miércoles, 19 de junio de 2013

COLABORACIÓN: Juegos perdidos.

Autora: Matilde Díez Martín

JUGANDO A HACER LA COLADA
Alfarería.
El mundo infantil
Juegos perdidos: Jugando a hacer la colada.
Pieza: Colador.

Es una pieza cuyo uso estuvo generalizado y  que se perdió  a principios del siglo XX  por lo que son escasos los testimonios sobre ella.
Se conocen coladores  de diversos materiales: cerámica, cestería, madera, piedra.
A esta pieza también se le denomina coladero, cuezo, barreñón para colar, coció,  tina,  codo,  cossi,  coladoriu, colaeru, coladem, boguen, bugadeiro …
Se han documentado coladores en  varios alfares, como en Arrabal del Portillo (Valladolid), Calanda  (Teruel), Mota del Cuervo (Cuenca), Alhabia (Almería), Cuart (Gerona).





 Ficha:
Comunidad: Castilla y León
Provincia: Valladolid
Localidad : Arrabal del Portillo
Alfarero: Miguel Ángel Tejero
Material: barro rojo sin aditivos
Técnica: torneado.
Cocción: horno eléctrico.
Pieza: Colador.
Uso: juguete.
Medidas: Altura: 10 cm. Diámetro boca: 5,50 cm. Diámetro base: 5 cm. Peso: 152 gr.

Morfología: pieza globular con un cuello alto y un vertedero en  la base. Sin asas.
Decoración: no tiene
Sello marca de alfarero: no tiene
Datación: pieza actual SXXI
Localización: colección particular
Bibliografía: Escenografías para el Belén blog.


El colador de  la fotografía, que bien puede ser considerado como juguete, con tipología similar a uno encontrado en Pedraja, Valladolid, (Primitivo González, Cerámica preindustrial en la provincia de Valladolid),  reproducido a escala  para Escenografías para el Belén por Mibako, es un recipiente,  en forma de tinaja , con una salida de agua en su parte inferior y a la que  se  ha  provisto de un gran cuello  troncocónico invertido.
Una informante de Villaluenga  de la Vega, Palencia, me describía su uso de esta forma:
"Cuando hacía buen tiempo, hacíamos la colada, preparábamos una gran olla con agua hirviendo y una buena cantidad de ceniza La ropa se ponía a remojo un día  entero con agua y jabón, del que hacíamos en casa con grasa y sosa, luego se lavaba. Bien lavada se  colocaba la ropa , que debía de ser blanqueada , en el colador. En la boca del colador se pone un paño de colar, que es un  trozo de tela"- el que me enseñó era un cuadrado de tela de lino rústico hilado y  tejido en telar manual- "de forma que haga un poco de bolsa  y pueda contener las cenizas y se echa por encima el agua hirviendo. La ceniza  produce una lejía que pasa a la ropa y la blanquea, por abajo se recoge el agua que sale por el drenaje y se vuelve a verter sobre la ceniza. Esto debe de realizarse muchas veces.
Al día siguiente, se vuelve a lavar la ropa  con el mismo agua con el que se realizó la colada y jabón .
Tras este nuevo lavado, se vuelve a repetir el proceso de colado con más agua caliente y  más ceniza.
Una vez bien  limpia la ropa se aclara y se tiende al sol".

 A este proceso que era muy laborioso y  se hacia  una o dos veces al año, se le llamaba hacer la colada, que comprendía todo el proceso de lavado y blanqueado y duraba tres días.
En  las referencias bibliográficas hemos encontrado distintas versiones en cuanto a las veces que se hacía la colada que varia desde una dos veces al año a hacerlo  semanalmente, esto parece estar relacionado con el nivel económico de la familia y el numero de sus miembros  y de si había o no chiquillería.
También hay distintas formas de preparar la lejía, en algunos lugares se  hecha la ceniza en el agua  y se bate y este agua se  hecha  sobre  la ropa, en otros se pone la ceniza en el paño y se hecha el agua caliente sobre ella.
En cuanto al número de veces que se hace esto, deben de ser muchas y empezar con el agua caliente para ir subiendo la temperatura, según el cancionero popular:
“Tres calentitas
 Tres calentando
 Tres espumientas
 Tres ferventando“

Aunque también hay versiones que aumentan el número de veces que se debe de realizar este procedimiento, hasta conseguir que el agua salga hirviendo por el vertedero.
Las familias pudientes contrataban mujeres que hacían este trabajo: “las que no tienen para criadas tienen que hacer la colada”.
La llegada de las lejías industriales, el agua y las primeras máquinas de lavar dieron  por resultado que este trabajo desapareciera y los coladores se dejaran de fabricar en los alfares.
Las jóvenes lavanderas ya no acuden con sus cestos llenos de ropa a  lavar, mientras cantan, en la orilla del río  y  las  mujeres mayores ya no preparan la lejía para blanquear la ropa, que así estaba distribuido el trabajo. Mientras, las más pequeñas, observan  y practican con sus juguetes.


Cocio y cocio de  juguete (1875). Museo Etnográfico de Terque
Exposición del juguete tradicional.
En la actualidad la ropa la lavan máquinas, con jabones y lejías industriales, pero  la expresión- hacer la colada- ha quedado entre nosotros para el proceso de lavado y tendido de la ropa
M.D.M.
 
LA CAZA DEL GRILLO
Alfarería.
El mundo infantil.
Juegos perdidos: La caza del  grillo.
Pieza: Grillera.

Eran tiempos en los que los niños no tenían ni ordenadores ni consolas y la televisión no había ocupado un lugar preferente en la casa, los niños de esta época, como los niños de todas las épocas, pasaban su tiempo de ocio jugando y uno de esos juegos era: cazar grillos.
Este era un juego de verano, había otros juegos de invierno.  Los grillos solo grillan en verano, durante el periodo en el que el macho busca llamar la atención de la hembra y para cazar grillos, es imprescindible que el grillo cante porque el cazador debe de guiarse por el oído.
 
A principios de verano, los niños  salían  al campo con sus grilleras y escuchaban atentamente el canto  del grillo para poder localizarlo, esto requería oído fino, pues  la longitud de onda en la que canta  hace difícil su localización, había que demostrar mucha  pericia y habilidad para ser un buen cazador de grillos. Se iba caminando sigilosamente hasta que el canto del grillo cesaba, eso significaba que estaba cerca, entonces se localizaba la madriguera, que es un pequeño agujero en el suelo. Una vez  localizada, ayudados por una paja para hostigarle  y algún liquido para inundar su habitáculo,  hasta que se le hacía salir, se le daba caza y se procedía a  colocarlo en la grillera.
 
La grillera es el juguete necesario para este juego. Juguete es todo objeto  elevado a esta categoría, con lo cual cumple esta función cualquier objeto que sirva para el fin previsto, en este caso servir de jaula para el grillo.  Solía  ser  una caja de cartón, una lata, un bote, cualquier cosa que el mismo niño  arreglaba, pero alguno más afortunado podía tener una pieza  como esta comprada a algún alfarero local o en los mercados semanales. También  había  grilleras de alambre  y de paja,  incluso alguna que se hacia con alfileres, llegada la época del  plástico aparecieron unas jaulitas de multitud  de colores.
 
El grillo  cautivo era alimentado con hojas de lechuga  o trozos de pepino y así se podía disfrutar de su canto durante todo el verano.
  Los grillos y las grilleras eran objetos de  comercio entre los  chicos  ya que el que no era habilidoso  cazando podía tener un grillo a cambio de alguna otra cosa de su propiedad, como ese cromo que  faltaba para completar el álbum.

 Es muy posible que éste, como  otros juegos,  proceda de una costumbre ritual. En este caso ,el tener los grillos como símbolo de  buena suerte y vitalidad, hecho bien documentado en la cultura china, o como termómetro natural pues los campesinos conocen bien que el canto del grillo varía con la temperatura ,a más calor más  rápido es su  “cri_cri” .En la cultura occidental tenemos el mito de Titono. Titono envejeció tanto que llegó a convertirse en un grillo y así se convirtió el grillo como símbolo de una larga vida.
 
  Ficha
Comunidad: Castilla y León
Provincia: Zamora
Localidad: Toro
Alfarero: desconocido
Material: barro rojo, sin aditivos.
Técnica: torneado.
Cocción: Horno de leña.
Pieza: grillera.
Uso: juguete
Medidas: altura:11 cm. Diámetro boca: 3 cm. Diámetro base: 7 cm.
Peso: 258 g
Morfología: pieza globular con cuello largo y estrecho perforada por  31 orificios de 4mm de diámetro situados de forma aleatoria en el cuerpo. Sin asas.
Decoración: no tiene.
Sello, marca de alfarero: no tiene.
Otros: 3 Pegaduras y restos de escurrido de vidriado.
Datación: SXIX
Actuaciones: no tiene.
Localización: Colección particular
Bibliografía: Inédita.

 
Uno de los alfares que continua haciendo preciosas grilleras es el de Villafranca de los caballeros (Toledo), que documentan Natacha Seseña en su libro  Guía de los alfares de España y Juan  Manuel Pradillo en  Alfareros Toledanos.

De esta actividad nos ha quedado la expresión ANDAR A LA CAZA DE GRILLOS  cuando un adulto se ocupa de cosas inútiles y sin ningún provecho, en referencia a los juegos de  niños.

M.D.M.


 

1 comentario:

  1. me quedo alucinada por tanta erudición
    encuentro esto muy interesante a fin de no prder tanta riqueza como hemos tenido desde tantos puntos de vista.
    muchas gracias,MD,y te ruego que continues

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