martes, 9 de febrero de 2016

NOTICIA: Vigilantes desde lo alto de León

SERVIDORES DEL VIENTO. Con Flechas, animales o formas antropomórficas, las veletas de León son el Testigo de una parte de la historia de la ciudad y coronan algunos de sus edificios más emblemáticos.

Gallo veleta de la Colegiata de San Isidoro
ANA GIL
Fueron concebidas para señalar la dirección del viento, como un método antaño eficaz para saber qué dirección tomaban los deseos el dios Eolo. Sin embargo, su significado y su historia cuentan mucho más.

Vigilantes prodigiosas, estas piezas giratorias se colocaban en lo alto de los edificios, donde siguen a día de hoy, para evitar cualquier obstáculo que dificultase la medida del viento y es habitual que tengan forma de animales como gallos o caballos o bien flechas, así como siluetas antropomórficas. Suele estar unida a una cruz que señala los puntos cardinales, con el objetivo de hacer más fácil la identificación.

Flecha en el interior de la Catedral. JESÚS F. SALVADORES.
Para algunos son figuras caprichosas que no siempre muestran la dirección del viento y para otros un simple objeto decorativo. Lo cierto es que antiguamente su trabajo era necesario, pues no existía ningún elemento de medición similar.

En León son varias las que se pueden ver en distintos puntos de la ciudad y entre ellas la más célebre es el gallo veleta de la colegiata de San Isidoro, muy conocido también fuera de la provincia al considerarse la más antigua de todas las que existen.

El gallo isidoriano ha dado mucho que hablar en los últimos años, pues lo que comenzó como una restauración rutinaria en el año 2000 se convirtió en una de las investigaciones más apasionantes de la historia de las piezas heredadas del pasado. Y es que el vigía de San Isidoro ha dado lugar a muchas leyendas, entre ellas, que alertaba con sus cánticos cuando las tropas moras de Almanzor se acercaban para atacar la ciudad. Tras su limpieza y restauración, el gallo fue encerrado en una vitrina en el claustro de la colegiata, mientras que en la torre colocaron una réplica prácticamente exacta, fundida en bronce y con una capa de oro.

Antes, los banderines
Antiguamente, las veletas reemplazaron a los banderines de tela que mostraban la dirección del viento a los arqueros. Con su llegada, se fue generalizando su uso y variando sus formas. Hoy son escasas las que se encuentran y en su mayor parte quedan como simples testigos del paso del tiempo sin otra función más importante que la meramente decorativa.


En la actualidad se siguen fabricando, como un elemento completamente artesanal y con el espíritu de la vieja herrería, donde antaño se realizaban con buenos materiales que resistiesen las inclemencias del clima y el paso del tiempo para que no fuese necesario su mantenimiento.

Otra de las veletas más representativas de León es la que corona la Torre del Reloj de la Catedral de León. Encaramada a los 80 metros de altura que mide el edificio, fue supervisada el año pasado gracias a unas obras de emergencia con las que se sellaron con mortero unas grietas encontradas y que se realizaron gracias a una enorme grúa que permitió acceder a esta zona tan complicada.

La veleta de la Torre Sur de la Catedral
 de León, una de las más representativas.
 JESÚS F. SALVADORES

Botines, el famoso edificio diseñado y construido por Antonio Gaudí también alberga una veleta. En esta ocasión se trata de una pequeña cruz que remata una de sus torres angulares y que en muchas ocasiones pasa desapercibida al ojo del visitante.
El edificio Botines de Gaudí también tiene
 su veleta. JESÚS F. SALVADORES

En la plaza de las palomas, concretamente la iglesia de San Marcelo, aguarda otra de las veletas. Ésta, en forma de flecha y con la figura de un león que representa a la ciudad, es quizás una de las más elaboradas. Su parte superior aparece rematada con una gran cruz.

Veleta en la torre de San Marcelo. - Jesús F. Salvadores
El vigía de San Marcelo, en forma de flecha. 
JESÚS F. SALVADORES
También en forma de flecha son las que rematan el edificio situado en el edificio Miranda de la plaza de Guzmán. —conocido popularmente como ‘la casa del coño’—, la que acoge el interior de la Catedral, así como las dos que coronan las torres de la Iglesia de Renueva.

Las torres de la iglesia de Renueva. JESÚS F. SALVADORES
Una cruz, también uno de los recursos más empleados, fue la elegida en su día para dar forma a la veleta del seminario, bajo la cual se esconde otra flecha.

El seminario de León. JESÚS

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