de niñez del abuelo, no tenía carretilla casi nadie en las casas. La burra, era la gran aliada para esas faenas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario