La Fiesta de la Trashumancia inunda mañana de ovejas, mastines y artesanía Prioro
La localidad de Prioro recibe mañana con una fiesta a los rebaños de ovejas trashumantes. CAMPOS - |
El tintineo de los cencerros de las ovejas que llegan desde Extremadura (13.00 horas) volverá a inundar mañana el pueblo de Prioro, una localidad leonesa recostada sobre las primeras rampas del puerto de Pando, que revive desde hace 24 años uno de los oficios más ancestrales: el de pastor. La Fiesta de la Trashumancia volverá a exaltar esta milenaria actividad ganadera desarrollada entre las montañas que bordean la cuenca del Duero y las dehesas extremeñas.
La jornada arranca ya a las 11.00 horas de la mañana, con el concurso exhibición de perros mastines, los eternos y fieles guardianes de las merinas contra el lobo. A mediodía se celebra el corro de lucha leonesa y poco después se abre la feria artesanal. Tras el recibimiento al rebaño, se puede participar en el concurso de siega con guadaña (13.30 horas) y reponer fuerzas en la comida pastoril (14.30 horas) de calderetas, chanfainas, sopas de ajo, migas y orujo, que se puede degustar tanto en el recinto ferial, como en los establecimientos El Molino, El Pando y La Yelda.
El programa también incluye una curiosa carrera de burros (18.00 horas), el baile de la rosca y el chocolate (19.30 horas), y la fiesta en Tejerina (23.30 horas). Prioro es una de los pueblos de la provincia leonesa donde está más arraigada la trashumancia, una costumbre que se realiza de forma ininterrumpida, al menos, desde 1273, fecha en la que Alfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta.
Los pequeños ganaderos de las sierras de León, Soria, Segovia y Cuenca defendían así sus intereses gremiales, que estaban vinculados con el desarrollo y la expansión de la propia cabaña ganadera. Los pastos de altura del norte y las dehesas del sur dieron alimento al ganado durante todo el año y la fina lana merina pudo dominar el mercado internacional durante cinco siglos.
Esta situación propició elevados ingresos económicos para el país y un cierto auge para los pueblos de la montaña leonesa, que disponían de recursos pastorales para arrendar y para acoger la cabaña ganadera foránea. Prioro, cabecera de la Cañada Leonesa Oriental de 700 kilómetros, recuperó la Fiesta de la trashumancia en el año 1994 con el fin de poner en valor este oficio.
De nuevo, sus habitantes verán entrar en el pueblo al rebaño conducido por pastores locales en medio de un gran ambiente festivo. Los visitantes que acudan mañana a Prioro podrán adquirir numerosos productos elaborados por artesanos, algunos de ellos realmente curiosos. Existen varios artesanos de la madera que reproducen hórreos, carros, madreñas o porrachas (Luis Díez, Pedro María Díez, Librado Díez y Miguel Martínez), otros que combinan la madera con la piedra (Fructuoso Casquero y Vicente Herrero) o artesanos del cuero (Julián Díez) que realizan auténticos souvenirs que se identifican con la zona.
La lucha leonesa, junto con los bolos, son los dos deportes que han calado hondo en la historia de la provincia. Los bolos remontan su origen a ejercicios para adiestramiento bélico del pulso, fortalecimiento de músculos y cumplimiento de normas de convivencia. Es uno de los mas antiguos testimonios de las distracciones que tenían los habitantes de la montaña y que, aún hoy, Prioro se niega a olvidar.
La Fiesta de la Trashumancia está declarada de Interés Turístico Provincial. Durante todo el día se exhibirán esculturas realizadas con motosierra en un pueblo situado a 1.300 metros de altitud. Como complemento, se puede visitar el Museo Etnográfico y de la Trashumancia, situado detrás del edificio consistorial, que alberga cientos de piezas donadas por los vecinos y clasificadas según su utilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario