Se elige dicha pieza por su relación con los viajeros, los caminantes, aquellas personas que se trasladan de unos lugares a otros por diferentes circunstancias. Esta naturaleza humana (homo viator) guarda estrecha relación con las peregrinaciones religiosas, algo tan en auge hoy en día y más aún durante este Año Santo Jacobeo 2010 en el que se han multiplicado los caminos y los caminantes hacia Compostela.
Son las campanas un auténtico medio de comunicación, un claro primer antecedente e incluso precedente de los actuales GPS. Eran una guía para todo viajero y sobre todo para aquellos que debían adentrarse en recónditos lugares montañosos con escasa visibilidad y bajo la fría neblina u oscuridad de la noche, evitando con sus repiques posibles extravíos.
No sólo se han utilizado las campanas para este fin. Existían una gran cantidad de avisos diferentes: oficios religiosos, muertes y entierros, anticipación y mitigación de tormentas, avisos para las reuniones de concejos, alerta por fuego o por la llegada de enemigos; es decir, todo un auténtico lenguaje que ha posibilitado la comunicación y la ligazón entre los hombres. Por ello una pieza tan importante en el Común como la utilizada en Vegarada, nos la introducen en sus avatares y su historia. Va por delante el agradecimiento y consideración del Museo a esta, y a su elección y estudio por parte de los futuros y presentes investigadores.
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