De Leitariegos al sur… paso por
nuestra provincia
Autor: Toño MoralaCarreteros y su recua |
Qué gran invento el de la rueda…se
imaginan si no hubiera aparecido la rueda…dónde estaríamos todavía. Plantearse
esas cuestiones no tiene demasiado interés; lo importante es que apareció y cómo
ayudó a la evolución del ser humano en lo referente a la industria, comercio y
transporte; no hablemos en otros sectores como la hidráulica, la mecánica y un
largo etcétera. Y de esa manera… todo va sobre ruedas.
Rastra y carro leonés |
Hoy vamos
a escribir sobre carros, carreteros, y
aquellos caminos que los transitaban por toda la geografía. Cuando uno va por ahí, por esos caminos que siempre llevan a todas
partes, y se va encontrado viejas ruedas abandonadas, carros podridos en solares
olvidados y eras en silencio, maderas descuartizadas de laterales y traseras de
carros, sus pescantes muy utilizados en otros tiempos, a uno no le queda más remedio que ausentarse
de tanta tristeza y ponerse a trabajar para que los carros no se queden en el
olvido de las memorias, ni en los aledaños
de la nostalgia.
Las buenas gentes a la hierba en la montaña. |
La historia siempre
tira hacia el lado de los poderosos y sus caprichos. Es muy difícil encontrar
documentación sobre el primer carro…que sea creíble y que sea digna de contar.
Aquí va una… Los
carros han sido mencionados en la literatura ya en el segundo milenio antes de
Cristo. El libro sagrado Rigveda India afirma que los hombres y las mujeres son
tan iguales como dos ruedas de una carreta. Otra… Según
la mitología griega, de la unión de la diosa de la agricultura Deméter con
Lasionte nació Filomeleo, el inventor del carro, del arado y de las
yuntas. La mitología parece corroborar la idea de que el origen del carro
aparece vinculado a la agricultura y a la domesticación de animales,
actividades que la humanidad comienza a desarrollar en el Próximo Oriente
durante el Neolítico hacia el 6000 a.C. La representación de varios animales
tirando de carros en las paredes calcáreas del abrigo de Remosillos (La Puebla
de Castro, Huesca), le confiere a esta escena un carácter único dentro del arte
rupestre levantino. De confirmarse que los autores son gentes de las
comunidades neolíticas, como parece desprenderse de los materiales
arqueológicos encontrados en el abrigo, estaríamos ante la representación de
carros más antigua de España.
Pero vayamos a lo nuestro, a lo de esta tierra nuestra que ha vivido en silencio y que sigue en silencio… en el silencio del olvido; hay que volver a esos caminos de carreteros comarcales, a los que iban a la orilla de los ríos, a los que unían tierras vecinas, y que en su inmensa mayoría son las carreteras actuales por las que rodamos con nuestros coches y demás. Los otros caminos, los pecuarios, los que resisten a las inclemencias de la mano del ser deshumanizado y cobarde, tienen alguna ley a su favor, siempre y cuando algún político o empresario sin escrúpulos no los utilice para explotar irracionalmente y acabe con ellos. “En las arenas bailan los remolinos, el sol juega en el brillo del pedregal y prendido a la magia de los caminos el arriero va, el arriero va”… Una vieja canción de los arrieros Maragatos.
Arrieros Maragatos; llevaban salazones y otros ultramarino |
Pero vayamos a lo nuestro, a lo de esta tierra nuestra que ha vivido en silencio y que sigue en silencio… en el silencio del olvido; hay que volver a esos caminos de carreteros comarcales, a los que iban a la orilla de los ríos, a los que unían tierras vecinas, y que en su inmensa mayoría son las carreteras actuales por las que rodamos con nuestros coches y demás. Los otros caminos, los pecuarios, los que resisten a las inclemencias de la mano del ser deshumanizado y cobarde, tienen alguna ley a su favor, siempre y cuando algún político o empresario sin escrúpulos no los utilice para explotar irracionalmente y acabe con ellos. “En las arenas bailan los remolinos, el sol juega en el brillo del pedregal y prendido a la magia de los caminos el arriero va, el arriero va”… Una vieja canción de los arrieros Maragatos.
Arriero maragato. |
Y es que sobre arrieros y carreteros se ha escrito mucho y se ha
cantado bastante, y hasta hay una zarzuela llamada “El cantar del arriero”. El
diccionario nos dice que arriero es el que trajina con bestias de carga y que
carretero es la persona que conduce carros o carretas o las fabrica. El arriero o carretero realizaba el
transporte de todo tipo de mercancías antes de que el ferrocarril y los
camiones hicieran su aparición. Con una reata de mulas, machos o asnos o con
una carreta tirada por mansos bueyes, recorría toda la península, llevando
cargamentos de pescado, vino, cereal, madera, conservas etc., desde los puertos
hacia el interior y desde los puntos de producción hacia los de consumo. El
nombre de arriero viene de la voz con que se “entendían” con su ganado de tiro,
“¡Arre!”, voz conocida universalmente y que es atendida y obedecida por los
animales. Era un noble oficio, cargado de tradición, de hombres rudos curtidos
al sol, conocedores de mil caminos, rutas y veredas, de vida sacrificada,
siempre al acecho de los asaltantes de caminos, acostumbrados a dormir a la
intemperie vigilando sus carretas y a pasar largas temporadas lejos de sus
hogares. Quizás por esta vida tan dura y austera han llegado hasta nosotros las
expresiones: “Juras más que un carretero” y “fumas más que un carretero”.
Descarga de los haces en la era 1945, el carro chillón. |
Los carros tenían su importante
comercio en los pocos talleres que los fabricaban. A Cistierna acudían a
encargar carros los pueblos de la montaña desde Remolina, valle abajo del Río
Grande, incluidos los valles laterales del Dueñas, Corniero, Valdoré, valle de
Sabero y Duerna. De Remolina para arriba hacían los carros en Pedrosa del Rey.
Los pueblos de ambas márgenes del Esla desde Villapadierna para arriba también
hacían los carros en Cistierna. Se fabricaban todos los elementos que componían
la estructura de un carro, incluidas las grandes armaduras que se añadían para
transportar las mieses de trigo, centeno y cebada.
Taller de carros en Cistierna. A la derecha con boina y mano sobre la taladradora para barrenar el hierro, posa D. Gabriel el Carrero. |
Los carros chillones,
con ruedas de madera y sin llanta de hierro eran ya una reliquia a principios
del siglo XX. Un carro completo se tardaba en hacer más o menos una semana. Los
tratos se hacían siempre de palabra, y el respeto a la misma era sagrado. En
realidad estos artesanos fabricantes de carros tenían más de un oficio…eran
carpinteros, ebanistas, forjadores herreros, pintores…inventores en toda regla,
y resolvían cualquier problema de estabilidad
de los carros, como también los
acoplaban a las necesidades del cliente.
“Las vacas, de color negro, van sujetas al yugo con la correa, y el
yugo bien atado a la viga. Bajo el yugo, y sobre sus cabezas, llevan
vistosas melenas, con tiras de piel delante de su rostro, sobre todo de los
ojos, para evitar que moscas y otros insectos las molesten. Y si no siguen bien
por el camino, ahí están los ramales, cuyos extremos metidos en sus fosas
nasales, permiten al conductor guiarlas debidamente. Además éste tiene
a su disposición la ijada, para picarlas, y así conseguir que
continúen por el camino y no se detengan”, comentario de uno de los viejos
carreteros comarcales de Joarilla de las
Matas.
Carro de vacas en el pueblo leonés de Villa de Acebedo, en los Picos de Europa. |
La mejor disposición geográfica para la salida de los productos del mar desde
Luarca y otros hechos que hacen pensar incluso en que el paso de Leitariegos
debió ser el más importante después de el de Pajares. Al amparo del Real
Privilegio concedido a Leitariegos por el rey Don Alfonso XI en 1326,
empezaron a funcionar las recuas de Leitariegos. Pero el mayor esplendor fue en
los siglos XVIII y XIX y con gran intensidad desde mediados de este último con
la fusión de varias recuas en una sola… “La Compañía”. Parece ser que desde los
puertos de mar de Luarca se dirigía a Arganza, Puelo, Corias y Cangas
para cruzar el puerto de Leitariegos hacia Villablino, Puerto de la
Magdalena, venta y ermita de Pandorado, Trascastro, puente de Carrizo de la
Ribera, Villadangos, Villamañán, Valencia de Don Juan, Gordoncillo,
Medina de Rioseco y Madrid. Este “camino de Madrid a Asturias” fue el que se
pretendió utilizar para extraer los mármoles de Rengos (Cangas del Narcea),
hacia las obras del Palacio Real de Madrid, a finales del siglo XVIII. Y
así paso un tiempo lleno de duro trabajo…Carros, carreteros y sus caminos. "Arriero
es mi amante con cinco mulas… tres y dos
son del amo… las demás suyas"
Se dirigían desde Asturias por los puertos de la Maragatería y Leitariegos hacia tierras de las Castillas. |
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