miércoles, 22 de mayo de 2013

COLABORACIÓN: LOS SERENOS DE LA NOCHE

Autor: Toño Morala
 

Uno de los primeros Serenos con pértiga y farol .
  ¡¡¡Serenoooo…sereno!!! Así voceaban algunos vecinos de las grandes ciudades para que el sereno les abriera el portal de casa. Uno de los trabajos más olvidados y que tenía muchos inconvenientes. El trabajar siempre de noche tiene consecuencias en el ritmo normal biológico. Pero casi siempre buscaban a hombres tranquilos y bonachones, generalmente venidos de pueblos y aldeas en busca de mejoras laborales y otra vida más cómoda que el duro trabajo del campo y la ganadería. Allá, al caer la tarde y hacerse casi de noche, comenzaba  el encendido de farolas  con las pértigas; al principio eran de gas o aceite, más cerca, de bombilla de 125 Voltios, renqueantes y temblorosos y que con la pértiga más corta  y en cada poste o pared  tenían una llave de luz alta para que nadie pudiera alcanzarla. También los serenos tenían un silbato para avisar de algún altercado a la guardia de turno, generalmente algún que otro borracho armando espolín…o incluso algún maleante que intentaba robar en algún comercio o similar. Al amanecer cortaban la luz, y a casa,  a desayunar fuerte y para la cama. Tenían aquellos manojos de llaves que cimbreaban y hacían un ruido peculiar… en invierno iban con una gran capa para resguardarse del  frío y del agua y botas de piel.
 
El jefe de serenos dando las órdenes pertinentes para una larga noche.
“Era obligación de los serenos recorrer continuamente las calles de su demarcación, en los puntos que tenían  designados guardarla de ladrones y malhechores, evitar las pendencias aún cuando fueran domésticas, observar los incendios avisando inmediatamente, hacer que se recogieran cuantas personas encontraren abandonadas en la calle, prestar auxilio a las que se lo pidieren y dispensar su favor y servicios en las casas que los necesitaren”. En casos dados debían favorecerse unos a otros llamándose con ciertas señales dadas por un silbato que llevaban a este efecto. En su recorrido, anunciaban la hora y la variación atmosférica (con voces como las doce en punto y sereno, de donde proviene su denominación). En sus inicios el sereno vivía únicamente de las donaciones o propinas de los vecinos de las ciudades donde llevaban a cabo sus funciones, aunque progresivamente llegaron a percibir un sueldo habitualmente a cargo de los ayuntamientos. Los primeros serenos empezaron a desarrollar sus funciones en el año 1715, donde se documenta por primera vez dicho oficio, incluido en un Real Decreto fechado el 16 de septiembre de 1834 donde se regulaba la función de los serenos en las capitales de provincia. Desapareciendo prácticamente en su totalidad a finales del siglo XX, actualmente se ha vuelto a introducir la figura del sereno en algunas poblaciones españolas, valga como ejemplo el "Programa de Serenos de Gijón", localidad perteneciente al Principado de Asturias, donde el ayuntamiento ha impulsado la formación y creación del cuerpo de serenos municipales y también en el barrio madrileño de Chamberí.


Un sereno apagando la farola al amanecer.
El de los serenos es un tema cíclico, un recurrente político que han intentado rescatar algunos candidatos en campañas electorales y apelando a los problemas de inseguridad que suelen citar en sus respectivas ciudades, pero sin que después se hayan atrevido a recuperarlos. La verdad es que la existencia de cuerpos de seguridad cada vez más eficaces debe disuadirles del proyecto, fruto más del sentimentalismo, que de una realidad que exige algo más que unos tipos, casi siempre gallegos, armados, es un decir, con un chuzo, como los de 'La verbena de la paloma' charlando en una esquina mientras uno de ellos sugiere con cierto cansancio y arruinada la cháchara, “Habrá que dar otra vuelta a la manzana”. La imagen típica del sereno del género chico, servicial y conciliador, cargado de llaves de portales a disposición de los vecinos que les requerían con una simple palmada, contrasta con el perfil de los actuales vigilantes nocturnos, bien equipados y de profesionalidad contrastada y una formación más allá de lo pintoresco y emotivo. Como novedad en esta orden se establece su instauración en todas las capitales de provincias siendo esto voluntario.
Uno de los recibos que pasaban
 los serenos a los ciudadanos.
 Se establecía un baremo para que el ayuntamiento en virtud del tipo de finca y uso estableciera un canon a pagar para sufragar el cuerpo de serenos, pasando a percibir estos un sueldo del ayuntamiento del que dependían, así como el horario del alumbrado público que era de diez de la noche hasta el amanecer. Los Serenos desde 1814 solían ir armados con una pistola que llevaban oculta y tenían que costearse ellos y era voluntario llevarla o no. Este cuerpo al igual que otros servicios públicos tenía un sueldo escaso por lo que era costumbre que en Navidad realizaran unas felicitaciones que repartían casa por casa pidiendo el aguinaldo. Los serenos son los guardianes de la noche  que, finalizado su horario de trabajo, devienen en trovadores de la oscuridad, en difusores convencidos de historias que trascienden la creación individual y pasan a ser parte del acervo colectivo de una comunidad.
Tarjeta de felicitación de los serenos a los ciudadanos para el aguinaldo.
¿Por qué decimos que a alguien “se le toma por el pito del sereno”? Esta expresión se aplica cuando a una persona no le damos ninguna importancia, no la tenemos en cuenta y sus opiniones nos resultan poco o nada relevantes, llegando incluso a abusar de su buena fe y bondad. El contexto de trabajo de los serenos es de por sí muy particular. La noche sigue siendo un territorio que no dominamos completamente. Un simple corte del fluido eléctrico bastaría para reconocer nuestra electrodependencia e incapacidad para lidiar convenientemente con las sombras. Pero los Serenos de antaño tenían otra forma de ver la vida…palmada y siempre al sereno.

                                                                                                      Un poco de fiesta nunca viene mal.

4 comentarios:

  1. Aquí en Oviedo, lo serenos existieron hasta bien entrados los años setenta...José Fernández.

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  2. Interesante reportaje...yo no los he conocido, pero mi padre y mi madre sí.Gracias por recordarnos estos oficios antiguos. María.

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  3. Maravilloso artículo una vez más. Estoy enganchada a rememorar con cada oficio antiguo que plasmas en tus escritos. Gracias

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  4. "Por el pito de un sereno" una expresión tan antigua que cobra especial relevancia de nuevo en estos tiempos que corren. Un saludo

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