La Orquesta Los Brugos, de la comarca de Gordón, unos de los «históricos». |
Fulgencio Fernández | 10/06/2017
Norberto Magín, acordeonista y nieto de acordeonista (Magín Prieto); músico y estudioso de la música, sobre todo de la de su tierra ‘patsueza’, parió hace tres años una singular e impagable idea, el Encuentro de Acordeonistas (Xuntanza de Alcordeonistas) en la que pretendía reunir a veteranos músicos con jóvenes que siguen tocando este instrumento de gran presencia en muchas comarcas leonesas. Señala Magín «el acordeón, junto al pandero cuadrado, son los instrumentos fetiche de las denominadas comarcas patsuezas (Babia, Luna, Omaña, Laciana y Alto Sil). Mientras en otras comarcas leonesas la interpretación de la gaita, la chifla o la dulzaina ha sido más generalizada, en estas comarcas del noroeste de León el acordeón ha reinado casi desde su introducción en la provincia a finales del siglo XIX».
Y como prueba de esta vigencia recurre a un ejemplo que se repite con todos los investigadores de las tradiciones musicales. Señala que cualquier etnógrafo que haya realizado trabajo de campo en estas comarcas se ha percatado de la importancia de este instrumento, sobre todo en el baile de más identidad, el baile del país.
- Aquí eso se toca con el acordeón; escuchaban una y otra vez.
- ¿Y antes?
- Antes no sé, aquí toda la vida se tocó con la alcurdión.
Esta realidad es la que llevó a Norberto Magín a poner en marcha esta Xuntanza que el próximo fin de semana (los días 16 y 17) tiene una nueva cita en Riolago. «Las dos ediciones anteriores ha contado con un notable éxito de público, además de la gran cantidad de acordeonistas asistentes al evento, alrededor de la veintena la primera edición y la treintena en la segunda, venidos de afuera. En esta edición hay una intención de ir creciendo, repite gente como Borja Rodríguez Tablado y Mari del Mar Tablado, además de yo mismo (Norberto Magín) que tocaremos con nuestras agrupaciones. Además, este año va a contar con la visita de los compañeros de Bembibre, alrededor de 20, que junto a su profesora Maiver van a pasar un buen día. Total, alrededor de los 60 acordeonistas nos vamos a reunir».
Norberto Magín, gran estudioso de este instrumento popular, nos ofrece una visión histórica de la evolución de este instrumento. «Al igual que pasa en España existen dos etapas en la relación social con los acordeonistas, del ámbito local al comarcal y provincial, lo cual, también tiene que ver con la evolución del acordeón, desde el juguete que era el acordeón de botones hasta la profesionalización del acordeón de piano, más complejo y con mayor recursos musicales».
Ha realizado Magín una concienzuda investigación buscando en las páginas de los periódicos de principios de siglo referencias a los acordeonistas. «Lo primero que encontré en las páginas del Diario de León fueron dos negocios asociados a dos nombres,Faustino Ovejero y Pedro C. de Aparicio. El primero se anuncia a lo largo de 1907 y a parte de los acordeones, vendía bicicletas, ‘aparatos de luz eléctrica’, hules de mesa u otros instrumentos como guitarras o bandurrias . El segundo aparece en agosto de 1908 y se anunciaba como reparador de elementos tan diversos como máquinas de escribir, bicicletas, aparatos ortopédicos, armonios y por supuesto acordeones. En cuanto a los acordeonistas, el etnógrafo Javier Emperador me aludió a qué ha encontrado fotos de acordeonistas de botones por toda la provincia , no obstante, de momento no he encontrado ninguna referencia a estos acordeonistas fuera de las comarcas del noroeste de León».
La siguiente etapa de su estudio llevó a Magín hasta las décadas de los años 20 y 30. «Entre 1917 y 1930 aparece Nepthalí Domínguez —que había sido ex afinador de la Real Casa y organero del Real Palacio de San Idefonso— arreglaba acordeones, pianos, órganos y harmonios y varias veces ponía en duda la profesionalidad de su competencia. Esto debía ser verdad porque todavía aparece en 1930 . Del mismo modo, aunque no con tanta insistencia encontré Eduardo I. Ortega que en 1924 se anunció como ‘afinador de toda clase de pianos, acordeones y demás instrumentos’. En cuanto a los acordeonistas, existe del mismo modo una profesionalización y a partir de los años treinta se empiezan a formar las denominadas orquestas u orquestinas. Éstas se formaban por uno o varios acordeonistas y batería, para más tarde añadirse trompetas y saxofones y en la década de los sesenta guitarras y bajos eléctricos. A partir de los setenta, con la llegada del teclado electrónico, la interpretación del acordeón baja».
Ha encontrado Magín referencias a orquestas por toda la provincia, y se refiere a algunas de las más repetidas, como la orquesta Los Brugos de la comarca de Pola de Gordón (¿Cabornera?, La Orquesta Trovadores de Cerezales del Condado o La Orquesta Los Ramos de Murias de Ponjos.
Estas dos etapas en la evolución del acordeón también la encontramos en la comarca de Babia. La primera va desde la llegada de los primeros instrumentos hasta la aparición del acordeón de teclado. «La introducción de este instrumento en esta comarca hoy en día no se sabe con exactitud, lo que sí sabe es que había dos manera de adquirirlos. Unas veces se pagaba con el capital familiar, como el caso de la familia Álvarez Redondo, de Truébano de Babia . Otras y parece ser la más utilizaba, se producía una forma de derecho consuetudinario, ya que eran los mozos de los pueblos los que juntaban el dinero para comprarlo y luego se lo intercambiaban por turnos. Esta forma de adquisición está constatada en el pueblo de Riolago de Babia , en Vega de Viejos o en el pueblo de Cubillas de Arbas, cercano a Babia».
Tiene Magín documentados numerosos acordeonistas en Babia: Lisardo de Villasecino, Perjentino de Truébano, Firmo de Quintanilla, Secundino de Huergas (había estado en Argentina y había traído un bandoneón), Nemesio de Torrestío, Magín y Albino de Lago de Babia, Otimio el de Peñalba o Plácido de Piedrafita de Babia. No obstante, estos también se trasladaban a tocar a otras comarcas vecinas.
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