martes, 6 de septiembre de 2011

COLABORACIÓN: El Afilador

EL AFILADOR
Relato, Por Toño Morala.

"El afilaaaaadorrrrr!!!! El afilador, llega, ha llegado el afilador, el afilador ha llegado para afilar sus cuchillos, navajas, tijeras..."Se arreglan paraguas!!!

Vocea y toca el siflo por las calles de pueblos y ciudades; las madres bajan de todo, tan pronto cuchillos, tijeras, navajas…todo artilugio que necesite un buen afilado, como otros utensilios domésticos; lecheras a las que el mango de madera se le ha roto de tanto uso y que el afilador en el invierno a base de paciencia y berbiquí, siempre llevaba en la pequeña caja de herramientas. La rueda siempre a punto, como también la piedra de siles y la lata con agua para asentar. Decir que la mayoría tenían cortadas y dobladas hacia adentro aquellas latas de aceite “La Giralda” con una pequeña asa de alambre. Decir que a los niños nos encantaba ir detrás del afilador por el barrio o pueblo y oírle tocar el siflo; oficio ambulante y artístico, pues hacían verdaderas obras de arte a base de imaginación y experiencia. Paraguas de pobres que el viento o el excesivo uso malograban en inviernos lluviosos, y que pacientemente reparaban los afiladores a base de alambre muy delgado, varillas viejas que tenían que dar la medida justa y finales de bola para sujetar la tela. Muchos eran solitarios y venían de tierras del sur de Galicia, la morriña y la sombra de los castaños la llevaban a cuestas. A veces dormían en las tenadas o cambiaban trabajo por cena y cama en las fondas; eran fieles de un año para otro, y solían respetarse entre ellos, había un código ético y mucha familiaridad entre los pueblos y los afiladores, llegando incluso a emparentar y forjándose dinastías de afiladores allende los mares.

“Detrás de mi rueda voy por caminos olvidados/en busca de una aldea/en busca de afilados/ De noble madera hecha/y por un buen artesano/fiel amiga y compañera/mimada está por mis manos/Rueda de afilar, amiga/a ti te lo debo todo…”

De un viejo afilador…sacando chispas al hierro. “Mi “Tarazana”, mi hermana, mi compañera y amiga, la que me da de comer y mantiene a la familia”.

Y así transcurría el tiempo de los afiladores, de primeros de abril a finales de la caída de las hojas.

Un viernes que era mercado en la plaza mayor, estaba Manolo el hojalatero estañando una cazuela, cuando aparece un cochazo largo y negro, alguien de ministerios o gobernación, vaya usted a saber…mira y guiña al afilador que estaba a su lado y le dice…”Ay que ve mare mía…ande hemo llegao los metalúrgicos…”


4 comentarios:

  1. Hola Antonio, muy bien amigo! dime! queda algun afilador todabia? yo si me acuerdo de verlos pasar por delante de mi casa cuando era muy pequeña...? wow! publicado por el Museo Etnografico Provincial De Leon, Enhorabuena!
    OlgaMaria Carmen

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  2. Hola Antonio, éste texto me ha recordado muchíiisimo a mi niñez, me siento agradecida que alguien muestre interés en tan digno oficio, aún yo recuerdo como mi abuela por las mañanas bajaba los antiguos paraguas para reparar su varillas ya echas hilo más que de alambre se tratara jejeje. Por ese motivo tengo que felicitarte por tu hermoso trabajo. Recordándote el no haber podido comentarte con anterioridad éstos textos por el tiempo empleado en mis estudios y trabajo. Un cordial saludo.

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  3. Estos afiladores los habia en Cuba en los anos cincuenta y sonaban una flautilla de varios canutillas para que la gente saliera a la puerta rapido con cuchillos y tijeras, esto era usual en Santiago de Cuba, Cuba hasta 1959, eran respetados y muy bien recibidos.

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  4. Una pequeña pregunta esta foto en contreto es de León?

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