SOCIEDAD Decenas de personas ataviadas como ‘árboles andantes’ protagonizan una festividad ancestral vinculada a los ciclos de la naturaleza.
Las calles de Villafranca del Bierzo volvieron a teñirse este lunes con el color verde de las ‘cañaveiras’ que visten a los Maios, en una festividad declarada de interés turístico provincial con la que la villa del Burbia mantiene la tradición ancestral de dar la bienvenida a un nuevo ciclo de la naturaleza. Decenas de personas transformados en ‘árboles andantes’ se reunieron en la plaza Mayor para tumbarse en el suelo y levantarse al unísono, en una imagen que representa la vuelta a la vida tras el duro invierno.
Según recordaron los responsables de la Escola de Gaitas de Villafranca, organizadores del evento, la fiesta arrancó a primera hora de la mañana, cuando los vecinos de cada barrio de la villa se dieron cita para cortar las ‘cañaveiras’, flores y otros adornos vegetales que visten al Maio. "Vestir a un Maio no es fácil, pero tampoco es difícil", recalcaron los organizadores, que apelaron al proverbial ‘xeito’ gallego para explicar la manera de atar los adornos al cuerpo sin que estos se caigan al caminar.
En ese sentido, el Maio debe permanecer lo más rígido posible, con los brazos y las manos atadas al cuerpo. Las cuerdas que sostienen sus ropajes naturales sólo les dejan libres de rodillas hacia abajo, para que puedan andar con pequeños pasos. Además, uno de los detalles más importantes para respetar el espíritu ancestral de la fiesta es que quien se vista de Maio no pueda ser reconocido. Por ello, se recomienda que lleven el rostro cubierto como si portaran una máscara, con los ojos como la única parte que queda al descubierto, para que puedan ver por donde caminan.
Una vez convertidos en árboles andantes, los Maios se desplazan por las calles de la villa cantando canciones bajo los balcones para pedir castañas. "Tirando castañas desde los balcones o dando algún dinero a los Maios también se participa de la fiesta", subrayaron los responsables de la festividad. Si el vecino es generoso, los Maios le cantan una copla de agradecimiento y si no arroja nada, se le reprocha con otra tonada popular.
El momento culminante de la celebración llega al mediodía, cuando todos los Maios se reúnen en la plaza Mayor para estirarse en el suelo, a la espera de la canción que los despierte. "Levántate maio, bastante durmiche, pasou un burro e non o sentiche", es la fórmula utilizada para hacer que los árboles se alcen para representar la entrada triunfal de un nuevo ciclo natural productivo.
Burro de Invierno
Los versos hacen referencia al Burro de Invierno, una figura que simboliza las preocupaciones asociadas a los fríos invernales, que se quema el día anterior para simbolizar la purificación y el fin de la etapa más dura del año. Con la colaboración del Ayuntamiento, las juntas vecinales del municipio y el Instituto Leonés de Cultura (ILC), los actos por la festividad de los Maios arrancaron en la noche del sábado, con la actuación en la plazoleta de Don Pío del dúo musical de folk gallego Caamaño e Ameixeira
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