viernes, 2 de diciembre de 2011

EL ZAHORÍ

EL ZAHORÍ. Por Toño Morala.
También llamado Rabdomante, el brujo bueno. Una técnica que algunos hombres y mujeres a través de los estímulos eléctricos, electromagnéticos y radiaciones, pueden percibir por medio de artefactos sencillos como un péndulo o una horquilla que sirven de "amplificadores” para buscar y encontrar agua subterránea, minerales, tesoros…Más allá de las creencias científicas o al propio azar, el zahorí ha tenido una importancia vital a lo largo de los tiempos. Cleopatra se caracterizaba por su vileza, egoísmo y probablemente codicia. De hecho, según la leyenda, la reina egipcia tenía siempre a su servicio a dos rabdomantes en su palacio o en la nave que surcaba el Nilo, que no buscaban agua, sino el tesoro de los tesoros, el oro. A la rabdomancia se atribuye el milagro que hizo Moisés, cuando con su varilla hizo brotar agua de una piedra, para apagar la sed de su pueblo perseguido por los guerreros. Moisés empleó entonces una varilla de madera apoyada sobre sus dos dedos índices.

Más cerca, el zahorí, ayudó y mucho a cerrar los mapas hidrológicos. Un buen rabdomante sabía mucho de la naturaleza y su comportamiento; era un gran observador del entorno y se dejaba guiar de la intuición y de su sabiduría sobre glaciares y manantiales. Testificar y marcar el punto exacto del sondeo no era fácil y en zonas de sequía, aún peor; por eso el zahorí y su vara de avellano u otras maderas, péndulo de bronce o cobre, era parte esencial en la sobrevivencia agrícola de las zonas y del sustento de muchos seres. Su prestigio era muy grande en las comarcas y por ello cobraba. Pero también tenía sus detractores; la iglesia castigaba la codicia y asociaban la rabdomancia con prácticas satánicas.

Hubo un tiempo de paradojas y de endiosamiento del zahorí; casi siempre acertaba, pues si no salía agua a ochenta metros, salía a cien, dependía de los mantos y de las capas de la tierra, si eran o no uniformes; también acertaba tirando unas monedas de cobre y según como cayeran, marcaba la profundidad y la cantidad de agua. Algunos más excéntricos, esperaban a la noche de luna llena, incluso se desnudaban y daban vueltas alrededor del punto elegido, hacían temblar la horqueta de avellano y pronunciaban frases alegóricas sobre las venas de la tierra. El conocimiento del rabdomante, en otra era, representa cuando los humanos trabajaban con la tierra hermanados en el proceso de desarrollo y evolución. La mitología aquí tiene mucho que contar, pero no cabe ninguna duda de que el zahorí ha contribuido en gran medida al sostenimiento de la vida.

Rabdomancia…Zahorí…Radiestesia…Rabdomante; palabras bellas para nombrar la actividad de los brujos buenos.Zahorí

5 comentarios:

  1. Una buena explicación de lo que suponía un arte mas que un oficio. Nos llenas de cultura que es lo que mas falta nos hace en estos tiempos de zozobra. Un abrazo.

    JOSEVILLAMAR

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  2. Me ha gustado mucho y hay cosas muy interesantes que no sabia. Muy bien, seguid publicando cosas asi. ¡Enhorabuena!

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  3. ¡Qué interesante! siempre me ha llamado la atención el oficio de esta gente, gracias Toño por compartir un tema tan interesante.

    Un abrazo utópico, Irma.-

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