FOTO: E. ALONSO
|
La lumbre en la horneja…
Toño Morala- micro-relato-
Aquel fuego que entre sombras tranquilas, acompañaba al hombre solitario. La estancia era una pequeña morada hecha de adobe y techo de cañizo y cuatro tejas árabes; el humero de barro y la horneja, y sobre ella, la lumbre, su mejor compañía y amiga. Un escaño con jergón de lana, y una pequeña mesa, era todo su capital; el resto, se lo regalaba la tierra, la noche y el día… y sus trabajadas manos. En los duros inviernos, solo el crepitar de la candela le daba conversación, mientras recostado sobre el escaño, le venían recuerdos de juventud, cuando en el monte, sobre la tierra y durmiendo al raso, la lumbre, tampoco, jamás le abandonó; había sido pastor guiado por estrellas, viento, agua de lluvia… no sabía leer ni escribir, pero era un sabio, uno de los más grandes sabios que habitaron la tierra… nunca le faltó la lumbre, ni el puchero con el caldo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario