miércoles, 15 de febrero de 2017

NOTICIA:Carnaval Antruido de Riaño

El sábado de carnaval, 25 de de febrero en 2017, la localidad de Riaño celebra su tradicional Carnaval del Antruido.


En la Comarca de Riaño se celebró hasta la segunda década del siglo XX, un carnaval tradicional recuperado en el año 2009. Las informaciones nos han llegado de un habitante de Riaño, natural de Pedrosa del Rey, Constancio Rodríguez Fernández, donde, desde tiempo inmemorial, se celebraron estos carnavales. Actualmente el pueblo de Pedrosa del Rey se encuentra anegado por las aguas del pantano de Riaño.

La tradición era común a todos los pueblos de la Montaña de Riaño, estando documentada en Burón, Siero de la Reina, Valle de Valdeón etc…

PERSONAJES DEL ANTRUIDO

LOS ZAMARRONES

ZAMARRÓN, derivación de la palabra “zamarra”: vestido de pastor confeccionado con piel de oveja, compuesto por el gorro, la zamarra, el pantalón o los zahones, polainas y coricias, las madreñas, calzadas con escarpines en los píes, de pardo o sayal.

Constancio los recuerda así: “ los ZAMARRONES, eran mozos cubiertos de pieles de lana de oveja negra sobre chaquetas de lana basta. Cara tiznada de negro, un gorro ajustado de lana o paño negro. Bajo las pieles llevaban unos pantalones oscuros bombachos. Botas enterizas de cuero negro llamadas escarpines que subían a media canilla y calcetines largos. Unos cinchos cruzados al pecho, sujetaban el cinturón de cuero ancho del que colgaban varios “lloqueros”, cencerros que movían rítmicamente haciendo gran escándalo. Algunos llevaban una cola de zorro, de yegua o caballo que ataban en la parte trasera del cinturón a modo de rabo.

Para cubrir la cara y la cabeza se fabricaban caretas o caperuzas con agujeros para los ojos, muchas veces un simple saco con dos agujeros para poder ver, con apariencia de lobos, zorros, osos y otros animales, o de cualquier cosa que pudiera asustar (monstruos). En ocasiones también se ponían cuernos sujetados con una estructura de madera y piel de carnero a modo de representación del ganado. Cuando no tenían cuernos de vaca los sustituían por varas de madera que los rapaces tallaban. También melenas de uncir las vacas, colocadas sobre la cabeza.

La función de los Zamarrones era correr tras las mozas tirándoles agua y las pelusas de una planta que crece cerca de las lagunas y es muy difícil de quitar. Algunos mozos hinchaban vejigas de gocho (denominadas zambombas) que después explotaban con gran algarabía”.

Los mozos del pueblo también se tiznaban la cara con ceniza, se colocaban unos Cencerrones, – tres o cuatro-, sujetos a su cintura con un cinto, haciéndolos sonar mientras saltaban y cuya única función era asustar a los rapaces, y otros se disfrazaban, de modo que no se le reconociera, de viejos, viejas, con sacos o envueltos en paja atada al cuerpo, o con ramas de árbol, con pieles de animal, trapos viejos. Incluso los más hábiles además de disfrazarse utilizaban largos zancos para asustar a los rapaces. Con una rama de espino, azuzaba a las personas que se encontraba por la calle. Cuando entraban en las casas, solían pedirles que o cantasen o que bailasen para hacer sonar sus campanas.

EL BUEY Y TORERO

En el año 2011 se recuperó en la Mojiganga, las figuras del buey y el torero, tal y como nos las ha descrito el señor Constancio.

“ El buey era un ARMAZÓN llevado por un mozo robusto que soportaba sobre los hombros. Unos cuernos (de buey o vaca) atados en la parte delantera y forma de asiento en la trasera donde iba sentada la VIEJA. Unas mantas oscuras cubrían el resto del armazón simulando la piel del buey”.

Un rasgo dis­tintivo de todo este histórico carnaval leonés es el buey. La meseta, Omaña, ribera del Órbi­go y recuerdos de su existencia en la montaña de Cistierna, ava­lan su amplitud y generalidad. El disfraz era y es sencillo: cuatro palos rematados por unos cuer­nos que evoluciona también hacia un armazón cornudo, un portador o dos a veces cubiertos por una manta de colores, y a simular embestidas que se con­vierten en carreras y desbandada. Todo ello, con variantes según el lugar. En la Montaña de Riaño, además del buey hay un torero, que viste con camisa blanca y faja de color, y un pañuelo al cuello; botas y además de la cara pintada portan un gorro que acababa en punta y una espada de madera teniendo la misión de buscar presas para la embestida del toro; procurando igualmente carreras a los espectadores des­cuidados. Si consultamos la monografía sobre El Carnaval de Julio Caro Baroja, hallaremos reseñado el disfraz de buey o vaquilla en los carnavales de muchas regiones de España,

Y en la Comarca de Riaño, se recuerdan también las peleas entre los toros de los Concejos, de carne y hueso, que peleaban la tarde del domingo gordo, ante una multitud entusiasta. Y así quedó recogido en aquella novela de Antonio Valbuena, La Caza mayor y menor (1913) donde nos narra todo el ceremonial de la pelea del toro de Riaño con el de Siero de la Reina, en una tarde de Carnaval. Nos ha quedado una imagen gráfica, la famosa foto de Primo Fernández de la pelea de toros entre los concejos de La Puerta y de Escaro en el año 1948.

LA VIEJA es otro de los personajes. Hombre travestido vestido de negro con un jubón (vestidura de lana cruzada que cubría el torso) bajo manteles oscuros y faldas grandes de tela gruesa del mismo color (manteos). En la cabeza llevaba un pañuelo negro atado sobre la frente que le dejaba entrever ligeramente la cara descubierta.

Iba cardando lana con un huso y un recipiente con aceite. La gente la provocaba y algunos mozos le tiraban el aceite. Cuando salía aparecía montada sobre el TORO

Desde el año 2012 el toro lleva también sobre él la figura de la vieja, tal y como lo recuerdan vecinos de Pedrosa del Rey.

EL OSO era escogido entre los hombres mas grandes del pueblo (el último fue un hombre llamado Cecilio, de Pedrosa del rey, famoso por su corpulencia). Iba vestido de arriba a bajo con pieles, zamarra y polainas que imitaban la figura de un oso. No era acompañado por nadie, iba danzando y dando vueltas.

Tras ellos iban una o varias DAMAS bien vestidas (pudiendo ser hombres travestidos), montados en burros disfrazados (uno de ellos con un butrón o red de pesca del río sobre la cabeza). Llevaban falda de color rojo y el rostro tapado para no ser reconocidos/as.

EL CIEGO. Personaje legendario que recorría las calles dando palos de ciego con su borracha, a todo el que encontrara.

Relata Constancio que “en 1922 la mojiganga de Siero de la Reina(pueblo cercano) visitó Pedrosa del Rey y aún recuerda estos versos:

Encima de tu corral está la luna posada

Que no la deja pasar la hermosura de tu cara.

Llevaban todos los personajes y músicos, aunque el OSO estaba peor “hecho” que el nuestro”.

LA PREÑADA, hombre vestido de mujer, que simula un parto, pariendo un animal…..un gato, un zorro….. 

En el pueblo de Burón(León) se recuerda la “Mojiganga” que aparece en las tradiciones Carnavalescas de la Villa de Burón, con personajes como “El HERRERO” y “El SOGUERO” y EL CABALLO. Todos recorrían las calles en Antruido.

En “Antruido” (carnaval), en Burón, los mozos disfrazados con alamares esperpénticos y todos tiznados con carbones recorrían el pueblo asustando a las gentes y tiznando a las mozas que encontraban, que eran pocas pues se escondían bien, no estaban seguras ni en sus casas. El que representaba al herrero paseaba por las calles y entraba en las casas con un gran martillo para golpear a la gente en la planta del pie hasta que le daban una “perrina” o “perrona” de propina y los dejaba en paz.

Otro era el soguero que corría tras las mujeres y si eran mozas mejor para trenzarles las sayas y pañuelos en la soga que venia tejiendo, había que soltar la propina sino te quitaba las prendas y marchaba tejiéndolas por la calle.

EL CABALLO hecho con papeles, alambres y mantas colgado a su cuerpo, su alusión e intención burlesca eran los caballeros del pueblo. Otro esperpento que se recuerda es el BUEY que embestía a las mozas y las hacia correr, primero escarbaba, mugía y luego las perseguía, en alguna ocasión decía que terminaban enfangadas en algún montón del abono. Todas estas fechorías de los zamarrones se compensaban con una propina, bien de dinero o chorizos, huevos, etc. que luego comían en una fiesta todos juntos. 

En el pueblo de Carande (León) también se recuerda esta hermosa tradición y según unas declaraciones de Bernardo Diez Gutiérrez que recoge el libro de Julia Miranda, consistía en lo siguiente:

Los mozos de Carande, el martes de Carnaval, hacían con escobas y piornos en el “Canto el Pozo,” esto es, en un alto, lo que llamaban el “chozo antruido”, que era una especie de pira (hoguera) de forma cónica que quemaban al llegar la noche para que la hoguera se viese bien lejos, desde los pueblos próximos. Mientras ardía, organizaban alrededor una gran fiesta comiendo y bebiendo sin tasa, al tiempo que cantaban y gritaban frecuentemente:

“¡Antruido afuera, Pascua venga!”, con lo que trataban de dar a entender que no querían nada con la Cuaresma, tiempo de sacrificios y penitencias. Una vez quemado el chozo, bajaban al pueblo tocando a todo tocar los cencerros de las vacas y hacían toda clase de bromas a los vecinos, como coger las mantas de las camas y colocarlas en lo alto de los tejados o leñales, sostenidas con un palo, llamar a la puerta de las mozas y, cuando éstas salían a abrir, mojarlas con las esgurrupetas o currupetas (especie de jeringas grandes hechas con ramas de saúco huecas que llenaban de agua), etc…


Asociación Cultural Montaña de Vadinia- Riaño. Región Leonesa.

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