A. Domingo | Redacción 02/11/2011
Una mujer contempla una vitrina del Museo de Alhajas, en una foto de archivo. JESÚS |
Tras su apertura en marzo de este año, el Museo de
Alhajas en la Vía de la Plata va dándose a conocer y ya comienza a difundirse la existencia de una importante colección entre los especialistas en la materia, tanto etnógrafos como joyeros, que han definido la colección de La Bañeza como única en su ámbito concreto.
Así lo señalaba la presidenta de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas (Aeta) —organismo con funciones de colegio profesional y que imparte un post grado de valoración de joyería a falta de una titulación oficial reconocida—, Erika Junglewitz, que tras su paso por La Bañeza el 23 de octubre manifestó que «conocía el Museo de la Alberca, pero tiene muchísimo menos que La Bañeza» al igual que el Museo del Traje, dependiente del Ministerio de Cultura, tampoco es comparable con el bañezano «en este estilo».
Española, de origen alemán, subraya no sólo la cantidad y la calidad de las joyas, sino también la colección de indumentaria. Junglewitz destaca las collaradas como principales piezas y estima que, al margen del interés que el Museo de las Alhajas en la Vía de la Plata puede despertar en los profesionales —«a nosotros nos interesaban las joyas porque es nuestro campo»— a cualquier aficionado a asuntos etnográficos puede interesar la colección bañezana: «Te llaman mucho la atención los trajes, con sus encajes y bordados», de tal suerte que el paso por La Bañeza se convirtió, dijo, «en una agradable sorpresa». Otra joya que descubrió la gemóloga en su paso por la provincia fue el Museo Etnográfico de Mansilla de las Mulas. En su opinión, ambos necesitan una mayor promoción.
En este sentido, la presidenta de Aeta indicó la conveniencia de instalar «señalización informativa en la autovía y en la ciudad. Quien conduce por la A-6 no va meterse en La Bañeza a ver el museo si no conoce que está allí».
Antigüedad y artesanía. La importancia de la muestra bañezana reside «más en la antigüedad que en los materiales» en los que se ha confeccionado. «Hoy en día se valora la piedra, que es lo que realmente tiene valor, mientras que en las piezas antiguas, quizá con gemas de valor inferior a las actuales, se valora la originalidad del diseño, el conjunto y su manufactura artesana», explica la especialista.
Junglewitz destaca la dificultad de encontrar en la actualidad joyería como la que se ve en La Bañeza, ya que, en muchas ocasiones, las piezas «se han separado» para repartirlas en herencia, lo que significa «la pérdida de su encanto y su valor». Así ha sucedido con diferentes collaradas e incluso con pendientes, a los que se han eliminado partes para adaptarlos a la moda.
Son contados los actos en los que se puede ver joyería e indumentaria popular de calidad. «En el Pilar y en las Fallas», estima Junglewitz, que apostilla que en los tiempos actuales «la joyería no atraviesa un momento álgido: la mujer lleva la elegancia sin joyas y, como gemóloga, lo echo de menos», matiza al tiempo que se lamenta por el uso de plástico entre los complementos.
La presidenta de los tasadores conoció el Museo de Alhajas gracias a otra tasadora, que además preside la Asociación Cultural de Amigos de joyas y Alhajas (Acaja) y ocupa la vicepresidencia de la Asociación de Amigos del Museo del Traje de Madrid, Christine Vasseur, que ha dado a conocer la colección a la prensa especializada. «Fue sorprendente encontrar en un pueblo este museo, tanto por su cantidad como pro su calidad», manifestó. Se mostró especialmente interesada por las piezas de azabache por su «importantísimo grosor». Vasseur calificó el museo bañezano de «joya escondida».
«Los azabaches son muy buenos», apuntó Junglewitz en relación al comentario de Vasseur. Sin embargo, esta gemóloga no es el criterio para juzgar la muestra bañezana: «Tiene piezas más originales que los azabaches», añadió. Además, los gemólogos sabemos dónde podemos encontrar el azabache». Sin embargo, Vasseur insistió en que La Bañeza posee «piezas de azabache más importantes que las del museo de Pontevedra».
También ha elogiado la colección bañezana Américo López, que la conoció después de que el etnográfico de Mansilla le invitase a presentar en verano una collarada como pieza del mes, labor que ha llevado a cabo en el Museo del Traje en varias ocasiones y con distintas piezas. Tanto López, con ascendencia leonesa, como su mujer, Ana Guerrero, empleada del museo, mostraron su sorpresa por un museo «excepcional y único, tanto por su contenido como por cómo se expone».
López y Guerrero coincidieron con las presidentas de Aeta y Acaja en destacar el edificio modernista en el que se exhibe la joyería e indumentaria tradicionales. El museo se abrió gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento y los propietarios de las piezas.
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