Hay oficios de una belleza tangible, donde las manos artesanas y la creatividad a flor de piel juegan un importante papel. Manos sabias que recorren la plata y sus sensibilidades para crear piezas que llenen los sentidos de magia y seducción. Espacios ocupados por minerales de ley, y a veces acompañados de piedras preciosas, y en otras ocasiones no tan preciosas, pero si precisas y muy bonitas. Un pequeño taller de platería en el que se conservaban restos de su actividad artística, todo un mundo lleno de buenas cosas para la observación. Por eso es por lo que vamos a dedicarle este pequeño espacio con el fin de que estos últimos vestigios de la platería sean conocidos, porque pensamos que no tardando mucho habrán desaparecido, perdiéndose con ello uno de los oficios más creativos. El orfebre platero hace sellos, sortijas, pendientes y joyas con piedras preciosas, cadenas, collares, brazaletes, copas, platos y fuentes de plata…Los negros azabaches se dan la mano y se juntan muy bien a las platas. Se engarzaban rosarios y collares. Antiguamente la casa-taller, el obrador del platero, se encontraba en las plazas más céntricas; la tienda contaba con una trastienda donde se guardaban los pesos y útiles del oficio, y a la vez se instalaba una pequeña oficina; allí se anotaban los encargos y se guardaban los papeles y recibos. Detrás de ésta se situaba el taller, con máquinas manuales y herramientas, y a continuación, la fragua con el horno (hoy ya no existen en los pocos talleres que quedan). Las tiendas estaban integradas, básicamente, por el mostrador y los aparadores, vitrinas donde se exponían las piezas. Las tiendas de platería sin duda, ocupaban un espacio muy importante en las ciudades y villas.
Taller de platería Ramírez |
El artesano Chema Méndez soldando una pieza de plata. Pieza del Mes Museo Etnográfico Provincial. El después. |
Taller de platería Ramírez. El antes. |
Herramientas como diversos
modelos de ágatas, servían para bruñir el metal. Embutidoras y dados de
ranuras, buriles y punzones para grabar y repujar, la hilera para trefilar los
alambres finos, las badanas para pulir y finalizar las piezas, la balanza con
sus pesas. Entre otras maneras de pesos tenemos una de dos platos distantes en
fiel y en equilibrio, en uno se echa lo que ha de pesar, y en el otro las pesas.
Un soplete candileja de soldar y soplete a boca, recipiente del candil en que
se pone aceite u otro combustible para que ardan una o más mechas y dirigiendo
la llama, a través del soplete a boca, se conseguía hacer las soldaduras.
El tiempo no pasaba en el pequeño taller, el
platero se conformaba con el silencio y poco más, una paciencia a prueba de
latidos de corazón pausados, y el leve murmullo del exterior, de esas calles
estrechas y de formas peculiares que hacían la vida más tranquila. No hemos de
pensar que el platero por trabajar metales nobles, gozara de una posición alta,
ni siquiera medio-alta. Pese a que el romancero le dedica unos bonitos versos…
“El que trata con Señores, el estimado de Reyes, el arte al fin de Plateros, que
es decir lo que se puede”... La realidad es que sí hubo plateros que alcanzaron
gran fama y ocuparon un puesto privilegiado, gozando de una alta posición
social por el elevado capital que lograron conseguir, pero hubo también otros
plateros que murieron pobres; es el caso de Ramón Fdez. De Arróyabe. En su
partida de defunción de 22 de diciembre de 1842 aparece: “no testó por carecer
de bienes”. La revolución industrial llegada a España hizo que naciera una
clase burguesa, cuya situación económica medio-alta fue la demandante de platería civil; por otro lado la Iglesia se
había quedado sin vajillas religiosas, saqueos y entregas por las guerras, que
era preciso reponer. La burguesía que acabamos de mencionar y la Iglesia fueron
los dos clientes que hicieron que se levantaran pequeños talleres de platería,
que habían vivido mal, y que nacieran otros nuevos. Hay que decir que la
calidad de la plata, así como el valor artístico de las nuevas obras fue muy
inferior al de épocas pasadas, pues las economías aunque relativamente en alza,
no tenían el peso y el apoyo de los nobles señores. La denominación “Joyería-Relojería-Platería”,
nos indica que algo ha cambiado, los acontecimientos políticos e históricos de
un país tienen diferentes repercusiones en los negocios. A partir de los años
setenta, la economía española está en franca decadencia y ello hace que estos
negocios familiares se vengan abajo, teniendo que adaptarse a la nueva
economía, donde las grandes fábricas abastecen de todos los productos.
Taller de platería Ramírez |
Muy interesante. Gracias por recuperar estos oficios que tristemente se están perdiendo. Me encanta leer lo que se escribe aquí.
ResponderEliminarGracias por la información. Bonito artículo. Un abrazo.
ResponderEliminarQue buen trabajo amigo Toño estás haciendo recordándonos esas profesiones ya, ni no casi, extinguidas.
ResponderEliminarSaludo.
s
Buenos días. En primer lugar, gracias y enhorabuena por el interesante artículo. En segundo lugar, quería preguntarles por la procedencia de las fotografías del taller de platería Ramírez y del platero Chema Méndez. En concreto, si pertenecen al Museo o si las ha aportado el autor del artículo, y cómo podría tramitar los permisos para reproducirlas y citarlas correctamente en una tesis doctoral. Muchas gracias de antemano, un saludo,
ResponderEliminarEmilia
Ante todo muchas gracias por participar en nuestro blog. La imágen del platero Chema Méndez procede del museo y no tendríamos ningún problema en hacérsela llegar si se pone en contacto con el museo.
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