sábado, 18 de agosto de 2018

El Bolo Riañés


Alvaro Reyero Diez, de Carande (León) nos deja un espectacular reportaje que resume a la perfección uno de los deportes más autoctonos de la provincia de León, en su modalidad de la montaña de Riaño y los Picos de Europa, y del que disfrutan más de 20 pueblos de la montaña oriental leonesa cada año.

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El Bolo Riañés es una modalidad que se practica en gran parte de los pueblos de la Montaña Oriental Leonesa, concretamente en las comarcas de la Montaña de Riaño, Real Concejo de Valdeón, Valdeburón, Sajambre y Tierra de la Reina y que cuenta con una gran afición que mantiene viva la tradición especialmente en los meses de verano cuando no es difícil ver como la bolera representa el centro de reunión de veraneantes y residentes.

En ella se reúnen los mayores, los no tan mayores y los jóvenes que son observados habitualmente por aquellos niños que merodean por la bolera y que están deseando tomar la alternativa y volver al verano siguiente con más fuerza para poder unirse ya a estas partidas y demostrar su valía. Recuerdo esa sensación con mucho cariño y anhelo ya que solo necesitas que alguno de los jugadores mayores confíe en ti y te dé la oportunidad de salir al ruedo. Parece la única manera de poder entrar a jugar en el mundo de los bolos. En ese momento ya te sientes mayor y pones todo tu empeño en no defraudar.
                               

Del mismo origen que el bolo palma cántabro o la cuatriada asturiana, esta versión posee diferencias notables con el bolo leonés. La más importante es obvia: la bola es esférica y los bolos se pinan sobre peanas metálicas o de madera aunque la bola en ambos casos se tira al aire para que caiga en el castro (cuadrado formado por los bolos) y el objetivo es el mismo: el ansiado “ahorcao”, que simboliza la jugada de máxima puntuación. Por otro lado, en el bolo riañés la bola se “birla” desde el lugar donde se para. Esto quiere decir que se vuelve a lanzar desde el lugar donde se detiene con el fin de derribar la mayor cantidad de bolos.

Podríamos decir que esta es una modalidad propia de los Picos de Europa y alrededores ya que su práctica se comparte en las tres regiones que forman el Parque Nacional de mismo nombre: Asturias, Cantabria y León. Siempre con sus diferencias, por supuesto, ya que suele haber variaciones en el tamaño de bolas y bolos y en el sistema de puntuación. Es curioso ver cómo existen pequeñas diferencias normativas entre pueblos cuya distancia es inferior a 5 kilómetros. Varios han sido los intentos de normativizar y globalizar las normas de todos los pueblos en los que se practica pero posiblemente esto haría que se perdiera esa seña de identidad especial de cada uno de ellos. Todos sabemos las normas que existen en cada pueblo donde vamos a jugar y precisamente esto es lo que hace mucho más bonita, emocionante y entretenida la práctica de este juego o deporte leonés.
                                  

Es curioso también observar la distribución de pueblos en los que se practica ya que no guarda ninguna lógica. Sirva de ejemplo el caso de pueblos como Las Salas, de bolo riañés , del municipio de Crémenes, que tiene como pueblo bastante cercano a Horcadas, ya del municipio de Riaño, donde se juega al bolo leonés con bola cacha, mientras que más adelante en el siguiente pueblo, Carande, también del municipio de Riaño y posteriormente en Riaño, se juega al bolo riañés. En el caso de Carande mi abuelo Amadeo Díez me contaba que siempre se había jugado al bolo leonés pero que se había cambiado a la versión riañesa poco antes de la guerra civil, en torno a 1934.

Hoy en día estos son los pueblos en los que se práctica el bolo riañés y que, por suerte, no sólo podemos afirmar que su práctica está en auge sino también que está garantizada su continuidad gracias a la gran afluencia de niños que participan en los concursos infantiles que se celebran todos los veranos en varios pueblos de la montaña apuntando ya muy buenas maneras:

Las Salas, Carande, Riaño, Lario, Polvoredo, Acebedo, Soto de Valdeón, Posada de Valdeón, Cordiñanes, Caín, Prada de Valdeón, Santa Marina de Valdeón, Portilla de la Reina, Llánaves de la Reina, Los Espejos de la Reina, Oseja de Sajambre, Soto de Sajambre, Pio de Sajambre, Vierdes de Sajambre.
                                  

Conviene aclarar que en los pueblos de Tierra de la Reina la modalidad se asemeja mucho al bolo palma cántabro dada su cercanía e influencia cantábrica debido al tamaño de las bolas, que son más grandes y el de los bolos, que es más pequeño, y que en los pueblos del valle de Sajambre, incluso Caín en el valle de Valdeón, presentan similitudes con la modalidad cuatriada asturiana, ya que por ejemplo en este último pueblo no se “birla”.

También se debe hacer mención de honor a aquellos pueblos que fueron víctima del desastre ecológico y etnográfico que supuso la construcción del embalse de Riaño y en los que también se jugaba al bolo riañés: Anciles, Éscaro, La Puerta y el viejo Riaño.

Normalmente cada pueblo organiza un concurso el día de la fiesta y hace años, excepto en el caso del comarcal de Riaño, solía realizarse de forma individual y resultaba ganador aquel jugador que con una tirada de cuatro bolas, dos para la mano y dos para el pulgar, obtenía el mayor número de tantos. Como premio solía darse un cordero, como en Carande, o un cabrito, como era el caso de Lario. El prestigio que otorgaba y otorga ser campeón de bolos eleva al jugador al rango de héroe local y supone un año entero de reconocimiento y respeto por parte de los demás jugadores. Es tradición que el campeón invite a merendar a aquellos miembros del pueblo más allegados. Pero hoy en día la tendencia a organizar concursos de partidas por parejas o cuartetos está mucho más extendida y generalizada, teniendo su mayor exponente en el concurso comarcal de bolo riañés de Quintanilla que se celebra en la bolera de Riaño el lunes de las fiestas de Nuestra Señora de Quintanilla en agosto, que es el concurso más multitudinario y prestigioso de la montaña y que se juega por partidas de cuatro jugadores.

Fuente: Alvaro Reyero Diez
Fotografías: Alvaro Reyero Diez

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